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Somos un país pobre e inviable… y nos negamos a aceptarlo (Parte II)

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Alguien tenía que decirlo
Alguien tenía que decirlo

En la nota anterior traté de describir de qué manera la sociedad, en muchas ocasiones, se encuentra atrapada en interpretaciones erróneas de la realidad que provoca alteraciones profundas en los estados de ánimo y cómo se obra en consecuencia (disonancia cognitiva).

 

Partí de una premisa sustancial que se constata muy sencillamente con la realidad: somos un país pobre e inviable bajo las actuales condiciones.

Desde el advenimiento de la democracia, salvo en algunos períodos específicos, el país se fue deteriorando y los ciudadanos nos fuimos convirtiendo en individuos cada vez más pobres.

Esa situación es inversamente proporcional a la que poseen los únicos ganadores que hemos podido detectar: varios funcionarios públicos y sus testaferros desde el 2003 al 2015 y la gran mayoría de la clase política quienes disfrutan de una condición social de excelencia y privilegios que han ido en aumento desde 1983 a la fecha.

Argentina se encuentra sumergida en una grave crisis estructural y solamente se escuchan soluciones coyunturales con el único objetivo de colocar parches para continuar con las mismas recetas que nos hundieron en esta decadencia.

El dinero no crea riqueza. Solamente la representa.

Los latiguillos que se recitan cotidianamente, ya sea “colocar dinero en el bolsillo de la gente” o “impulsar el consumo para que la economía arranque”, son falacias que resultan insostenibles o que en definitiva son más dañinas, inclusive, que si no se hiciera nada.

En efecto, el dinero que se pretende distribuir proviene de una de estas fuentes de financiamiento: o de la emisión monetaria o del endeudamiento que se ejecuta por sobre los bienes y servicios existentes y/o sobre la producción genuina. De esta manera generamos miles de millones de “papeles pintados” (similar al dinero falso) para insuflar de modo artificial el consumo y terminar (como ha ocurrido innumerables veces) con mayor inflación y desocupación.

Por esa llamada “disonancia cognitiva” el concepto ajuste goza de una marcada impopularidad.

No es tan grave que la visión equivocada sobre la realidad la tenga la población en razón de una lectura conformista de su situación social.

Pero sí resulta problemático que la clase política, ya sea porque también sufra de disonancia o la quiera imponer con un objetivo electoralista o de ambición de poder,se quede encerrada en una lógica en la cual el árbol le impidiese ver el bosque.

Todos los especialistas suelen afirmar, vagamente, que en nuestro país impera un sistema bi-monetario.

Ahora bien, si se refieren a una mera cuestión formal (los bancos ofrecen cuentas en pesos o en dólares), esta máxima es cierta.

Pero si hablan de las preferencias de los argentinos sobre la moneda, el país gira en torno al dólar exclusivamente.

En este punto el interrogante sería ¿mantener una moneda propia implica mantener la soberanía?

Mal que les pese a muchos, la respuesta es NO.

En un mundo globalizado y con un signo monetario que durante el transcurso de los años perdió trece (13) ceros nadie seriamente puede oponer el argumento de la soberanía para defender un billete que todos desprecian porque se encuentra gravemente depreciado. Los slogans son bonitos, pero hipócritas.

Veamos, todos los agentes económicos siempre tienen puesta su mirada en las expectativas futuras, ya sea para obtener ganancias o para mantener su patrimonio.

Nunca estos agentes se sitúan en el presente, y menos aún en el pasado, para trazar sus estrategias.

Así las cosas, el lunes 12 de agosto pasado midieron las expectativas en torno a los guarismos que colocaban al binomio Fernández-Fernández como posibles gobernantes a partir de diciembre de este año y por ese motivo el riesgo país se disparó, el dólar subió precipitadamente y los bonos, el Merval y todos los indicadores sobre títulos y valores aquí y en el exterior se deterioraron.

En las actuales condiciones ninguna de las fórmulas que se enfrentan para ser electas y conducir el país los próximos cuatro (4) años tienen las herramientas indispensables para eludir el escenario de cesación de pagos del año que viene.

Los candidatos de los partidos que se van a enfrentar en octubre creen que multiplicando el asistencialismo “sine die” se resuelven los problemas más urgentes. Esta es una falacia muy arraigada. Por regla general, lo gratuito tiene demanda infinita. En el presupuesto que el año pasado se votó para el 2019 es posible verificar que el 75% de los ingresos se aplica en gasto social. Y dentro de un mes habrá que discutir el presupuesto 2020 y seguramente ese gasto aumentará varios puntos más.

En una nota que elaboré en enero del 2017 presagié que de no variarse el estado de situación de aquel entonces, para el año 2019 rondaríamos el 40% de pobreza.

Y es así, porque al fomentar el desinterés por el trabajo y pauperizar la capacitación de los recursos humanos alcanzados por los subsidios, se llegó a la decadencia absoluta. Aunque vengan cientos de empresas a invertir en el país y a generar fuentes de empleo de calidad, millones de individuos no podrían acceder a ellos por cuanto su nivel profesional es extremadamente bajo.

Dadas las condiciones en que nos encontramos probablemente ni Mauricio Macri , ni Alberto Fernández tengan posibilidades de obtener créditos de capitales privados para el año entrante.

Con los proyectos y baterías de medidas que uno u otro esbozan y que no son otra cosa que retoques a lo que vienen haciendo hace 12 años sin poder hacer crecer al país, es imposible que las acciones que emprendan nos asegure sortear la crisis que padecemos.

Podrán hacer alquimia de manera transitoria, pero el estallido está más cercano de lo que imaginamos.

El único camino viable, duradero y posible consistiría en replicar algo semejante a lo que fuera la Caja de Conversión que estuvo vigente en Argentina en una época dorada del país. El problema es que en aquel entonces regía el patrón oro y la moneda estaba atada a él.

Desaparecido el patrón oro, el mundo se encamino hacia al patrón valor oro que Nixon hizo desaparecer en 1971.

Domingo Cavallo, uno de los mejores economistas del país injustamente vapuleado por razones que explicaré en otra nota, impuso acertadamente la convertibilidad y convirtió a esa década como una de las más prósperas desde 1983, y que se la utiliza como parámetro comparativo constantemente.

No obstante, su éxito fue parcial porque el sistema de convertibilidad dejó como circulante de curso legal al peso con el riesgo de que la emisión de pesos por sobre los dólares de reserva atentaría contra el modelo y la estabilidad, lo que finalmente ocurrió.

Por esta razón, entiendo, que correspondería un cambio radical del régimen monetario. No uno similar al uruguayo o al peruano, sino como el que se llevó a cabo en Ecuador, Panamá, o El Salvador, dolarizando totalmente la economía y que esa sea la única moneda de curso legal. Teniendo en cuenta las ventajas comparativas de una actividad agrícola ganadera de excelencia y a la que puede sumarse la exportación de productos minerales que tenemos en inmensas cantidades y que solamente hace falta su explotación comercial, como lo hace Australia, nos pondríamos a la vanguardia del crecimiento en Latinoamérica.

Esta decisión licuaría las leliqs que luego podrían rescatarse, detendría drásticamente la inflación, obligaría a reducir el déficit fiscal y cuasi-fiscal y podría ser la llave para salir del actual régimen de coparticipación para pasar a un verdadero federalismo fiscal que nos aparte del unitarismo en el cual estamos aferrados.

De esa manera, Argentina podría rolear fácilmente su deuda con el FMI y sería mucho más creíble para acceder a asistencia internacional por parte de los organismos de créditos.

Una decisión de esta naturaleza obligaría a toda la clase política a dejar de lado sus egoísmos y sus egos personales y a unificarse en un acuerdo que necesitará la anuencia del Congreso Nacional.

Esta es la única salida para que un escenario austero exista una verdadera mejora, lenta, pero sólida y concreta.

Por eso hoy los argentinos deberíamos unir nuestras voluntades con ese objetivo, dejando de lado enfrentamientos que la clase política pregona para mantenernos divididos y así radicalizar sus acciones de gobierno.

No solamente son los políticos los que nos someten a esta situación, sino también los empresarios que han vivido y viven del estado, los sindicatos, las mafias enquistadas en muchos organismos y los últimos años el narcoterrorismo que tiene en marcha sus propios intereses, financiando campañas, candidatos o quebrando la voluntad de gobernadores e intendentes.

Más allá de la batalla ideológica, que existe y es sana en cualquier régimen democrático, subyace otro desafío que amenaza a la República y hasta la integridad del país: la corrupción.

Sin reformas estructurales como lo son la dolarización, la banca off-shore y la importación de instituciones republicanas de los países pioneros en confiabilidad, nos quedaremos atrapados en la eterna dicotomía del populismo de derecha o de izquierda que nos terminará sumergiendo en una Nación en la cual sus ciudadanos deberán apelar cada vez a una profunda “disonancia cognitiva” para convencerse que lo que ocurre no es la realidad o que es culpa de algún imperio que conspira para que no seamos la “ luz del mundo”.

Y esa patología, no tiene retorno.

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Armin Vans

 
 

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  1. La esperanza NO LA PIERDO, aunque esté camino a la Chacarita. Y no pienso irme hasta que sienta que hemos logrado un paso hacia el bien común. Esto no es para todos, pero los lideres primero deben bregar por la Patria y cada uno de nosotros poner ese granito de patriotismo que no hace inflar las narinas de emoción. Respuesta a Pan de Campo. Pero está en cada uno.

  2. Siempre dicen que estamos “atravesando una crisis” pero este país viene en franca decadencia desde hace mucho tiempo. No estamos atravesando nada; más rápido o más despacio, venimos haciendo rafting desde el Himalaya a Bangladesh. En 2015 lo votamos a Macri sin muchas esperanzas pero convencidos de que era la única posibilidad de cambio porque el Kirchnerismo era y es garantía de aceleración de esa decadencia. Pero está claro que Macri demostró ser en si mismo un oxímoron, un peronista civilizado, y está muy lejos de ser un Bolsonaro argentino porque acá, se hayan enterado o no, son todos zurdos, hasta Biondini es zurdo. Macri y su equipo nos demostraron hace mucho que son incapaces de revertir la tendencia porque no entendieron el problema. En 2019 la comparsa del orgullo por la decadencia ya nos supera en número, y parece irreversible. La prensa y el resto de la política tampoco demuestran que hayan entendido y siguen siendo parte del problema. No se puede caer tan bajo en la total oscuridad sin una colaboración activa de intelectuales y referentes varios, y esa es la realidad actual. Macri pierde ahora en 2019; pero no pierde porque la gente lo castigó y ahora cambió su voto, sino por la aparición demográfica de nuevos votantes a razón de dos millones por año, en su enorme mayoría procedentes de una especie de ingeniería social a la inversa que tiende a subvencionar la ineptitud social cuando no directamente el maltrato y las conductas antisociales y en ese aspecto en estos últimos cuatro años no cambiamos nada y por el contrario, hemos premiado a un Ministro de Educación que se subió al carro ideológico de la lucha contra la desigualdad. Se lo pasaron haciendo campaña para Cristina sin saberlo, demasiado barata la sacaron en las PASO. Esto no es voto castigo ni voto bronca por una situación económica que no es independiente de la situación social porque la pobreza de nuestra “economía” no es otra cosa que el producto de la pobreza de nuestro modelo de sociedad. Lo que hay es voto miedo y voto odio, basados en explicaciones y fundamentos que no ofrecen más validación en los hechos que la paranoia la falsedad o la histeria colectiva. De modo que lo que se escucha frecuentemente de los nuevos votantes es algo parecido a que un asaltante entra a tu casa y te dice que hay problemas de inseguridad en todos lados; argumentos semejantes se aceptan con naturalidad como válidos en la política. El gobierno de Macri en muchos aspectos fue una continuidad porque no entendió los puntos clave que lo podían diferenciar como discurso político o proyecto de país. Obviamente la gente tampoco lo valoró precisamente por eso mismo, pero no por un problema de comunicación sino porque lo que se comunica es una evidente carencia en el diagnóstico. El fracaso de Macri y su gente no es el resultado de un problema de comunicación sino de que no quieren entender o no quieren escuchar la realidad del adoctrinamiento y la desinformación a que está sometida la población y es por eso que no atinan a presentarse como alternativa porque no tienen una respuesta a toda esa desinformación. Pasaron cuatro años y la decadencia nos sigue pasando por arriba; y seguimos teniendo unos medios, un sistema educativo y un discurso público, que avalan y multiplican ideas estúpidas y delirantes como que nadie es quién para juzgar el voto de la gente cuando todos tenemos ese derecho y esa obligación, o suponer que la voluntad popular determina realidades y nunca se equivoca, o que las realidades más elementales se pueden desconocer o negar a favor de las ideas delirantes e insostenibles de algún sistema de pensamiento obsoleto, o que la militancia patética e irracional y el conflicto permanente son garantía de éxito individual y social. Durante estos últimos cuatro años se siguió subvencionando y multiplicando la demanda de asistencia pública, se siguió permitiendo y avalando la idea de que el Estado se debe hacer cargo de todo y que la única obligación de los ciudadanos es consumir y reproducirse. Se instaló definitivamente la idea del Estado/País y de que la gente le pertenece al Estado o, casi lo mismo en ese delirio, al Gobierno. El gobierno de Macri intentó mostrarse racional y moderado pero por otro lado siguió gastando los recursos públicos en un sistema educativo que desde los contenidos de estudio en Colegios y Universidades somete a los jóvenes a una ideología de conflicto social a partir de identidades en la cual sin ninguna duda la identidad que le toca a Macri y su gente lleva la peor parte, porque no es otra cosa que el enemigo o la contrafigura que esa ideología necesita para su existencia. Este gobierno desde el principio siguió alimentando la ideología de su peor enemigo porque nunca entró en disputa sobre el modelo de un país sustentable ni intentó discutir con adversarios y detractores. Nunca tuvieron el valor de hacer política o de manifestar alguna versión alternativa del discurso público que desde el primer mes de gobierno estuvo sometido a la tendencia ideológica que nos mantiene acelerando hacia el precipicio. En cuanto a la economía, la gente no sabe nada de economía pero intuye una noción de realidad, casi siempre equivocada, que extrae de lo que podemos denominar el discurso público. Algunos tópicos que demuestran en qué medida tenemos un discurso público ampliamente equivocado: Nuestro discurso público supone equivocadamente que la economía es el producto de las acciones de gobierno o directamente una dádiva de los gobiernos. Está todo al revés. La economía es el resultado del funcionamiento de la sociedad y de su sistema productivo. Si la sociedad funciona mal no hay forma de que la economía funcione bien y sólo se puede fingir un bienestar durante un tiempo manteniendo controladas algunas variables pero con un gran costo a futuro. Las reglas de la economía no funcionan en sociedades con economías ficticias, donde ni las familias ni las empresas respetan criterios económicos elementales como ser tener los hijos o pagar los sueldos que puedan mantener con sus ingresos. Un mal manejo monetario puede estancar corromper y debilitar una sociedad y su economía, pero incluso el mejor manejo monetario posible no soluciona los problemas estructurales ya instalados durante décadas porque en el proceso habría que desfinanciar en el acto todos los gastos improductivas y todos los enriquecimientos poco lícitos y eso sería un ajuste de verdad y no una difamación o una chicana desinformativa como la que se ha difundido estos últimos cuatro años. El respaldo de la moneda no depende sólo de las reservas de un Banco Central sino de la riqueza generada. No todo movimiento de dinero es generación de riqueza. Los sobreprecios y el enriquecimiento ilícito suman en el PBI, pero no son riqueza genuina de la que se necesita para respaldo de la moneda. Es evidente que toda demanda sostenida ante la suba de precios genera una devaluación de la moneda en ese mismo acto. De modo que instalar una cultura del conflicto social y del consumo como sinónimo de dignidad humana es una mala idea si lo que se quiere es controlar la inflación o sanear el sistema productivo y la situación financiera. La distribución de la riqueza no es el acto de sacar a unos para dar a otros; la distribución se refiere a cómo se distribuye la generación de riqueza. Una mejor distribución significa menor concentración en las marcas establecidas, mayor cantidad y mayor diversificación de los generadores de riqueza. No se mejora la distribución negociando con los grandes sino favoreciendo el ingreso de más productores y oferentes al sistema. De las falsas nociones sobre lo que es la economía surge la desinformación que le atribuye a la situación económica el voto de la gente. La situación económica es grave porque es grave la situación social pero la situación social no es grave por lo que la gente no tiene sino porque estamos generando una población que supone que el Estado le debe todo y no considera ni remotamente que incluirse en la sociedad de forma positiva y productiva, para ganarse la vida o mantener a los hijos, sea una necesidad ni una obligación. La peor equivocación del gobierno de Macri fue pretender convencer con hechos a un enemigo declarado que se basa en un sistema de pensamiento dialéctico idealista y que lo usa como enemigo y contrafigura con total desprecio por los hechos y la realidad. Para resumir, tenemos una “sociedad” donde la mayoría de la gente no sabe qué botón oprimir par llamar un ascensor, ni lo que es realmente un semáforo, ni lo que significa tener derecho de paso en un cruce, o tiene unas versiones tergiversadas o pervertidas de lo que son la empatía la confianza y la credibilidad, o que directamente cultiva la estafa argumental como si fuera una de las bellas artes. En respuesta a eso nuestros medios, y también nuestro sistema educativo, se enfocan en alimentar y facilitar esas limitaciones; y todo en nombre de expectativas valores y objetivos cada vez más alejados de la realidad. Pero a falta de que alguien crea verosímil lo que digo, me baso simplemente en la advertencia reciente de Diosdado Cabello a Alberto Fernández. Para el que aún tenga dudas, lo que dijo el segundo de Maduro es que la victoria de la boleta FF en las PASO no es más que una vitoria de la desinformación chavista impulsada desde todos los sectores y que por esa misma razón el gobierno de la fórmula FF estaría obligado a cumplir los designios que impone la Patria Grande.

  3. Estimado G_ : En gran parte comparto y agradezco su comentario. Considero que otros puntos se pueden debatir. Usted mismo podría armar una nota antes que alguien tome sus dichos y la arme (bien podría hacerlo yo también). Hoy Domingo 01/09 a las 15.40 considero que bien podría ampliar sus conceptos después de los anuncios que son de público conocimiento. Desde ya le adelanto que el camino elegido no lo comparto.Un saludo afectuoso

  4. EXCELENTE.....SERA ALGUNA MALDICION? YO CREO QUE LOS SETENTA...SABER QUE FUE UNA MENTIRA ABERRERANTE!! MONTONEROS ...muy pocos valian la pena y encima los tricionaron -leer l historia de la guita de Bunge-Borg, te da asco..ver como se cagaban las minas entre ellos...que sentido Revolucionario, cuando el deseo, la calentura los dominaba y cagaban a otros...los mandaban a operacionesarmadas para que los mataa y luego fifarle la pareja ..Te imaginas so el Che...hubiera hecho algo similar...por favor!! Lastima que Santucho y otros no lo enfrentaron a estos que de paso lo traucuinaron...salvo que la autora del libro ..ahora aliada y escritora de la CRISTINA...SE DEDICA A VERSACIONES ...FNTASTICAS DE UNA DELIRANTE..QUE SE CREE cORTAZAR...O L< MADRE TERESA---ACA ES TERRITORIO DE LUMPAJE...DE LOS H.DE PUTA..DE LOS MALOS...

  5. Estimado OJC, gracias por su consideración. En cuanto a participar abiertamente, me hago la misma pregunta que muchos de los que comentan su nota. Si uno viene haciendo las cosas de determinada manera y el resultado no es bueno, la solución seguramente no es hacer más de lo mismo. Creo que eso responde cualquier inquietud respecto de mi opinión sobre los anuncios de siempre. Saludos.

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