“La historia ocurre dos veces: la primera vez como una gran tragedia y la segunda como una miserable farsa”. (Karl Marx).

En la historia de la justicia argentina el eje de los tribunales Dolores-Mar del Plata-Comodoro Py siempre ha sido escenario de disputas políticas que exceden largamente las cuestiones judiciales.

Así como profetiza la frase de Marx, nuevamente, pero de manera opuesta, los astros han querido que lo escandaloso involucre a los mismos ámbitos judiciales de manera sórdida y explosiva.

Para aquellos que conocen la trama, por haberla vivido, sirve para refrescar la memoria.

Para los lectores jóvenes, es bueno que vayan sabiendo que lo que parece nuevo, en este país es endémico.

En la década de los noventa la causa Guillermo Coppola-Diego Maradona ocupaba la centralidad de las noticias policiales. La llamada “causa del jarrón”.

El entonces Juez Federal de Dolores, Hernán Bernasconi, ocupaba muchas de sus horas como magistrado a la lucha contra el narcotráfico. No voy a emitir juicios valorativos sobre su persona, ni sobre lo que vivió como magistrado.

Durante meses realizó tareas investigativas sobre actividades de una red de narcotraficantes. Perseguía a una banda importante, acentuaría, muy importante.

Con los elementos probatorios colectados y suficientes decidió allanar el domicilio de Coppola (que “prima facie” aparecía como comprometido) disponiendo además su detención.

Hasta allí una labor judicial corriente a la que al Juez no le tembló el pulso por la figura del detenido.

Tal vez, en su estrategia, Bernasconi subestimó el poder político, no solamente de Coppola, sino de otros personajes que se movían en las sombras y por encima de él. Parecía que al Juez no le importaba puntualmente Coppola.

La justicia marplatense siempre ha sido la “niña díscola” que responde a sus propios intereses. Operaciones, celos, disputas, vínculos, la constituyeron en un poder paralelo con tantas o más llegadas a los “centros del poder” que muchos de sus colegas de Comodoro Py.

Era por todos conocida la relación que Coppola mantenía tanto con el el entonces Presidente Carlos Menem como con su Secretario Privado Ramón Hernández.

En la provincia de Buenos Aires gobernaba Eduardo Duhalde, que desde que fuera confinado a ese cargo imaginó todas las maniobras habidas y por haber para enfrentar políticamente a Menem.

Los dos polos de poder eran, entonces, Menem desde el Gobierno Nacional con su justicia afín y Duhalde desde la Provincia, con su propia justicia.

Bernasconi, que conocía mucho sobre política por haber sido ladero de Lorenzo Miguel antes de ser Juez, no era un improvisado en estas lides.

De toda la prueba con la que contaba Bernasconi la pirámide subía hasta una actriz paraguaya vinculada a un narcotraficante de aquel país y que alcanzaba a un ex ministro de justicia paraguayo. Es decir, para Bernasconi no era una causa menor.

Planteado así el tablero, Coppola se convirtió en un instrumento tironeado por los poderes políticos-judiciales de la Nación y los poderes políticos-judiciales de la Provincia.

La realidad es que si la causa seguía en el ámbito Dolores-Mar del Plata el proceso podría haber derivado en insospechadas vinculaciones.

Irrumpe en la escena, sorpresivamente, el entonces Secretario de la Side, Hugo Anzorreguy, y dispuso que la causa debía pasar a la competencia de Comodoro Py.

Pero como el procesamiento y la prisión preventiva de Coppola se encontraban apeladas en Mar del Plata, la Cámara Federal, que es combativa pero no suicida, avaló todo lo actuado por Bernasconi y cedió mansamente la competencia a favor de la jurisdicción de capital, omitiendo la irregularidad de la maniobra sobre la disputa de la competencia ejecutada por Anzorreguy. Pero el apoyo a Bernasconi no era un hecho menor.

Los miembros de aquella Cámara Federal interviniente fueron: Alejandro Tazza, Luis Longhi y Jorge Ferro, quienes ante un poder “superior” tomaron una decisión salomónica.

En resumidas cuentas, tanto Coppola como su defensa técnica (guardo siempre un afecto especial por Mariano Cúneo Libarona) sabían que si la causa no salía de Dolores-Mar del Plata las chances de revertir la situación jurídica de su cliente eran nulas. A su vez, Bernasconi suele contar a sus íntimos que fue destituido por saber detalles importantes sobre la muerte de Poli Armentano y sus vínculos políticos.

En este punto mi amigo Christian Sanz puede ilustrarnos mejor sobre estas cuestiones que en su momento abordó con investigaciones importantes.

Ahora bien, al parecer este año la historia se repite.

Quienes manejan enormes poderes económicos y políticos saben bien que para montar una operación con ribetes sensacionalistas el ámbito judicial Dolores-Mar del Plata es el indicado.

Viboresky conoce muy bien esto desde los años 70.

Recomiendo que sigan a un periodista que conoce a fondo los entramados de la justicia marplatense.

Me ha ayudado a comprender cuestiones y detalles que escapaban a mi conocimiento o que los manejaba en forma superficial. Gracias Pablo Portaluppi.

En el marco del “operativo Puf” armado en Dolores (las escuchas difundidas por Lanata han sido esenciales), nos dice Portaluppi: Uno de los abogados de Ricardo Echegaray, quien fuera aceptado como querellante en la causa de espionaje que sigue el juez de Dolores, es César Sivo. Este letrado fue Representante Legal ante la Asamblea de Derechos Humanos y allegado a la agrupación H.I.J.O.S., y fue acusado de motorizar la mencionada acusación contra Pedro Hooft. Sivo es además abogado de Alejandro Ferrarello, presunto titular del prostíbulo Madaho´s y muy vinculado al ex juez Jorge Ferro. Justamente, debido a los presuntos vínculos comerciales con Ferrarello, y acusado de lavado de dinero y tráfico de influencias, Ferro debió renunciar en marzo de 2018. El ex magistrado era camarista titular en Mar del Plata y subrogante en la Cámara de Bahía Blanca, designado el 8 de octubre de 2015 por el Consejo de la Magistratura, junto a otros cuatro colegas suyos, entre ellos Alberto Lugones, hoy consejero, y señalado como protector de Ramos Padilla en el cuerpo. “La causa que instruye el Juez Ramos Padilla cumple con todos los requisitos de una clara operación de “Acusación en Espejo”, le dijo a este medio un ex funcionario judicial de la ciudad de Bahía Blanca. Y explica en qué consiste esta teoría: “Se trata de endilgarle al otro lo que uno está planificando hacer, inventar un relato para legitimar acciones que se van a ejecutar a posteriori”. “El primer día que Ramos Padilla llegó a Bahía Blanca, me dijo que una semana antes había estado con Lorenzetti”, respondió el funcionario en sede judicial ante la consulta sobre el eventual respaldo político que mostró el magistrado de Dolores durante su subrogancia bahiense. Esta declaración consta en el Sumario 49/15 ya citado por este medio. El hombre prefiere que no se revele su identidad.Ante la consulta de este medio por esa aparente contradicción, la fuente grafica lo que puede ser otro aspecto de la estrategia de Cristina Fernández de Kirchner: “No te confundas. Contra Lázaro pueden ir, o contra De Vido, o quien sea. Pero nunca contra ella. Deberán pagar otros para que ella quede limpia”. 

Y en otra nota, nos ilustra: Con las firmas del camarista Eduardo Jimenez y del cuestionado Juez Federal de Necochea Bernardo Bibel, y la ausencia por licencia de su Presidente, Alejandro Tazza, la Cámara de Apelaciones de Mar del Plata ratificó la declaración de rebeldía de Carlos Stornelli en el marco de la causa por presunto espionaje ilegal que instruye el magistrado Alejo Ramos Padilla desde comienzos de febrero. El pasado lunes 13 de mayo, la Cámara marplatense también acaparó la atención pública al disponer que el Juzgado Federal de Dolores, a cargo de Ramos Padilla, “continúe provisoriamente a cargo del conocimiento y la investigación de las actuaciones principales”. 

Resulta claro que el Gobierno Nacional no tiene “interés”, ni poder para imponer que esa causa tramite en Comodoro Py.

Aunque a muchos argentinos les parezca tonto, Macri no opera sobre la justicia. Ya lo vimos en el Caso Maldonado donde el Juez Lleral mantuvo innecesariamente una carátula de “Desaparición Forzada” que se contraponía con todas las pericias efectuadas en la causa.

Ese “no inmiscuirse” resulta plausible desde el punto de vista republicano.

Pero desde el punto de vista de la política y del enorme despliegue del poder económico que se mueve para liberar a los detenidos por corrupción, la cuestión aparece light. Más aún si consideramos que existen mecanismos para actuar a través del Ministro de Justicia.

Con las denuncias sobre las escuchas que se han dado a conocer, lo cual deviene en la posibilidad seria y cierta de encontrarnos ante una causa armada con el solo objetivo de entorpecer otra causa judicial con multiprocesados y otros por caer, la justicia de Mar del Plata ya debería haber desplazado al Juez Ramos Padilla de la investigación y disponer su incompetencia para proseguir con las actuaciones, y así aventar cualquier tipo de sospechas.

Caso contrario, la “niña díscola” de Dolores-Mar del Plata se convertirá, sin quererlo, en cómplice de esta “miserable farsa”. Tal y como parafraseaba Marx.