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Navaja en la carne: el proxeneta narcisista y la sumisa alternadora

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Un cuento moral sobre el oficio del explotador y la explotada
Un cuento moral sobre el oficio del explotador y la explotada

Ficha Técnica / Artística

 

Título: Navaja en la carne – Dramaturgia: Plinio Marcos.

Dirección: Antonio Leiva– Traducción / Adaptación: Carlos Mathus. Género: Comedia dramática – Producción Ejecutiva: Luciano Heredia.

Reparto:Sandra Villlarruel, Juan Pablo Rebuffi, Oscar Giménez.

Iluminación: Antonio Leiva Música: Astor Piazzolla.

Teatro: Empire. Hipólito Yrigoyen 1934, CABA Funciones: viernes y sábados 21 hs. Localidades: $ 300 Reservas: 4953-8254.

Duración: 60 min. Año: 2019 Estreno:15/03/19.

Navaja en la carne(Navalha na carne / 1967), es una obra de teatro del escritor brasileño Plinio Marcos de Barros (1935 –1999), que define la pluma del autor en sus primeros envíos literarios. En su biografía lo fundante no es la escuela a la que perteneció o su tiempo histórico; si lo tenemos que definir por sus oficios lo soslayamos en buen romance: un buscavidas. Nada humano le fue extraño, decía Terencio, el poeta latino. Así, el realismo latinoamericano lo tuvo de animador. “Navaja en la carne”, es la historia de la explotación del hombre por el hombre, la humillación, la perversión y el sometimiento, expresados en el relato de una meretriz y su proxeneta, para conceptualizar las contradicciones de los personajes.

Argumento. La trama es una radiografía de la marginalidad, la prostitución, el negocio de la trata de personas y su impacto social. Son tres actores en escena: Sandra Villlarruel (Araceli), la alternadora, Juan Pablo Rebuffi (Osmar), el proxeneta, y Oscar Giménez (Masita) el amigo homosexual con el clisé de mariquita , como disparador del conflicto primario. El régisseur Antonio Leiva (“La lección de anatomía”), coloca a estos seres improductivos, sin aspiraciones de progreso, como víctimas y victimarios. Son roles que expresan amor-odio en el mismo espacio escénico. Un triángulo de pasiones donde se naturaliza las miserias humanas y formula el laberinto social sin escapatoria.

El texto es un rosario de frases e imágenes que cristalizan la narrativa dura y visceral: “el puterío me gastó”; “vos sos mi macho y me tenés que atender bien sexualmente” (Araceli), nos revela una persona abatida y humillada, sin salvación y retorno. Ella es un “bagre viejo” / “No puedo verme atado a un bagre feo como vos” (las palabras de Osmar, el rufián), que busca anclarla auna posición social que la atormenta. Él es su redentor, su salvador. El lenguaje descalificador y soez de los personajes, describen la moral secular de estos epifenómenos. Con todo, si ellapierdea sucafishio,seencuentra conunvacío existencial. ¿Es el dolor de ya no ser, como dice el tango?

La puesta – la escenoplástica – de Leiva no tiene fisuras; es un curioso urbano y detallista por excelencia: la religiosidad con las figuras del Gauchito Gil y sus velas de ritual, laatmósferaremitealstatusdemarginación y exclusión comunitaria de sus moradores. En penumbra o luces de planos parciales y no de conjunto, para dar aspecto de lúgubre y rostros agudos. Asistimosa unaestéticadeviolencia urbana, doméstica, una arquitectura incidental: la palangana, la jarra, la toalla. Remite al arte del lupanar de antaño, pero al mismo tiempo, el teléfono celular de la hetaira Araceli, nos ubica aquí y ahora, simbología de un pasado y presente permanente. La iluminación y el decorado como fotografía de la decadencia – a través de la paleta claro-oscura –, cierran el composé de un montaje minimalista (breve) de la decadencia, al son de la partitura musical de Astor Piazzolla. Un hallazgo.

El personaje nuclear de la pieza recae sobrela psicología del proxeneta (Rebuffi), el pretexto narrativo débil, fácil de manipular por su victimario. Se percibe un aroma a burdel que cruza la representación: la colonia barata, una pieza de mala muerte...Y los rasgos psicopáticos de manipulación: “¿qué harías si yo no estoy, eh?”, sentencia la verba realista y reflexiva con ADN de rufián manifiesto. Hay momentos histriónicos que descomprimen el conflicto y la atmósfera asfixiante de tensiones. El humor lo aporta Masita (Giménez)y su condición sexual hiperbólica.

La navaja no corta pero duele en la médula. La historia y la literatura universal, reportan una fascinaciónpor elrufianismo que seduce. Miguel de Cervantes y sus obras: “El rufián dichoso”, “El rufián viudo”. Y más, en el libro cumbre de la literatura española, “Don Quijote de la Mancha”, aparecen proxenetas y alegorías. En una moraleja del teatro que duele, ese juego de la esperanza y la vacuidad, la protagonista se debate entre la soledad, la incertidumbre y el olvido. Así, su vida, entró a ser recuerdo.


Osmar (Juan Pablo Rebuffi),el proxeneta narcisista y la sumisa alternadora (Sandra Villlarruel). Un cuento moral duro, sobre la marginalidad y la prostitución urbana.

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          Gustavo Contarelli

Puntaje de la obra de teatro: 4 Tribunas

Puntaje actor protagónico: Juan Pablo Rebuffi 5 Tribunas

Calificación: Mala (1 TdP) Regular (2 TdP)Buena (3 TdP)        Muy Buena (4 TdP)Excelente (5 TdP)

 

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