“Kirchner desenfunda su típico
enojo con el periodismo: 'Ustedes también se tienen que
modernizar para analizar la realidad, advierte'”,
puntualiza Eduardo van der Kooy en su habitual Panorama político del Clarín
dominical. “Y refiere a un pensamiento paleolítico que aplica, además, para
descalificar a dirigentes políticos que transitan posiciones extremas en la
derecha y la izquierda”, agrega. Después de la Plaza rentada del 25, el
presidente Néstor Kirchner siente que su imagen se sobredimensiona agigantada
por los elogios de su entorno. Pues como se dijo anteriormente, tanto los
gemelos no reconocidos Fernández y Cristina se embelezaron tanto que
advirtieron una realidad paralela. Para ellos, todas las denuncias de
clientelismo, y la repartija de electrodomésticos corresponden solamente a
aseveraciones interesadas de una prensa involucionada. Quienes se pusieron el
sayo de los garantes de la nueva política, esas denuncias sólo corresponden a
una visión paleolítica.
A una semana, las imágenes de los
micros rentados y la multitud inducida a hacer rostro siguen representando el
atraso y la desidia. Porque frente a esto, toda alusión a una concertación a
lo pactos de la Moncloa resulta letra muerta. Desde el advenimiento del sistema
democrático, la rémora del mismo que es el clientelismo jamás fue erradicado
de manera dura y concreta. Tal como se plantea en el tema del día, los punteros
siguen constituyendo la piedra angular de la militancia partidaria. En la
cadena alimenticia política, estos son la infantería encargada de rastrear el
terreno para incorporar adherentes a la causa. No importa que carezcan de la más
mínima concepción ideológica, lo que verdaderamente importa es que hagan número
y no otra cosa.
En esta fiesta loca
Tampoco la mentada concertación será una realidad, si se prosigue
descalificando a la oposición y denostando a la prensa independiente.“Curiosamente, se nos asegura, desde arriba y permanentemente, que
somos 'adultos'. Tan adultos como para ir a la guerra con el Imperio Británico
y los que saquen la cara por él. Pero en otros terrenos, se nos trata como a
chicos. Igual que cuando papá nos llevaba al circo, y nos asombrábamos con los
equilibristas, las fieras y los payasos. No entendemos nada”, tal como
puntualizaba la revista Humor en junio
de 1982. Y en este circo actual, como se asevera acertadamente, faltan
equilibristas pero sobran los payasos. También como a chicos, desde el poder se
reprende y se producen constantes rabietas cuando alguien del entorno osa poseer
un criterio independiente. Tal como se evidenció en el caso de la diputada
Alarcón, aquel que se muestra contrario o simplemente discordante es automáticamente
defenestrado.
Y encima, quien detenta semejante
antinomia se da el lujo de conminar al periodismo a que renueve su visión no
vacila en ocasiones regañar como a párvulos a ciertos integrantes del gabinete
nacional. Por eso, tampoco se entiende nada.
Fernando Paolella