Alfredo Silva es un humorista argentino, apodado por el poder de repentización y ritmo sostenido,“La motosierra” / “La ametralladora del humor”. Silva —un comediante todoterreno—, exhibe su formación como oyente de cassettes de Luis Landriscina, Jorge Corona y Nicolita (Nicolás Gioffre), grandes maestros y referentes del humor nacional. Como le gusta definirse: “Puedo contar chistes en Puerto Madero y en el medio del campo”.
El teatro Off lo tuvo como protagonista hasta llegar su consagración definitiva en las grandes ligas de la escena porteña. En la presente entrevista con Tribuna de Periodistas, cuenta las vicisitudes de un hombre que se inventó a sí mismo: desde su trabajo en un astillero, el paso por una radio comunitaria, hasta su presentación triunfal en la Cadena Caracol de Colombia.
-¿Cómo surge su vocación por el humor?
-Mi vocación del humor surge desde chico. Era el que contaba chistes en reuniones familiares, en rondas de amigos. En la época de los cassettesme compraba uno de música, me gustaba el rock, pero también me traía uno de Luis Landriscina, del “Negro” Álvarez o de “Cacho” Buenaventura. El humor y el contar chistes era un vicio desde pequeño. Empecé (profesionalmente) en una radio de Gral. Pacheco, partido de Tigre, producía mi propio programa sin auspiciantes.
-El dinero lo obtenía de mi trabajo en un astillero, era para sustentar mi espacio en la radio. Luego probé suerte en Crónica TV. con Anabela Ascar. Fue mi primera aparición en televisión y se cumplieron 10 años. Luego en el programa de TV. “Sin Codificar”, en América TV., en Canal 26, en Canal 9 y ahora estoy yendo a un programa de Crónica TV. (de temática de jubilados). Se fue abriendo mucho trabajo con shows en el país y el exterior. Estuve en Colombia,en la Cadena Caracol contando chistes, representando a la Argentina. Fue un orgullo para mí. Me fue muy bien. Otros países: Uruguay, Paraguay, Chile. He contado chistes para 30 mil personas, hasta reuniones de 10 personas. Estoy preparado para todo tipo de público y edades.
-Alfredo, Ud. trabaja mucho con el recurso de lo gestual, el llamado humor “no verbal”. ¿Es un valor agregado histriónico a la hora de hacer reír y divertir a un auditorio?
-Gesticulo mucho. Con la cara, con la mirada, me río de mí mismo. Me cargo que soy feo, ese es el estilo mío (risas). Lo mío lo defino como un “humor paranoico”, porque represento a un personaje que está totalmente loco. De hecho en los eventos (muchas veces), me bajo del escenario, me subo a un parlante, trato de no pestañear. Parece que no estoy en mi sano juicio. Ese es mi personaje, entrar despeinado, ojos desorbitados, con la corbata torcida. Jugar con esa estética es mi fuerte. Ese es el personaje que fui creando y mi estilo. Cada humorista tiene un estilo propio y que yo respeto. Me río de mí mismo pareciendo alguien no muy cuerdo.
-¿Qué diferencias tiene su trabajo con un actor que hace comedias de enredos o de equívocos?
-Lo que tiene diferente de contar chistes a la actuación, es que hay mucha improvisación contando chistes. Ejemplo: voy a un evento y hasta que no veo el público no sé cómo voy a empezar. Una vez fui a un evento y me encontré con 45 mujeres, no había un sólo varón. Si iba con chistes de memoria (guionado) estaba perdido. Cambié el chip de mi cerebro. Un repertorio de chistes de doble sentido, pero sin malas palabras, pero que dejaban bien paradas a las mujeres y mal a los hombres. Chistes de matrimonios, escuelas y de hijos. Y salió muy bien. Los shows privados es lo más difícil que hay. De repente caés a las 2 de la mañana y tenés que hacer reír a los invitados en una fiesta. Por ahí, la gente está dormida después de comer y hay que levantarla para que te preste la atención. Tengo en suerte conseguirlo y con éxito.
-Ud. proviene del trabajo independiente (teatro Off). ¿Cuáles son sus referentes / modelos en la actuación? (Los que considera en el “Olimpo” del humor, nacionales o extranjeros).
-Me gustaba mucho, mucho Benny Hill, Don Ramón (El Chavo del 8), Mr. Bean (Rowan Atkinson), muy bueno con sus gesticulaciones. De acá, Alejandro Gardinetti, Alacrán, “Pichu” Straneo -que me imita -Rolo Villar, Nacho Bulián. Hay muchos y buenos humoristas que se renuevan todo el tiempo. Hay humoristas que hacen reír de cualquier manera, actuando o contando chistes y estamos los que somos fanáticos de los chistes. Con distintos estilos, hay gente que es fanática de los chistes, Ej.: Jorge Corona, Alacrán, Alfredo Silva (me incluyo). Y Vamos a morir así. Puedo actuar en una obra también. Ahora, en una película que está haciendo “Yayo” Guridi. Pero los contadores de chistes lo vamos a hacer siempre en nuestras vidas.
-¿Qué lo hace reír? Tipos de humor: el absurdo / grotesco / sainete /humor verde /humor blanco, etc.
-Me gusta el chiste de doble sentido. Hay muchos chistes subidos de tono que se han viralizado, que son para grupos de hombres que te piden chistes fuertes y bueno se levanta el tono. Pero cuando me dan a elegir, me gusta el doble sentido, el absurdo, no el humor verde, tampoco el inocente. El absurdo con final incierto, por ejemplo: -uno que era condenado a muerte, y le dicen, -¿qué prefiere, la silla eléctrica o cámara de gas? -¡lo que me venga menos en la boleta!, dijo (risas). Otro: -Un jovencito fue a la farmacia y desesperado dice, ¡deme un test de embarazo! -Responde el farmacéutico: -¿alguna marca en especial? -¡cualquiera que de negativo!, dijo (risas).
-El humor es una fuerza transformadora humana y social: quita solemnidad, discusión y nos solidariza. ¿La comunicación con humor es superadora?
-Sin reírse de la enfermedad que ataca a todos (Ej.: una pandemia), hice con un tema de rock un número humorístico que se viralizó. La comunicación con humor supera a todo. El humor lo hace global. Fíjense las bandas de rock que voy nombrando: “al planeta le agarró un virus, esto no se cura ni con jarabe de palo, ni con las pastilla del abuelo; tenemos que estar divididos, porque si estamos callejeros, haciéndonos los capangas, no salvamos ni a la renga y vamos a ver a todos tus muertos, a una velocidad tan biónica, que no te va a gustar; están haciendo experimentos con ratones paranoicos, pero apúrense porque podemos quedar intoxicados; curemos a las viejas locas, a los abuelos de la nada, pero apúrense porque estamos hasta las pelotas; podemos decir que dejen de comer como yo, sino van a quedar redonditos” (risas).
-¿Me cuenta las características del humor de los argentinos? ¿Qué nos separa y qué nos une con otras latitudes?
-Los argentinos tenemos una gran ventaja con el tema del humor, no nos aburrimos nunca. Lo primero que hay que hacer, como humorista, es recorrer todas las provincias para darte cuenta que en cada lugar hay algo que los hace reír: los tucumanos, se ríen de ellos mismos, tienen fama de mano larga; los santiagueños, de dormilones, cansados. El cordobés, del borracho; el humor de ellos es muy amplio. Cada lugar tiene algo propio por lo cual se divierten.
-Hoy lo que noto, así como somos acelerados para andar por la vida y manejar, la tecnología que avanzó tanto, hay menos papelerío y burocracia: la computadora te hace todo más rápido, el humor es lo mismo. Se perdió (para mí), la paciencia para escuchar un chiste largo. El chiste de hoy tiene que ser corto. Lógicamente, Luis Landriscina, es un narrador de cuentos formidable. Pero en un evento porteño, más si hay un público joven, aconsejo el chiste corto. Que dure uno o dos minutos, uno tras otro, es la forma de tener al espectador prestando atención. Se acabó la paciencia de escuchar. Salvo el que hace stand up. Es otra cosa, es humor americano. Muy bueno pero para cierto público, selectivo. En cambio, el chiste es universal, no pasa de moda. No tiene derecho de autor, va de boca en boca. Inventé chistes que andan por todos lados y no quedan registrados, como una canción que tiene un autor.
-¿Cuál es su entelequia o sueño como artista?
-Mi sueño como artista es seguir creciendo, la carrera del humorista no tiene fin, como la de un futbolista que se retira y puede hacer su carrera como técnico. El humorista mientras esté bien de salud, se puede subir a un escenario y si tiene bien las neuronas para desarrollarse y renovarse, puede contar chistes todo el tiempo. Lo lindo de la carrera del humorista es la longevidad del oficio. Mi sueño es estar siempre en la TV. (la pantalla ayuda mucho), las redes sociales y los videos también.
-¿Quisiera agregar algo más para concluir?
-Sí, que el humor no pasa de moda; que es muy lindo reírse de uno mismo, sin ofender a nadie; que se puede hacer chiste de todos los temas, incluso humor negro, sin ofensas. Hay que saber seleccionar. Va en gusto de cada uno. Lo mejor que hay es renovarse y actualizarse. El humorista que se actualiza siempre va a estar vigente. Es como la tecnología que avanza. Chistes cada vez más cortos, son los chascarrillos. Me gusta que me sigan por las redes sociales. Hago shows virtuales personalizados por la plataforma Zoom, también. ¡Un saludo a todos los lectores de Tribuna de Periodistas!
Alfredo Silva y su “humor paranoico”. Un artista todoterreno que trabaja tanto para 30 mil personas, como reuniones de 10 espectadores.
Audio de anécdotas increíbles para Tribuna de Periodistas. Animando en la Bombonera Xeneize: “Desde las tribunas me insultaban, luego de cantar cantitos de Boca y contar chistes, me fui aplaudido, insólito”.
Es muy histriónico Alfredo Silva. Buen valor a tener en cuenta. No da respiro su humor: un chiste tras otro. Buena nota. Felicito.