Luego de firmado el nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), los funcionarios del equipo del Palacio de Hacienda, y los del Banco Central salieron a desplegar una misma estrategia: Explicar a los referentes económicos e inversores, que los números cierran perfectamente. Los funcionarios que acompañan a Nicolás Dujovne y Guido Sandleris admiten que la sola noticia del acuerdo no alcanza para despejar dudas.

La persistente incertidumbre que hay con la Argentina tiene que ver con la descoordinación imperante entre los equipos hasta la salida de Luis Caputo en el organismo. Desde allí, se afirma, salieron los rumores que dicen que la Argentina necesitaba unos 20.000 millones de dólares adicionales a los 50.000 iniciales. De hecho, inversores y operadores estaban convencidos de que esa era la cifra extra que iba a conseguir la Argentina.

En Hacienda entienden que esa “expectativa desmedida” generó nuevas incertidumbres en el mercado. Muchos creen que los u$s 7.500 millones que se acordaron, no van a alcanzar para cubrir los vencimientos. Entonces ayer mientras Sandleris arrancaba con una importante reunión con las entidades que representan a los bancos, en Hacienda, Santiago Bausili, el secretario de Finanzas, inició una serie de conversaciones con economistas influyentes, como Fausto Spotorno (Centro de Estudios Orlando Ferreres) y Marina Dal Poggeto (EcoGo). Spotorno dijo luego de ese encuentro que “los números cierran”. La estrategia de explicar los números seguirá en los próximos días

También es cierto que la persistente volatilidad del tipo de cambio en Argentina, más allá de los serios problemas fiscales internos, está vinculada a apuestas especulativas en los mercados. En el exterior, algunos operadores y fondos apostaron a la caída de Argentina, y pareciera ser que cualquier cosa que haga el gobierno de Mauricio Macri, hasta la más extrema. No les alcanza. El efecto de “arco corrido” sigue. Al inicio del gobierno las inversiones no llegaron porque tenían desconfianza de que el gobierno pudiera ganar las elecciones de medio término. El gobierno ganó, pero ahora tienen desconfianza de que haya un remake de populismo de la mano de alguna de las versiones del peronismo. Por eso las inversiones no vienen.

Para atacar eso, Sandleris y Bausili entienden que una vez que el programa financiero de la Argentina quede bien claro para los operadores, la incertidumbre va a bajar.

Pero por las dudas, desde Hacienda como desde el BCRA se le está tratando de hacer notar a los mercados que si bien el acuerdo con el FMI no va a permitir usar reservas para contener el tipo de cambio, el Tesoro tiene muchos dólares encima que necesita cambiar por pesos, para poder afrontar gastos. El entendimiento con el organismo de crédito permite al BCRA usar hasta u$s 150 millones al día para defender el techo de la banda cambiaria, que cuando arranque el lunes será de 44 pesos. El Tesoro, señalan en Hacienda, no va a usar sus dólares para defender el tipo de cambio. Va a vender cuando necesite afrontar gastos. Lo que no se descarta es que por alguna razón desconocida, las necesidades de pesos del Tesoro coincidan con días en los que el BCRA necesite colaboración para cuidar que no se escape el dólar.

Al final del camino, Macri tuvo que hacer lo que no quiso hacer desde el primer día de gobierno. Confiar en un economista y un grupo de funcionarios para que armen un plan en el que estén todos de acuerdo, en el que coincidan todos con los diagnósticos. Hasta ahora, el presidente trató de evitar ello, otorgando poderes de “coordinación” a su jefe de Gabinete, Marcos Peña. Ahora es Dujovne quien aparece con mayor nitidez como quien concentra el manejo de la economía en la crisis.

Desde el otro lado, aparece el ministro de la Producción, Dante Sica, cara renovada para el gobierno, sabe contener la impaciencia de los sectores industriales, sobre todo de las Pyme. Y ahora le suma el diálogo con otra de las corporaciones más duras de la Argentina que maneja el Peronismo, que son los sindicatos.