“A sus lectores”. Así se titula una columna que publica hoy diario La Nación, a más de un mes de haber cerrado su planta impresora y despedir a todos sus trabajadores.
Allí intenta explicar el desastre en el cual se ha convertido el matutino, con papel de mala calidad y ejemplares con información extemporánea. Así dice la breve columna:
En línea con la transformación digital que vienen experimentando los medios en todo el mundo, y que exige un cambio en el modelo industrial de producción de diarios, en enero La Nación empezó a imprimirse en talleres externos, tal como ya venía ocurriendo con varios de sus productos editoriales.
El cambio en el proceso de impresión implicó un período de transición con modificaciones en la configuración de algunas secciones y en los horarios de cierre durante cuatro semanas, tal como se informó diariamente tanto en el cuerpo principal como en la sección Deportes.
Esto llevó a que noticias de último momento no estuvieran incluidas en la edición impresa, entre ellas, los resultados de algunos partidos de fútbol y de otros deportes, las carreras de caballos, y parte de las cotizaciones bursátiles y de los mercados agropecuarios.
La Nación agradece la comprensión y el acompañamiento de sus lectores durante este período de transición que ha concluido, pues los cierres de todas las ediciones volvieron a sus horarios habituales y, desde mañana, se normalizará la configuración de las secciones.
La impresión del diario en talleres externos no tendrá impacto alguno en el ejemplar que recibirán los lectores.
El colmo del diario, Cuando un hijo le pregunte al padre, Papa cuando vamos a leer Lanacion de hoy, Mañana hijo con las fakenew de antes de ayer.
Jorge es un bicho raro. ¿Lee TDP online y se queja por la versión en papel de un diario que también es digital? Imagino lo difícil que debe ser encontrar con qué prender el asado.