A esta altura está de más aclarar que Hugo Moyano es un tipo que ostenta onerosas sumas de dinero. Lo que se ve respecto de su vida deja a la vista aquella solida afirmación.

No obstante ello, lo llamativo es la manera con la cual supo alcanzar tal ostensible amplitud económica.

Para ello es dable mencionar una denuncia que consignó la diputada nacional de la Coalición Cívica Graciela Ocaña en el año 2011 y que fue ampliada a principios del año 2018 en la cual da cuenta de los frioleros embolsos del holding que Moyano supo edificar con su tercera y actual esposa, Liliana Zulet.

La razón de dicha denuncia tiene que ver justamente con el enriquecimiento de puntuales empresas de la familia que generaron una situación perniciosa en la Obra Social de Choferes de Camiones (OSCHOCA).

Por caso, tres de las empresas del holding Moyano-Zulet presentan incrementos monetarios inusitados en contraste con el quebrantamiento de la Obra Social de Camioneros.

“Iarai S.A. es la nave insignia y principal sociedad utilizada para el traspaso de los fondos desde la Obra Social de Choferes de Camiones, ya que actúa como su empresa gerenciadora, bajo el nombre fantasía de ‘Conducir Salud’, y además como generosa ‘prestamista’ de las otras sociedades del grupo” se desprende de la denuncia realizada por Ocaña.

Además agrega que “los fondos que recibe Iarai S.A., son los provenientes de los aportes obligatorios por ley realizados por empleadores y trabajadores del universo de las camiones, así como prestaciones reintegradas por la Administración de Programas Especiales (APE), dependiente del Ministerio de Salud de la Nación y los fondos de la Superintendencia de Servicios de Salud (SSS)”.

La empresa mencionada, que se dedica a servicios relacionados con la salud pública, fue creada en el año 2004 con un capital inicial de tan solo 15 mil pesos, sin embargo, no tuvo ningún tipo de movimiento hasta el año 2005, momento en el cual comenzó a conseguir abultadas ganancias gracias a la contratación por parte de Camioneros.

Para el año 2009, las ganancias de dicha firma alcanzaron los 6.090.357 pesos. Por encima del 100% más de las obtenidas el año anterior: 2.717.907,28 pesos.

Esas ganancias se obtuvieron sobre la base de un considerable aumento en la facturación, que en el 2008 había sido de 79.546.304 pesos y en el 2009 alrededor de un 80% por encima: 130.352.804,05 pesos.

Según se desprende del último balance presentado ante la Inspección General de Justicia (IGJ), correspondiente al ejercicio económico Nº11, concluido en fecha 31 de agosto del año 2014, las ventas de la empresa continúan acrecentándose llegando a la friolera de 486.355.866,14 de pesos.

En lo que a Dixey S.A. respecta, es una empresa del mismo grupo creada en el año 2002. La familia Moyano ingresa un año después en la sociedad.

La única actividad comercial que se le conoce, refiere a la compra de 3 inmuebles en la zona de Parque Leloir de 7001.09 metros cuadrados.

El domicilio se ubica en la calle Baqueanos en la altura 860 junto a lotes aledaños. No es casual que aquella sea la dirección donde la señora Liliana Zulet fijó su domicilio particular.

De igual manera que aconteció con la firma Iarai S.A., Dixey S.A. presenta un crecimiento colosal en su facturación.

Según se desprende del ejercicio cerrado con fecha 30 de noviembre del año 2009, las ventas se duplicaron respecto del año anterior llegando a 6.821.345,08 pesos implicando una ganancia de 170.740,81 pesos.

En el balance que corresponde al período 2009-2010, se deja ver un heterogéneo abanico de actividades que ejerce la firma, como por ejemplo en el rubro informático, carpintería y carpintería de metal, y textil. Todos ellos en pos de los manejos de Camioneros y/o empresas conexas.

Tras el deceso de Francisco Zulet en el año 2011, se produce un cambio societario asumiendo Liliana y Stella Maris Zulet como sus herederas, produciéndose una capitalización de la sociedad de 747 mil pesos en comparación a los 12.000 pesos originales.

Pasando del año 2009 las ventas prácticamente se duplicaron, pasando de 6.821.345,08 pesos a 12.423.273,24 pesos, siendo que la actividad principal era la venta de servicios administrativos e informáticos a las empresas del mismo grupo.

Ese año las ganancias también se incrementaron, alcanzando un valor de 517.710,93 pesos. La diputada Ocaña explicita en su denuncia que “ese crecimiento se financió con nuevos aportes de las sociedades del grupo, entre ellas Iarai S.A. y Aconra S.A., llegando entre anticipos y mutuos a 4.577.165,99 pesos”.

Según el último ejercicio presentado ante la IGJ, el cual fue cerrado el 30 de noviembre del año 2013, Dixey S.A. aumentó su facturación de 33.537.600,59 pesos del año 2012 a 62.660.996,41 pesos, dejando la faraónica ganancia de 3.543.118,08 pesos.

Aconra S.A. es otra de las firmas del grupo que supo incrementar inusitadamente su capital.

Por caso, el ejercicio económico sellado el 28 de febrero del 2009, demuestra que las ventas de la sociedad fueron duplicadas en comparación al balance del año anterior subiendo a 54.177.065,16 pesos, obteniendo una ganancia para dicha sociedad de poco más de 526 mil pesos.

Para el año 2014 la facturación había ascendido a 157.538.276,16 pesos poseyendo una ganancia después de impuestos de 1.244.398,39 pesos.

La diputada Ocaña fue muy explícita al explicar por qué la obra social de Camioneros estaba quebrada y las sociedades del tándem Moyano-Zulet continuaban creciendo de forma desmedida, pormenorizando que las mismas “llevan adelante operaciones comerciales, pero que no tienen sentido económico y que en realidad constituyen una integración horizontal que traspasa indebidamente fondos originados en tributos obligatorios de la salud y de los trabajadores a estas sociedades, creadas al efecto de manejar los costos de las prestaciones y de traspasar (en lo que aparecería en una clásica operación de lavado) esos fondos a su patrimonio personal, dando apariencia de legalidad al enorme patrimonio utilizado para bienestar personal y de su familia”.

No es casual lo mencionado por Ocaña, por su parte, la Unidad de Información Financiera se encuentra detrás de la investigación por lavado de activos con esta modalidad por parte de los “empresarios” Zulet-Moyano.

La consecuencia está a la vista, gracias a la pésima utilización de los dineros públicos, OSCHOCA se encuentra quebrada. Sin embargo, los bolsillos del clan familiar se muestran cada vez más abultados.

Según los estados contables de la Obra Social de Choferes de Camiones con fecha de cierre 31/12/2016, el quiebre es de 636.935.873 pesos, por lo que no estaría en condiciones de continuar funcionando como una organización.

Es dable destacar que cualquier entidad en estas condiciones debería estar siendo intervenida con el objetivo de evitar su quiebra, sin embargo, esta vez parece que no, porque a OSCHOCA  la maneja Moyano.

En ese sentido, se puede mencionar que existe un indiscriminado desvió de fondos de la Obra Social de Camioneros a favor de las empresas del clan familiar y en perjuicio a los trabajadores que aportan al funcionamiento de la institución de salud.

El modus operandi es bastante sencillo, se incrementan los afiliados y, por consecuencia, los subsidios, cuyo valor pasa a ser parte del fondo de la obra social que luego  se desvía a las empresas de Moyano y Zulet, lo que implica una imperiosa defraudación al Estado.

Es necesario destacar que para expandir los ingresos monetarios, lo que Camioneros predicaba era la capción de empleados que se encontraban bajo la órbita de otros gremios.

La propuesta era escueta: “se beneficiaba con un régimen de fomento de la profesionalización del transporte de carga conocido como REFOP: un subsidio que implicaba la devolución de las cargas sociales a las empresas que incorporaran a camioneros entres sus filas. Este mecanismo se aplicó desde el año 2004 hasta el año 2012 y le costó miles de millones de pesos a todos los argentinos, permitiéndole al gremio de Moyano aumentar sus afiliados de 40 mil a casi 200 mil” supo explicar Ocaña.

Pero a la ecuación recién citada, se le puede sumar, además, una retahíla de beneficios que se encuentran reconocidos en su convenio colectivo, como la contribución solidaria del tres por ciento de la remuneración de todos los trabajadores, se encuentren afiliados o no al sindicato.

Como puede notarse, Moyano goza de puntuales beneficios extraordinarios a los que no pueden acceder otros gremialistas, se podría decir que tiene corona. Ello sin contar que en su bolsillo guarda dinero que no le pertenece aunque sí a todos los argentinos.

Al fin y al cabo, la historia termina con un Moyano rico y una obra social… quebrada.