Hoy se desarrolla un nuevo paro por el salario de los docentes, ya que se insiste en la disidencia entre los gremios y el Estado sobre los haberes que debería cobrar un educador.

Ya parece una frase armada, algo común, transformando lo anormal en algo normal, pero la realidad es que quienes terminan siendo afectados son los estudiantes al no tener una normalización del curso.

Ayer hubo una reunión entre los gremios de la educación y el Gobierno, en el cual se mantuvo el aumento del 15% con cláusula de revisión, pero la oferta presentada preveía  un aumento del 7% por el mes de enero, 4% por mayo y el 4% por septiembre, además de agregar un nuevo plus de 2520 pesos por material didáctico.

Se sigue manteniendo la oferta del 15%, pero el Banco Central, cuando realiza un sondeo sobre la estimación de la inflación, respecto de todas las consultoras privadas, ubica, para fines del 2018, una inflación aproximada del 20,3%.

El paro que se espera para el corriente día es amplio, ya que involucra a docentes, judiciales, estatales, bancarios y salud, aunque no todos los gremios educacionales se unieron a la protesta.

Se estima que la participación de los sindicatos en cuestión será de aproximadamente el 40%, más o menos el mismo número que el último paro, en el cual se adhirieron el 37%. Es dable mencionar que los gremios afines al Gobierno aceptaron la oferta sin más.

Aunque uno de los problemas fundamentales que plantean los gremios que no resolvieron, es el tema de la cláusula de revisión, porque si bien es prácticamente lo mismo que una cláusula gatillo, el aumento no se hace automáticamente, lo que lleva a que se planteen: ¿si el aumento de la inflación es del 20%, aumentaran de igual forma los salarios, u ofrecerán un 18%?

Podría decirse que es un problema incluso de carácter semántico, es decir, los gremios podrían aceptar, pero lo que buscan es asegurarse de que realmente esa cláusula se va a cumplir respetando los niveles inflacionarios.

Se puede hacer un recorrido sobre cómo fueron las negociaciones entre el Estado y los gremios: primero se planteó el aumento del 15% con la cláusula de revisión, después se sumó el plus por capacitación de 3 mil pesos, luego el presentismo (el cual empezó siendo de 4.500 pesos y llegó al actual 6.000), y por último, el bono para materiales didácticos de 2.520 pesos.

Según mencionó el ministro de Economía de la provincia de Buenos Aires, Hernán Lacunza en diálogo con la señal televisiva Todo Noticias (TN), “el salario docente promedio es de 24.600 pesos, con esta propuesta del 15%, que también ayer lo que hicimos fue adelantar los tramos, porque no es lo mismo cobrarlo en septiembre que en enero. Entonces también hemos hecho un esfuerzo superior en que sea antes, y que el retroactivo a enero sea un 7 por ciento. Obviamente a medida que agregamos estos plus, enfocados a mejorar la calidad de la educación, esos 24.600 pesos se convertirían en un ingreso medio de 29.200 pesos, lo cual es más de un 18% superior en promedio a lo que están recibiendo hoy los docentes de la provincia de Buenos Aires. Entonces no hay mucha discusión, la aritmética es bastante implacable en este sentido”.

Sin embargo, al ser consultado sobre cuál sería el problema para destrabar la negociación, el ministro supo responder: “los sindicalistas no valoran las adicionales por presentismo y demás, nosotros queremos cambiar la lógica de que no es todo lo mismo, no es lo mismo el maestro. La gran mayoría de los maestros que están frente al aula, están perjudicados por una pequeña minoría que cometen abusos de licencias que todos conocen, abusos que nos llevan 19 mil millones de pesos por año. Lo que nosotros queremos es bajar ese abuso en forma de poder asignar esos recursos a los maestros que están realmente frente al aula por razones pedagógicas, porque si no un chico tiene 2 o 3 maestros por año. El 40% de los chicos tiene 2 maestros por año. Eso no tiene continuidad. Se deteriora la calidad educativa. Así que esa es la razón por la cual queremos asignar los recursos adicionales de esta manera”.

Está claro que las clases deberían darse y no recurrir a un paro, ya que los docentes que se adhieran, no solo no cobraran el plus por presentismo, sino que, además, se les descontará el día no trabajado.

Más allá de los docentes, hoy los padres llevan a sus hijos a los colegios sin saber si tendrán o no clases, e incluso, vale agregar, que principalmente es un mal ejemplo, siendo que los colegios deben enseñar disciplina con un método que claramente está fracasando.