El dato es tan elocuente como real: el impacto de la devaluación que disparó la inflación provocó durante julio una caída en el consumo que contrajo 3,7% la venta por unidades en supermercados y 3,8% en shoppings centers, según informó hoy el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC).
La corrida cambiaria que se inició a fines de abril derivó en una fuerte suba de precios de 3,1% en julio que de inmediato se tradujo en una caída de las ventas.
Como sea, los supermercados vendieron 3,7% menos que en julio de 2017, con una facturación superior de 25,3% a precios corrientes en línea con la inflación.
En tanto, en los shoppings la baja de ventas fue de 3,8% por cantidades, con una facturación 21,3% superior respecto a un año atrás.
Esta retracción fue la primera luego de once meses de variaciones interanuales positivas.
De acuerdo al informe oficial, el comportamiento de las ventas fue similar tanto en las grandes cadenas como en las de menor tamaño.
Las mayores retracciones de los consumidores se observaron en comidas preparadas, artículos de perfumería y artículos electrónicos, mientras que los productos de almacén y panadería pudieron superar mejor la pérdida del poder adquisitivo.
Según refiere Agencia NP, cuando se observa la discriminación por provincias, la que acusó el mayor impacto fue Tucumán, cuyas ventas por facturaciones subieron 1% contra un 25% de nivel general. Santa Fe y Neuquén con subas de 35,8% y 31,8% fueron las vendieron tickets por encima del promedio.