“Yo creo que el kirchnerismo desplegó el proceso de mayor recomposición del poder adquisitivo de los trabajadores, de inversión en educación, en salud, en obra pública… Si uno recorre el país con una neutralidad valorativa, sabe que algo ocurrió”.
Las palabras pertenecen a Ricardo Forster, el “intelectual” que supo defender a capa y espada a los K e incluso reivindicó como nadie el papel del cuestionado programa 678.
Recomiendo particularmente la entrevista que le hizo el director de Tribuna de Periodistas, Christian Sanz, en 2013, donde le preguntó por la corrupción K.
Todo ello, la defensa de Forster, no fue gratis y este martes se hizo carne a través del nombramiento de su persona como “asesor con rango y jerarquía de subsecretario”—típico cargo “ñoqui”—, con el consiguiente salario. Bien abultado, por cierto.
Es curioso, porque el decreto que menciona su designación, el 88/2020, también habla del nombramiento de la investigadora Dora Barrancos y del antropólogo social Alejandro Grimson.
Solo que estos últimos aparecen como trabajadores “ad honorem”. Forster, no.
El documento lleva las firmas del Presidente Alberto Fernández y del jefe de Gabinete, Santiago Cafiero.
Se insiste, lo de Forster es todo un premio por inmolarse en favor del kirchnerismo. No solo a través de la agrupación filo K “Carta Abierta”, sino de manera individual.