Las pandemias han azotado a la humanidad desde tiempos remotos. Durante siglos fue parte de una tragedia normal en el desarrollo de las especies y su compleja manera de adaptarse a los cambios del medio ambiente, ya sea aquellos impuestos por la propia naturaleza y otros que han sido exclusiva responsabilidad de los seres humanos, por acción u omisión.
Consultando múltiples informes científicos e intercambiando pareceres con investigadores, he ido recopilando datos y elaborando hipótesis que trataré de volcar en esta nota, adelantando que me resulta imposible desarrollar el tema en términos estrictamente técnicos, a fin de hacer más comprensible al lector lo que pretendo exponer.
En primer lugar, voy a expresar algo que me llamó poderosamente la atención: no existe en ningún laboratorio del mundo cepa alguna responsable de la llamada “gripe española” de 1918. Es decir, no hay virus original aislado de la enfermedad, ni tampoco brotes de la misma.
Sí existe una reconstrucción efectuada, a partir de fragmentos de genes, en un laboratorio de alta bioseguridad por lo cual conociendo su secuencia genómica es muy posible recrearlo sintéticamente.
Alguien podría preguntarse las razones por las cuales ninguna potencia mundial lo utilizó como arma biotecnológica para desatar una pandemia controlada o para hacer algún negocio.
La respuesta es sencilla: los adelantos científicos permiten determinar fácilmente un virus creado artificialmente, independientemente de la virulencia menor que hoy tendría aquella gripe.
Probablemente por ello la búsqueda de los patógenos que sirven para desatar bioterrorismo o una pandemia, transita por otros caminos que suelen ser mucho más lentos pero que poseen ventajas mayores.
Hacia el año 2002 la aparición del virus del Síndrome Agudo Respiratorio Severo (SARS) generó una alerta mundial por un brote que rápidamente se convirtió en pandémico.
Como el paso del tiempo nos suele nublar o borrar nuestros recuerdos, voy a mencionar detalles de informes científicos de aquellos tiempos.
Se hablaba de un virus de gran transmisibilidad y morbilidad del cual ignoraban su origen y su posible asociación con otros patógenos oportunistas que pudiesen agravar la enfermedad.
La comparación de la secuencia genómica de diferentes cepas generaron discrepancias en cuanto a si la epidemia del SARS surgió como un brote único o se produjo por más de un genotipo.
Sin embargo, este hecho se consideró secundario frente a una amenaza que se terminó controlando en agosto del 2003 habiendo afectado a 8.422 individuos en 28 países, con 916 muertos y advirtiendo que “está claro que no se ha marcado el fin del SARS y que la aparición de un solo caso puede significar el comienzo de una nueva oleada aunado a la aparición de otras enfermedades como la influenza aviar” (Síndrome Respiratorio Agudo Severo-SRAS-Lecciones y Retos. Nereida Valero, Yraima Larreal , Jesús Mosquera y Enrique Rincón. Trabajo fundado en 72 trabajos y bibliografías internacionales sobre el tema).
Las zonas más golpeadas fueron países de Asia (China, Hong Kong, Singapur, con unos 7.200 casos), Canadá con 251 casos, EEUU con 33 casos y Colombia con 665 casos. Europa y el resto del mundo prácticamente no fueron afectados.
En el año 2004 aparecieron algunos casos aislados, pero llamativamente todos los infectados formaban parte de diferentes laboratorios que aún hoy siguen funcionando en distintos países.
Si bien la Organización Mundial de la Salud (OMS) había dado por terminado el estado de alerta por la desaparición inesperada del virus, muchos laboratorios siguieron con las manipulaciones genéticas de aquel.
Aquella pandemia fue limitada y controlada, pero alcanzó para que pudiesen determinar que la multiplicación de los casos NO era exponencial salvo para personas que se encontraban en lugares cerrados (hospitales, sanatorios, geriátricos, etc.) y el desarrollo de la enfermedad se producía de manera muy lenta.
Destaco que investigadores alemanes encontraron en pacientes infectados por SARS hallazgos de paraminoxavirus a través de microscopía electrónica y que los calificaron de “sugestivos” a pesar de que luego dieron extrañamente resultados negativos al test RT-PCR.
No voy a describir los síntomas y patologías que habían sufrido las personas infectadas en el año 2002, pero puedo afirmar que no se diferencian en nada con lo que hoy sufren el llamado Covid 19 (ó SARS-COV 2).
En esos años la comunidad científica afirmaba que solamente transmitían la enfermedad los pacientes sintomáticos a los cuales se los aislaba de inmediato.
Por todo esto considero que hasta allí, los hacedores de la pandemia, habían logrado dar un primer gran paso.
Expliqué antes que fabricar un virus sintéticamente en un laboratorio o modificar uno existente para acrecentar su agresividad es sencillo de detectar si el virus es dispersado en la comunidad.
Por ello, se necesita tiempo para transferirlo antes a un huésped animal y así lograr que mute para poder esconder cualquier tipo de manipulación genética que pudieran haber realizado en un laboratorio.
Esto lleva años de ensayo-error y logrado el objetivo las vías de acción son varias: a) esperar que naturalmente el virus salte del reino animal al humano; b) tomar el virus del huésped animal y dispersarlo en la sociedad, c) inocular el virus a partir del huésped animal a un receptor humano para luego extraerlo ya con 2 recombinaciones (animal-humano) y sus respectivas mutaciones para luego liberarlo en la sociedad.
Así se puede hacerlo circular mundialmente.
Ahora bien, ¿cuáles serían las motivaciones?
Desde el punto de vista geopolítico, infinidad de razones.
Desde el punto de vista económico, millones de razones detrás del negocio de los laboratorios que contaron con 18 años de ensayos para obtener probablemente “el veneno y el antídoto”, en base a investigaciones avanzadas que existían en aquel entonces y que fueron suspendidas por la OMS (oficialmente, pero no para los segmentos clandestinos) por la desaparición del virus.
En el año 2005 la Universidad Autónoma de Barcelona había hecho estudios que recomendaban investigar los inhibidores de la proteasa (una enzima de los virus), los inhibidores de la helicasa (idem) y las ribozimas: ácido ribonucleico (ARN) antisentido para combatir al SARS (o SARS-COV 1).
También estaban en diseño vacunas basadas en péptidos procedentes de la proteína “S” que resultaba un excelente inmunógeno y que además, su neutralización mediante anticuerpos es muy efectiva porque se evita el contacto con el receptor celular.
Queda claro, entonces, que en la práctica no existen diferencias sustanciales entre aquel SARS-COV 1 y este SARS-COV 2 (Covid 19).
A pesar de los esfuerzos del mundo científico por explicar que se trata de un nuevo virus, estamos hablando básicamente del mismo del 2002.
Los científicos, especialistas y otros que suelen invadir la televisión y otros medios señalan que es el mismo individuo con un traje diferente, pero en rigor de verdad es el mismo individuo con el mismo traje que se colocó un pañuelo en el bolsillo.
Insisten con qué los nucleótidos (componentes de la cadena de ARN) del SARS-COV 1 y el SARS-COV 2 solamente coinciden en un 80% pero se omite informar que existen otras proteínas mucho más conservadas y que constituyen otras posibles dianas del virus sobre las que diseñar fármacos antivirales. Estas proteínas son su proteasa y su polimerasa con las que comparten un 96% y un 97%, respectivamente.
Las diferencias que se señalan sobre nucleótidos o aminoácidos que componen a ambos SARS suelen cambiar en función de las diferentes recombinaciones (cantidad de huéspedes que infecta) a las que se ven sometidos (ya sea natural o artificialmente) y que producen mutaciones en ciertas características de los virus.
De allí a decir que un virus mutado es otro virus diferente ha terminado por confundir a la comunidad científica que avanzó con terapéuticas como si se enfrentara a un nuevo patógeno y hoy vuelve sobre sus pasos para inhibir la síntesis proteica del virus tal y como se estaba haciendo con el SARS-COV 1 en el 2002 y años posteriores.
Por eso hoy se ha llegado a la conclusión que el genoma de SARS-CoV-2 a lo que más se parece actualmente es a un virus aislado en murciélagos con el que comparte el 96% de su genoma (Andersen KG, Rambaut A, Lipkin WI, Holmes EC, Garry RF. The proximal origin of SARS-CoV-2. Nature Medicine 2020).
Este indicio es sustancial para sospechar que la manipulación del SARS-COV 1 se extrapoló al reino animal (murciélagos) de manera natural o forzada para generar una variante más efectiva del virus y generar una pandemia descontrolada.
Voy a señalar que lo realmente muy sugestivo es que lo que varió en el SARS-COV 2 (Covid 19) es la llamada proteína “S” (spike protein) que se estaba investigando en los años 2002 al 2004 como ya expliqué antes, (hasta que la OMS suspendió los trabajos) y que tenían como objetivo desarrollar una vacuna preventiva hacia el futuro. Ahora resulta ser que esta espiga proteica S es el anclaje (o llave de entrada al huésped humano) que se ha convertido en mucho más activa y rápida para esparcir el contagio aprovechando los llamados “superspreader” que son pacientes con mucha mayor capacidad de transmisión.
Para mi gusto, demasiadas casualidades y todas convergiendo al mismo tiempo.
Y señalo este punto porque las recombinaciones naturales (pasajes de un huésped a otro) suelen producir mutaciones, pero casi siempre en las cadenas de ARN que suelen desembocar en replicaciones erróneas, o sea, no suelen perfeccionar el sistema invasivo pero si el sistema de resistencia a las distintas terapias de ataques que soportan. Cuando el virus invadió al huésped su objetivo es la supervivencia.
En conclusión, nos encontramos frente a la misma pandemia que ya invadió muchos países en el año 2002 a través de un virus similar al de aquel momento y que se encuentra modificado, a mi entender, por obra de la acción humana aunque se hayan utilizado receptores animales intermedios para esconder la manipulación.
¿Cuáles serían las diferencias entre las pademias? Varias.
Actualmente se ha logrado viralizar la multiplicación de muertes a través de los medios de comunicaciones, redes y otras tecnologías de comunicación. Los motivos ya aparecerán a la luz.
La OMS, en esta ocasión, ha optado por imponer que el contagio se produce también a través de vectores sanos, asintomáticos u oligo-asintomáticos y sobre esto no existe ninguna prueba empírica. Medir si aumentó la inmunoglobulina IgG (anticuerpos en sangre) en pacientes sanos y que la misma se encuentre elevada solamente demuestra que el paciente estuvo expuesto a una infección y si es viral es indetectable a que virus se encontró expuesto o su margen de especificidad tiene una tasa de error alta.
De esta manera han logrado confinar a gran parte de la población mundial y no solamente a los infectados. No advierten que el sistema inmunológico de aquellos pacientes que no son de riesgo se deteriora y baja con el aislamiento y casi con seguridad al salir del “encierro impuesto” esas personas se verán expuestas a multiplicidad de infecciones por efecto del sistema similar a aquel film conocido como “El chico de la burbuja de plástico”.
En el mundo mueren millones de personas a diario y no hay posibilidades de establecer si finalmente todos aquellos presuntamente fallecidos por el Covid 19 tuvieron como causa de muerte esa enfermedad u otra patología adquirida o previa a la presunta infección.
Y la realidad es esta porque se prohibieron las autopsias y los test sobre personas fallecidas sospechosas de haber contraído la enfermedad, que podrían ser la gran mayoría.
Resulta hasta hoy, inexplicable para mí, que si se decide aislar a todo el mundo porque la vía de contagio del virus es la respiratoria, un cadáver - que por razones obvias difícilmente respire- pudiese contagiar a otros individuos.
El test RT-PCR no es infalible ni específico para el Covid 19 porque como ya he explicado su similitud con otros virus es muy alta.
Lo que es un hecho es que estos virus suelen ir atenuando su accionar con el paso del tiempo, porque se van autolimitando y hasta suelen desaparecer de manera sorpresiva. Esto vale tanto para los países que adoptaron confinamiento obligatorio como para aquellos que han sido más laxos al respecto.
Posiblemente hoy exista una carrera contra reloj en el caso de que no estemos ante una segunda prueba mucho más expansiva y profunda que la que se desató en el 2002.
Si el objetivo real es hacer aparecer algún tipo de cura que les deje millones a la OMS y sus laboratorios asociados la clave es si aparecen 1 ó 2 antivirales y una vacuna antes del que virus pierda energía y desaparezca como ya ha ocurrido.
La situación argentina
El haber alargado innecesariamente la cuarentena no tiene ningún basamento científico.
Considero que no habría en el futuro picos ni aumentos exponenciales de infectados, ni de muertos por la enfermedad.
Y eso se explica sencillamente: Ezeiza no tiene ni por asomo la cantidad de viajeros que sí transitan los aeropuertos de EEUU y Europa.
Cuando regresaron aquellos que se encontraban en el exterior, y muy a pesar de que el gobierno tardó demasiado en cerrar totalmente el país (observar el caso de Dinamarca), y se mantuvieron aislados se cortó totalmente la cadena de transmisión viral.
Tampoco parecería existir una importante circulación comunitaria del virus. Y esto lo sostengo por lo siguiente: el día 3 de abril se lanzaron a las calles del país casi 1 millón de personas, un día destemplado, y que estuvieron expuestas en interminables colas sin ninguna protección en muchos casos hasta 15, 17 o más horas. ¿Hubo aumento exponencial de infectados como profetizaban los expertos? NO.
Días después habilitaron limitadamente agencias de pagos de facturas y nuevamente miles de personas ocuparon las calles del país y estuvieron expuestas durante horas en colas interminables a un supuesto virus en la más absoluta intemperie. ¿Hubo aumento exponencial de infectados como profetizaron por vez segunda los expertos? NO.
Vemos movileros, periodistas, políticos y funcionarios recorrer calles, centros de salud, y cuanto lugares se les ocurra, tomarse selfies, conversar con multiplicidad de individuos, concentrarse en estudios de televisión, y largos etcéteras y no hay ni siquiera un contagiado.
En muchas intendencias del conurbano, y me consta, no guardan ninguna cuarentena y no vemos que haya un aumento desmedido de casos de Covid 19.
Y como si todo esto no bastara ¿podemos los ciudadanos cotejar fehacientemente que los infectados y muertos que diariamente nos anuncian se condicen con la realidad? Decididamente NO.
Si se ha pretendido manipular el pánico, posiblemente hacia futuro los muertos por gripe y neumonía que tenemos todos los años en época otoño-invierno se terminen contabilizando como provocados por el Covid 19. El objetivo sería mantener el aislamiento a capa y espada.
Finalmente voy a dar un mensaje esperanzador: con baja cantidad de contagiados y muertos por esta pandemia se nos presenta una oportunidad histórica y única en décadas para convertirnos en potencia. Esto será motivo de otra nota.
Mientras tanto, si tiene cuatro patas, caza ratones y maulla es un gato.
El tema es que nos quieren hacer creer que ese gato es una liebre.
Y el mayor problema, y el más grave, es que a muchos argentinos les han hecho creer que las liebres maúllan.