Hay datos de la economía real que auguran una mejora en algunas variables. El superávit comercial con un aumento de las exportaciones de la agroindustria y de la manufacturas de origen industrial, son un indicio que la actividad económica despertó aunque sea muy tenue.
Las ventas en los supermercados y en los mayoristas evidencian dos tópicos: primero, la baja real en una serie de productos de la canasta alimenticia empujó las ventas, segundo el monto de facturación está en línea con la suba de precios lo que muestra que a pesar de todos los efectos de la devaluación y la recesión, las operaciones mantienen un mismo nivel que el año pasado.
Sin embargo, esto es sólo por ahora una reacción. Habrá que ver si se consolida como tendencia y se cristaliza en términos reales.
La gran incógnita pasa por determinar si el gran interrogante electoral es un obstáculo hacia futuro. De todas formas, el perfil de la deuda queda con ribetes filosos y con una gran incógnita respecto de la capacidad de repago y de honrar los vencimientos.
Por ahora, el miedo domina a los mercados y la tensión va en aumento toda vez que el refugio por exclusión es el dólar en momentos en que el billete supera los 62 pesos en las casas de cambio, los 70 pesos en el paralelo y los 75 pesos si es que se quiere sacar la plata del país.
Todo esto demuestra la escasa comprensión de la crisis por parte de la casta política que llevó al país a esta crisis y a las anteriores.
“El que depositó dólares, recibirá dólares”, se dijo alguna vez y no cumplieron. “Están garantizados los depósitos en dólares”, se dice ahora. ¿Por qué razón habrían de cumplir?
El miedo domina al país.
El escriba vive en cambiemiland! Falta calle diría mi abuelo!