Hay que decirlo: el modelo económico que debió implementar Portugal para salir de la crisis no fue ningún milagro. Eso lo han dejado en claro todos los especialistas en la materia, incluido Pablo Salvador que analizó el caso a través de radio 99.9 de Mar del Plata (escuchar al pie).
“Fue un flor de ajuste lo que pasó en Portugal. Fue producto de una crisis que empezó en 2008 y que impactó en los países del sur de Europa. Ahí recurrieron a algunas medidas para no recurrir al financiamiento exterior, pero en 2011 cayeron en eso. Les prestaron 100 mil millones de dólares a cambio de un montón de ajustes”, explicó brevemente.
Esas medidas fueron muy duras y generaron consecuencias negativas para el pueblo portugués que debió soportar ese ajuste para resurgir a posterior: “Hubo que bajar los salarios de los funcionarios públicos, despedir empleados, se flexibilizó el empleo y hubo muchos despidos pasando el desempleo del 7% casi al 17%. El déficit fiscal llegó a 10 puntos del PBI y el endeudamiento al 130% del PBI; fueron ocho o nueve años de ajustes y recién en 2015 se vio una luz pequeña al final del túnel”.
Lo que ha quedado claro es que, sin importar el color político, las medidas de fondo debían continuar y así lo hizo Portugal: “No fue ningún milagro, sino reformas estructurales sumado a austeridad. Fue la clave para salir de la crisis aún cuando hubo gobiernos de centro izquierda y centro derecha. Los funcionarios tuvieron que ponerse esa mochila al hombro”.
Sobre la base de eso, se plantearon ejes para volver a ser una nación sólida: “Los dos motores de crecimiento fueron el turismo y las exportaciones”. Pero Salvador también advirtió que podría haber efectos colaterales: “España es una economía muy relacionada con Portugal porque son vecinos y si a uno le va mal, al otro también”.
Lo que queda claro es que las crisis son dolorosas y recuperarse lleva tiempo: “Nadie sale de una crisis de forma barata. A Portugal le costó 8 años hacerlo porque en economía no hay milagros”, sentenció.