Ha sido un año intenso. Muy intenso. Hemos pasado por todo, desde la dura recesión y caída de la economía, hasta una fuerte devaluación de la moneda. Fue uno de los peores años de la historia de la Argentina.

Lo digo con conocimiento de causa, ya que he pasado por casi todo: el peronismo, la dictadura, el alfonsinismo, De la Rúa, y todo lo que vino después.

En cuanto a lo periodístico, Tribuna de Periodistas mejoró sustancialmente. No solo en lo ateniente al estilo y la redacción, sino también a la calidad informativa.

Esta semana me puse a repasar las viejas columnas que escribí, allá por el año 2011 —cuando me incorporé a esta redacción—, y me encontré con varias sorpresas. La más importante es la mejora en la elección y el tratamiento de los temas que publica TDP.

También me he encontrado con un grupo de trabajo muy autocrítico, que soporta mis duros cuestionamientos y trabaja por superarse. Ya que estamos, aplaudo la incorporación de Nicolás Sanz al staff periodístico.

Confieso que en un primer momento lo subestimé, pensando que solo se trataba del hijo del director de TDP, pero luego demostró que tiene su propio talento. Le falta todavía, pero tiene lo básico para ser un gran periodista. Y me arriesgo a decir que superará a todos, incluso a su padre, el siempre combativo Christian Sanz.

Sobre este último quiero enfatizar su manual urgente para periodistas de investigación, un libro que me he devorado en una sola noche y que recomiendo con todas mis fuerzas.

También destaco la mejora del Manual de estilo y ética de TDP, algo que venía pidiendo a los editores de este portal desde hace años. Ahora sí quedó aggiornado a los tiempos que corren.

Siento que termino el año con la misión cumplida. Es cierto que hubo muchas quejas por parte de los lectores de TDP, pero cada año son menos, y por cuestiones de menor importancia.

Estoy seguro de que el entrante 2019 será mejor aún. Con más y mejores investigaciones y cada vez menos errores.

Por lo pronto, mi contrato con este portal sigue vigente, al menos por un año más. De paso, agradezco a sus dueños por la libertad que me dan a la hora de hacer mi labor. Jamás he tenido una sola recriminación.

Por último, saludo con gran afecto a los lectores, que son los dan sentido a mi existencia. Espero haberlos representado bien y haber estado a la altura de las circunstancias.

Como siempre les recuerdo, pueden escribirme a ombudsman@periodicotribuna.com.ar. Felices fiestas.