Las cifras del Censo Nacional Agropecuario de 2018 muestran que se perdieron casi 20 millones de cabezas de bovinos desde 1998. Este fenómeno no indica que los argentinos somos más voraces en nuestra dieta. Tampoco que somos una máquina de exportar los mejores bifes del mundo.
Por el contrario la irrupción de las dietas vegetarianas y un cambio en los hábitos de vida saludables, llevaron a una caída del consumo no sólo aquí sino en todo el mundo. Sin embargo, las cifras muestran que en una generación el stock ganadero se redujo de manera alarmante.
¿Que pasó? La multiplicidad de crisis económicas sumadas a la aplicación de políticas contrarias a la producción y vinculadas a intereses demagógicos llevaron a una multimillonaria pérdida de capital que va a ser muy difícil de revertir, en el marco de las duras condiciones económicas actuales.
La quiebra de la Convertibilidad fue un disparador que obligó a los productores a liquidar sus existencias ganaderas. La mejora pasajera lograda por la megadevaluación se esfumó rápidamente y no permitió reponer animales por la duración del ciclo reproductivo.
La intervención del Estado en la fijación de precios durante la gestión de Guillermo Moreno y Cristina Fernández se encargaron de liquidar al sector. Bajo el demagógico slogan de “asegurar la mesa de los argentinos”, sumado a la implantación de retenciones a las exportaciones y el retraso del tipo de cambio para asegurar el efecto riqueza en el bolsillo de la población, llevaron a desarmar virtualmente, los esquemas de cría, invernada y tambos.
La pelea con el campo paralizó la producción. El proceso de liquidación estaba en marcha. Miles de cabeza eran enviadas a faena, muchas de ellas, la mayoría, eran vaquillonas y terneras.
La política del kirchnerismo llevó a la liquidación masiva de vientres y dejó diezmada la capacidad reproductiva. Algo similar ocurrió en el sector tambero por los mismos motivos. La extinción de tambos y su reemplazo por la agricultura, dejaron sin capacidad de producción láctea y sin reproducción de hembras. No es casual que hoy el precio de la leche cueste 50 pesos o se pague un kilo de queso provolone arriba de los 1.000 pesos.
Desde 2016, el ciclo se revertió con la inicial desaparición de retenciones a las exportaciones de carne se logró reactivar toda la cadena productiva. Los criadores y cabañeros se animaron y mejoraron los rodeos. La ecuación en la invernada mejoró de manera sustantiva y la explosión productiva del maíz y el sorgo disminuyeron el costo del balance dietario.
La actividad ganadera se recuperó y se alcanzaron exportaciones superiores a los 1.000 millones de dólares. En 2018, la apertura del mercado chino permitió la exportación de unas 600.000 toneladas, con un crecimiento del 16%, lo cual abre una posibilidad inmensa de dinamizar la producción. Pero la crisis actual y el cambio de gobierno obligan a repensar la situación.
De nuevo la crisis del Estado lleva a un proceso de profunda liquidación de capital y aborta cualquier posibilidad de salir del pantano.
No es lo que se ve cuando salis a la ruta. Cualquiera que viaje por al 2 o la 3 vera una cantidad de ganado nunca vista.
"No es lo que se ve cuando salis a la ruta".- No deberías opinar cuando no tenes ni idea.- El campo fue "embretado" para producir soja, ya que a pesar de las retenciones era lo único que daba alguna ganancia.- Pero la mayoría de los "chacareros" viejos debieron desprenderse de la hacienda y jamas la van a poder recuperar, saliendo a alquilar sus campos y algunos los vendieron.- El daño tremendo que le causaron a los viejos campesinos no se recuperará jamás.-
Los animales en especial los perros están cada vez mas en las labores de los humanos como por ejemplo los perros pastores los utilizan mucho los policía y para detectar droga y armas