“La familia deviene un dispositivo social que alberga modos de organización y pautas morales que instituciones como el estado y la iglesia buscan perpetuar en el tiempo. Cerrada sobre sí misma pero permeable a las mutaciones, busca trascender mandatos y ensayar vínculos afectivos que generen la sensación de libertad”.
Así se presenta la polémica muestra “Nuestra familia, modelo para desarmar” que se presenta mañana 2 de febrero en el Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti, de la Capital Federal.
La narrativa de la propuesta “aspira a develar que no existe una sola manera de ser familia ya que los modelos y lazos adoptan diferentes formas, según sus contextos históricos, sociales y culturales”, según la propaganda de la misma.
Hasta ahí, nada que objetar. Salvo que es organizada por la Secretaría de Derechos Humanos y auspiciada por Presidencia de la Nación. O sea, ellos “desarman” y pagamos todos nosotros.
Ah... Derechos Humanos... otro nido de zurditos patéticos. Bien pagos, eso sí.
El auspicio del Estado no solo es económico y ahí radica el verdadero problema. E estado no debe ser quien imponga normativas morales, entre otras razones, porque tampoco es eficiente para cumplir con las funciones que si debería.
"...deviene... dispositivo... alberga modos... perpetuar... mandatos... generen..." Siguen hablando y escribiendo con la misma jerga que usaban en mis remotos años de facultad en la UBA. Hace ha casi cincuenta años. Ese manierismo idiomático encierra un descomunal vacío intelectual. Lo peor es que una parte muy grande de la sociedad lo recibe con reverencia, y este gobierno, que es incluso más populista que el anterior, lo utiliza como contraseña para no ser acusado de reaccionario. No solo es la catástrofe económica y social. También y sobre todo es lo cultural: el país está hundido en un mar de mierda.