Hace dos días, casi al unísono, los medios de información publicaron una afirmación que hizo el candidato a Secretario General del gremio Unión Tranviarios Automotor (UTA), Gabriel Gusso, y en muchos de los casos fue publicada como incuestionable.
Las declaraciones del candidato opositor aseveraron que la muerte del chofer de la línea de colectivos 620, Leandro Miguel Alcaraz, ocurrido en el partido de La Matanza, fue un “crimen por encargo”.
Según precisó Gusso en diálogo con la agencia Noticias Argentinas, “Alcaraz es un chofer más que tuvo contacto con nosotros. Si saben que están con nosotros los despiden. Alcaraz estaba buscando un cambio en la UTA para octubre y eso no le gusta a la actual conducción. Tenemos sospechas bien fundadas que esto fue un crimen por encargo”.
Tan seguro de sus palabras aseveró que ayer presentaría “pruebas” ante José Luis Maroto, quien fuera fiscal de La Matanza, con quien habría hablado el domingo último para indicarle quienes habían sido los presuntos autores intelectuales de este crimen.
Pero hay algo que no cierra de esta denuncia, por empezar, según pudo saber Tribuna de Periodistas, Gusso no presentó evidencia alguna que indique que el chofer fue asesinado por sicarios.
Incluso, fuentes dentro del Poder Judicial, le aseguraron a este cronista que “El homicidio de este muchacho no tiene las características de un hecho por encargue. Todo lo contrario, parece un crimen ‘sucio’ o improvisado, es decir, todo lo contrario a la criminalidad organizada”.
La fuente consultada aseguró también que “por lo general se da en el ámbito del narcotráfico, el contrabando o la trata. En el ambiente sindical es poco frecuente. Aunque hubo casos paradigmáticos en gremios como UOCRA o los ferroviarios”, pero “los crímenes por encargo por lo general no lo ejecutan pibes como estos dos. Gente más grande, con movilidad propia y NO ROBAN NADA. Mucho menos un celular… para que los encuentren al toque”.
Además de todo lo antes dicho, es demasiado curioso el hecho de que la persona que se encuentra como candidato opositor haga una denuncia de tal índole hacia la conducción actual del gremio.
Conclusión
Por lo que se da a entender, las palabras de Gabriel Gusso no son más que un capricho político para manchar a los integrantes de la actual conducción de UTA, utilizando para un bien propio la muerte de un trabajador. Ocasionalmente, sin evidencia concluyente, se terminará desmintiendo a este gremialista que solo se aprovechó de una situación lacerante.
La realdad de lo ocurrido se encuentra únicamente en el expediente de marras, el cual prueba fehacientemente que se trató de una discusión más que culminó en un final trágico.