Después del comentario de Carlos Pagni sobre el caso Ricardo Jaime, Cristina Kirchner resaltó la "necesidad" de "volver a poner a la Justicia en la senda que la República le impone", al advertir que el lawfare "se instaló en la Argentina y en la región".
En una serie de tuits, la ex mandataria reseñó que "un conocido periodista acaba de 'informar' (claro que cuatro años después) que en el año 2016 el diario La Nación estuvo a punto de dedicar una tapa de domingo a los jueces de Comodoro Py que no habían 'perseguido' a funcionarios de nuestros gobiernos".
Fernández de Kirchner acotó que Pagni "dijo también que, a partir de ese dato, un juez federal 'paró la publicación de la tapa' ordenando la detención repentina de un exfuncionario", en alusión al ex secretario de Transporte Ricardo Jaime, quien fue aprehendido el 2 de abril de 2016 acusado de malversación de fondos.
A su vez, Pagni decidió replicar hoy en su habitual columna de los jueves de diario La Nación a las alusiones que hizo Cristina. Lo hizo a través de una nota titulada "Cristina y la falsa coartada del lawfare", cuyos párrafos destacados son los siguientes:
"La política judicial de Alberto Fernández no supone, al menos hasta ahora, una negación del nivel de corrupción que existió durante las gestiones de Néstor y Cristina Kirchner. No solo él ha afirmado, ya como candidato del Frente de Todos, que cuando vio irregularidades renunció".
"Cristina Kirchner y su grupo más inmediato se presentan como víctimas de este pretendido lawfare (...). Para aceptar esta tesis kirchnerista hay que olvidar muchas cosas. Demasiadas".
"La vicepresidenta tiene razón cuando señala que, en los últimos años, muchos excolaboradores y amigos suyos fueron privados de su libertad de manera indiscriminada. Pero de ahí no se deduce que se tratara de individuos irreprochables, lejanos de toda sospecha. Ni que el edificio penal estuviera malversado en todas sus instancias. Tampoco que las prisiones obedecían al gobierno de Cambiemos. Sobre todo porque, si hay que imaginar nexos políticos, los magistrados más activos, como Claudio Bonadio o Guillermo Marijuan, estaban más próximos a Sergio Massa que a Macri".
"Los jueces de Comodoro Py no necesitaban recibir órdenes para pedir la captura de funcionarios de los Kirchner porque tenían un imperativo mucho más poderoso. Muchos de ellos, con poquísimas excepciones, corrían el riesgo de que se advirtiera que, durante 12 años, habían sido parte de la megacorrupción kirchnerista como proveedores de impunidad de los sospechosos".
"Es evidente que nadie ayudó a la vicepresidenta a precisar la información. Una simple búsqueda en la web de La Nación le haría notar que las notas (a las que aludía en su tuit) se publicaron. Lo que se afirmó el lunes fue que 'cuando estaban a punto de publicarse' los jueces reaccionaron. No que no se habían publicado".
"De leer el texto, también podría advertir que allí se describía un estado de cosas, sin reclamar acción judicial alguna. Menos todavía la captura de nadie, como ayer publicaron, por mala fe o haraganería, periodistas abocados a la propaganda oficialista. Lo que hizo La Nación fue consignar en qué estado estaban las investigaciones sobre los funcionarios de ella y de su esposo".
"No hace falta justificar la legitimidad periodística de aquella publicación de 2016. Por ejemplo: el día de la captura, el expediente sobre Jaime llevaba ya tres años sin que siquiera se lo llame a declarar (...). Otro caso: cuando revoleó 9 millones de dólares tras los muros de un convento, el exsecretario de Obras Públicas de la señora de Kirchner, José López, ya llevaba 8 años con una causa abierta por enriquecimiento ilícito".
"Más allá de sus incorrecciones informativas, el mensaje que emitió la vicepresidenta es muy relevante. No solo porque es la primera vez que defiende a Ricardo Jaime. Claro que cuatro años después".
"Esta interpretación de los hechos no pretende solo construir una coartada inverosímil para justificar conductas ilegales".
"Decir que los jueces no tenían nada que investigar, pero que salieron a perseguir inocentes presionados por la prensa facilitaría un objetivo: impedir que en el futuro el periodismo siga investigando y, con el resultado de su trabajo, promoviendo la acción de la Justicia. Este es un propósito que la señora de Kirchner ya dejó entrever".