Los datos oficiales sobre la evolución de la deuda, las reservas del Banco Central y el resultado primario de las cuentas del Estado muestran claramente un mismo patrón de conducta de los diferentes gobiernos desde 2007. La deuda pública global, esto es, la que el Tesoro toma con organismos como la ANSES o el Banco Central, con organismos de crédito internacional y con el sector privado, pasó de u$s 177.000 millones a u$s310.000.

Los datos fueron presentados por el ministro de Hacienda, Hernán Lacunza, y revelan que durante ese periodo el nivel de endeudamiento del Estado creció 75% en términos absolutos. En la presentación de Lacunza se vincula el déficit primario y las reservas del BCRA para presentar un escenario financiero del sector público más acorde a la realidad. De hecho, a diferencia de los economistas de la oposición (algunos vinculados a Alberto Fernandez) quienes consideran que el déficit primario no es origen de la deuda, Lacunza lo vincula estrechamente. Entre economistas heterodoxos, como Paula Español y Fernanda Vallejos, se señala que el crecimiento de la deuda está ligado a la salida de capitales.

El cuadro que presenta el ministro de Hacienda muestra una primera etapa del kirchnerismo que va del 2007 al 2011 donde acumula un superávit primario de u$s 16.000 millones. Durante ese período la deuda creció de u$s 177.000 millones a u$s198.000 millones. De ello el 80% era con el sector privado al inicio del período, casi no había deuda intraestatal y un 10% era con organismos y una proporción con el Banco Central. Hacia 2011 la deuda con el sector privado había caído a menos del 60%, pero creció fuertemente la intraestatal y con el Banco Central. Eso se debió al efecto del canje de deuda 2005 y 2011. Luego de ello los mercados voluntarios quedaron cerrados para Argentina debido a los juicios de los fondos buitre.

Luego de ello, entre 2011 y 2015, el gobierno de Cristina Fernández, pasó a acumular un déficit primario de u$s60.000 millones que se financió con un incremento de la deuda instraestatal y con el Banco Central. La deuda global pasó de u$s197.000 millones a u$s241.000 millones. Durante ese período creció el endeudamiento un 22%. En ese lapso los fondos de las AFJP pasaron a manos del Estado, mientras que el Tesoro profundizó la colocación de Letras Instransferibles al BCRA para retirar reservas. Por esa vía se llevaron unos u$s100.000 millones, que todavía forman parte del activo del organismo, aunque de cobro incierto.

Durante el período de Mauricio Macri se generaron otros u$s60.000 millones de déficit fiscal primario acumulado. Supuestamente, el gobierno de Cambiemos llegaba para arreglar esto. No lo hizo. Lacunza reconoció que “durante los primeros dos años de este gobierno el déficit fue del 3,8% del PBI”. Lo cual es un reconocimiento de que el ajuste de los primeros años, concentrado en reducir subsidios a las tarifas de los servicios públicos, sirvió para financiar otros gastos del Estado, o dicho de otro modo, la obra pública.

En palabras del economista Carlos Melconián, que por entonces formaba parte del Cambiemos: “Se la pasaron boludeando dos años”. También decia: “El gradualismo no está en discusión, hay que comenzar”. En esos dos primeros años, el gobierno de Macri cambió el mix de endeudamiento. Recurrió a los mercados voluntarios y la deuda pasó de u$s241.000 a u$s311.000 millones, con un incremento del 29%. En 2018 se cerraron los mercados voluntarios para Argentina, y entonces, subió la deuda con organismos internacionales, básicamente el FMI por el stand by de u$s 57.000 millones.

Un pequeño dato favorable a Macri. Entre el año pasado y este, la deuda global bajó en u$s10.000 millones.

Lacunza dijo en conferencia de prensa que “el 90% de los dólares del FMI se usaron para cancelar deuda”. Y consideró que las denuncias sobre financiamiento de fuga de capitales “no tiene asidero”.

Otro punto importante a tener cuenta. Las reservas brutas del BCRA se mantuvieron durante el período. En 2007 se ubicaban levemente pode debajo de los u$s50.000 millones. Cuando termine el gobierno de Macri, se ubicarán en el mismo nivel. Llegaron a un piso de u$s25.000 millones en 2015, y un techo de u$s65.000 en 2018.