El ex ministro de Economía Roberto Lavagna está llamado a convertirse en el personaje político del verano, en los albores de la campaña electoral con vistas a los comicios generales de este año.
Sus reuniones con referentes de distintos espacios, como Miguel Pichetto (peronismo), Ricardo Alfonsín (radicalismo) y Miguel Lifschitz (socialismo), dieron que hablar casi tanto como su extraña combinación de sandalias con medias.
Quienes acumulan ya un puñado de crisis sobre la espalda, económicas, sociales o políticas, conocen de su capacidad para convertirse en "piloto de tormentas", como ocurrió en aquellos comienzos de la década de 2000.
Para todos ellos, Lavagna no necesita presentación.
En cambio, el público joven (menores de 30 años) seguramente lo relacione más con "memes" que circularon en los últimos días en redes sociales inspirados en su "look" descontracturado que con aquella resurrección de la economía doméstica que lo tuvo como principal artífice tras la caída de Fernando de la Rúa y la salida de la convertibilidad.
Lo cierto es que de un modo u otro Lavagna ha logrado ubicarse en el centro de la escena política recientemente, apuntalado incluso por caudillos del peronismo, como el ex presidente Eduardo Duhalde, que considera que su ex ministro de Economía será el próximo Jefe de Estado argentino.
Su edad también generó cierta polémica, ya que en marzo próximo cumplirá 77 años, pero en el ámbito del PJ no kirchnerista se inició de todas maneras una suerte de "operativo clamor" en estos días en torno de su figura.
El propio Pichetto, por ejemplo, entiende que sería "un gran candidato" del espacio que él mismo, como senador y aspirante a la Presidencia de la Nación, integra con otros referentes del Partido Justicialista (PJ) que también pretenden competir este año por la primera magistratura, como el salteño Juan Manuel Urtubey y el tigrense Sergio Massa.
Sin embargo, y en el caso de que en efecto suceda, lanzar seriamente a Lavagna como postulante al sillón presidencial supondrá para el PJ una serie de desafíos vinculados con su imagen, su capacidad de oratoria, de llevar adelante una extensa y exigente campaña proselitista, y con el nivel de conocimiento que consiga alcanzar entre los votantes de menor edad.
El kirchnerismo, si bien algunos de sus adalides abogan por una unidad de la oposición para destronar al macrismo este año, le bajó de antemano el pulgar a Lavagna: "Tiene vínculos con los grupos económicos locales", sostuvo el diputado Andrés "Cuervo" Larroque, uno de los líderes de La Cámpora.
"Kirchnerismo racional"
El ex jefe de Gabinete Alberto Fernández, por su parte, dijo: "A Lavagna lo están proponiendo para dividir la elección y llevarse un 15 por ciento de votos".
"Está clarísimo que con lo que tienen (en referencia al peronismo no K) no les alcanza. Están buscando a la esperanza blanca y piensan en Lavagna, que sin dudas es una persona socialmente reconocida, pero no sé cuánta vocación hay de votarlo en la Argentina", agregó Fernández, referente de esa suerte de "kirchnerismo racional" que ha comenzado a gestarse en los últimos meses.
En este espacio, según pudo averiguar la agencia Noticias Argentinas, el acercamiento del ex ministro de Economía a Alternativa Federal generó cierto alivio, en especial, en el entorno felipista.
Ocurre que a Lavagna se lo consideraba como una posible amenaza para las aspiraciones de Felipe Solá de convertirse en un referente de la unidad entre distintos sectores del PJ más afines con el kirchnerismo.
Se trata de dirigentes que entienden que únicamente con la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner "no alcanza" para vencer este año al macrismo, pero sin ella "no se puede".
Admiten, incluso, que "en silencio" la ex mandataria sube en las encuestas, pero existe un riesgo de que en campaña su imagen se deteriore. En este contexto, consideran que Solá puede mostrarse como un "articulador" entre el pasado y el futuro del peronismo más vinculado con el kirchnerismo.
Claro que por estos días, el ex gobernador bonaerense, además de sus recorridas por el país, parece estar enfocado en tratar de dejar atrás su propio #DesafíoDeLos10Años, al manifestarse "arrepentido" de haber acompañado a Mauricio Macri en 2009. Es aquella una foto que le provoca comezón.
Para este grupo, la polarización es inevitable en los próximos comicios entre el Gobierno y el kirchnerismo, ya sea Cristina u otro referente de ese espacio el candidato a Presidente. En ese marco, Lavagna, a lo sumo, sería un tercer postulante en la votación general.
No obstante, el ex ministro de Economía, que también se reunió con Massa en las últimas horas, es uno de los dirigentes políticos que paradójicamente mejor mide en las encuestas por estos días, al igual que la gobernadora bonaerense, María Eugenia Vidal.
Es más, una consultora, "Oh! Panel", publicó resultados de un sondeo realizado este mes entre 1.000 personas que mostraron que en un eventual balotaje entre ambos, Lavagna le ganaría al presidente Macri por tres puntos (35 contra 32 por ciento) si las elecciones fuesen ahora.
Massa, relegado
De acuerdo con "Oh! Panel", en todos los escenarios posibles se impondría Macri, incluso enfrentando a Cristina en una hipotética segunda vuelta, salvo en el caso de tener como rival en las urnas al hombre de las sandalias con medias.
Claro que para llegar a esa definición, Lavagna debería eventualmente superar con éxito la primera vuelta, es decir, ganarse el derecho a competir en un balotaje. Se trata de un largo camino que aún debe comenzar a recorrer o, mejor dicho, estar dispuesto a recorrer.
Por el momento, su futuro político es una incógnita, más allá de haberse convertido en el personaje del verano o al menos, de la primera quincena de enero.
Incluso Lavagna es un dirigente que ha mantenido un perfil bajo durante años, desde aquel tercer puesto conseguido como candidato a Presidente -escoltado en la lista por el actual gobernador radical de Jujuy, Gerardo Morales- en 2007.
Su eventual lanzamiento relegaría a un segundo plano a los demás postulantes del PJ federal, en especial a Massa, el presunto "elegido" de la CGT, de acuerdo con Carlos Acuña, uno de los líderes gremiales de la Confederación General del Trabajo.
"Massa es el candidato a Presidente del movimiento obrero y de la mayoría de la CGT", planteó Acuña, que agregó, tratando de dejar en "fuera de juego" al líder camionero Pablo Moyano: "Casi todos los candidatos hoy le ganan a Macri en segunda vuelta, excepto Cristina". "Los que apoyan a Cristina quieren que gane Macri", se despachó.
Mientras tanto, el Gobierno sigue de cerca los vaivenes que se producen en la oposición, sabiendo que claramente le conviene el juego de la grieta.
Tanto Pichetto como Lifschitz desecharon una vez más en los últimos días la posibilidad de avanzar hacia una unidad opositora que incluya al kirchnerismo: "Con Cristina es imposible construir", afirmó el gobernador santafesino.
Lifschitz también se reunió hace poco con Alfonsín, que procura arengar a sus correligionarios para que el radicalismo se lance a una interna con el PRO -dentro del frente Cambiemos- con vistas a las elecciones generales: el candidato del chascomusense es Martín Lousteau. Emiliano Rodríguez