La política de ensayo y error que lleva adelante la administración de “Los Fernández”, es una prueba más del nivel de improvisación que gobierna en la Argentina desde hace muchos años.
La falta de planificación en las decisiones políticas conlleva un serio riesgo de pérdidas de capital que en muchos casos resultan multimillonarias. El stress provocado por la caída de los mercados internacionales está poniendo tensión en toda la economía no sólo por los daños que va a dejar la pandemia del coronavirus en el mundo, sino por la falta de recursos con las que acabará la Argentina una vez superada la crisis sanitaria.
La falta de respuestas en la política energética está dejando descapitalizada a YPF como consecuencia de la guerra del petróleo que libran Rusia y Arabia Saudita. ¿Qué pasará con el suministro de combustible, una vez superada la crisis, si no se cambia la política de congelamiento de precios en el mercado doméstico?
El mantenimiento del precio de barril criollo en 50 dólares, contra un precio internacional de 22 dólares, implica que las refinerías dejarán de comprar a los productores locales de crudo y no puedan importar tampoco crudo extranjero debido a la escasez de divisas, con lo cual deberán paralizar sus plantas.
Lo mismo pasará a quienes extraen crudo a nivel local, con costos que superan los 40 dólares contra los 22 dólares del mercado externo. La pérdida de capital es tremenda. Hoy, YPF vale 1.000 millones de dólares en el mercado. Kicillof pagó 10.000 millones de dólares por la mitad de la soberanía energética. La deuda financiera de YPF supera los 7.000 millones de dólares. ¿Cómo se sale de este atolladero? Esto, virtualmente, paralizará la economía y este escenario no está muy lejano.
El país está a un paso del default y esto lo refleja el nivel del riesgo país que hoy superó los 4.000 puntos básicos. ¿Cómo se va renegociar la deuda con los acreedores en medio de la tormenta mundial y con un déficit fiscal permanente?
A pesar de la cuarentena por Coronavirus, hay largas filas de autos para ingresar a Pinamar y Villa Gesell
A pesar de que muchos sostienen que este no es un buen momento para negociar con los acreedores, la Argentina podría obtener una buena ventaja si plantea un esquema inteligente de mediano plazo que consistiría básicamente en lograr mayores plazos, bajas tasas de interés y nuevos bonos aún sin quita de capital.
Claro que para eso, es necesario que el ministro Guzmán cambie de estrategia y no se aferre a la quita de capital como un salvavidas de plomo. ¿O tal vez es necesario que el Presidente Fernández cambie de ministro y pida colaboración a un comité de expertos privados, aun cuando sean opositores?