“No solo el virus es importante sino también el huésped (o sea nosotros en nuestro sistema de defensas inmunológicas biológicas, afectivas y culturales) y el contexto social” (nota anterior)
Era bastante más cómodo nuestro pasar existencial hasta marzo de este año. Algo pasaba en China, pero era muy lejano. Hoy todo se aceleró y la vulnerabilidad siempre presente pero ocultada por nuestra omnipotencia se transformó en Ley. Somos frágiles y un virus invisible amenaza ciertamente nuestras vidas.
La muerte tan negada en la sociedad de los jóvenes y de la ciencia nos toca. Ya las epidemias habían pasado. La gripe A que mató en 2009 a más de 500 personas y hubo 8.240 enfermos en Argentina fue borrada de nuestra memoria, hasta hicimos elecciones y no se suspendió nada. Esto parece ser distinto.
S. Freud nos alertaba en el “Malestar de la Cultura” que los sufrimientos nos amenazan desde varios lados: nuestro cuerpo destinado a la ruina y al dolor, desde los vínculos amorosos con todos sus avatares y desde fuerzas destructoras y despiadas que nos pueden destruir.
La omnipotencia del Yo queda amenazada ante la presencia del Tiempo ligado al deterioro, el amor y sus crisis y lo incontrolable de fuerzas de la naturaleza que en un segundo pueden destruirnos como en las tragedias que vivimos ahora. La muerte siempre está ahí, aunque no la veamos. Con el virus se patentiza fuertemente.
De repente nos sucede como dice el mito una amenaza cierta (los mitos explican conductas y actitudes desde tiempos inmemoriales) como se narra en Damocles que era un adulador cortesano de un tirano de Siracusa en el siglo IV a.c y en donde para él acercarse a Dioniso y formar parte de su séquito era el mayor bien.
Tendría dinero, poder, hermosas mujeres, pero de repente vio sobre él escondida una espada que como lanza podía caer sobre él. La omnipotencia no servía de nada y huyó. Horacio poeta latino dice que Damocles prefirió las humildes viviendas y la vida sencilla a los festines de Sicilia. El virus funciona como esa “espada de Damocles” que todos hoy tenemos sobre nosotros.
Indudablemente nada va a quedar igual después de esta pandemia por lo menos para algunos. Otros no seguirán el camino de la virtud y la humildad de Damocles y repetirán conductas como si nada hubiera pasado luego de este evento.
En la experiencia personal con residentes en tratamiento y en contacto con equipos médicos podemos decir que el miedo acecha y este nos puede llevar a la sabiduría, a estar alerta y a cuidarnos o nos puede llevar al pánico, la depresión e incluso al suicidio (hay conductas suicidas en muchos pacientes e incluso en los consumidores sin tratamiento ha aumentado el consumo de alcohol y de drogas).
El sufrimiento ligado a la propia ruina de nuestra corporalidad y a lo que no podemos controlar de un mundo despiadado; el Covid 19 nos interpela ahí y limita nuestro proyecto de vida. Es como Damocles que sentía sobre su cabeza “la amenaza inminente de un peligro”.
Toca esto el corazón de nuestras vidas ya que al decir de Ortega y Gasset somos seres de proyecto, o como él dice “futurizos”; el futuro parece ser la matriz de nuestra vida. El gran Ortega y Gasset nos enseñaba que quien tiene vocación, misión y proyecto está salvado. El virus interrumpe cualquier proyecto y máxime cuando la ciencia reconoce su propia ignorancia en su fragilidad.
El virus y nosotros
Me pareció útil consultar a dos leyendas vivientes de la psiquiatría que ayudaron a superar tragedias. Uno de ellos es Luis Rojas Marcos que con sus 76 años acude a Queens en Nueva York a asistir pacientes luego de haber sido Director de Salud Mental de Nueva York en la época de la caída de las Torres Gemelas. Asistió a una tragedia masiva y sabe mucho de cómo enfrentar todo esto.
El otro es una leyenda viviente con sus 92 años como Boris Cyrulnik que fue abandonado por los padres que fueron encerrados en los campos de concentración y que se salvó por una “mano” milagrosa que lo educó y con severos problemas de madurez en los primeros años de vida. Hoy es un genio que incluso fue a los mismos lugares donde murieron sus padres y en donde Ceacusce (tirano rumano) encerraba a los chicos y los ayudó en su desarrollo ya que como él tenían atrasos mentales. Su teoría de la resiliencia, o sea como superar los traumas y las adversidades es un canto a la vida.
Luis Rojas Marcos, español residente en U.S.A. desde hace 50 años, hace maratones, trabaja como psiquiatra y ayuda en esta epidemia. Nos recuerda en conversaciones que tuve telefónicamente que el hombre está en esta tragedia masiva entre el stress traumático (que lo hay y mucho hoy) y el stress postraumático (en donde retornan como fantasmas imágenes del desastre y esto lo puede perseguir toda la vida).
En la caída de las Torres gemelas los héroes fueron los bomberos. Los médicos y paramédicos recogían cuerpos despedazados y quemados. Ahora los héroes son el personal sanitario. Devolver futuro aún para quien está infectado es fundamental. Él nos dice: “Todo está en el futuro y esto se resquebraja; ya no podemos planificar que se une al sentimiento de vulnerabilidad”.
Boris Cyrulnik nos enseña que si superamos el stress traumático surge en nosotros una revolución (como le paso a él en su propia vida). Se transformará la desgracia en experiencia y así surgirán psicólogos, médicos, hombres mejores, etc. Avanzará, así, el proceso resiliente, pero para esto se necesita una mano ajena como la tuvo él cuando fue alojado y adoptado por alguien en el medio de la tragedia.
La revolución de la resiliencia
Y nos sigue diciendo: “Tenemos una ventaja. No estamos entrando en un territorio desconocido. Desde que el ser humano apareció sobre la Tierra, hemos padecido epidemias: peste negra y bubónica, cólera, encefalitis virales… Y hemos salido adelante. Como especie, sabemos de qué va esto”.
Nos enseña el gran psiquiatra que trabaja en Francia que después de una catástrofe hay una Revolución. Con la peste negra empezaron a desaparecer los siervos, por ejemplo.
El panorama, nos sigue diciendo, es muy desolador, muy difícil. “El estrés traumático va a ser masivo porque va a pasar mucho tiempo antes de que encuentren trabajo los que lo han perdido o que podamos volver a la normalidad. Pero, como siempre digo y está demostrado, el ser humano tiene esa capacidad de superación que también llamamos ‘resiliencia’. Pongo el ejemplo de una pelota de goma. Es resistente y flexible. Le das un golpe, no se rompe y se vuelve a adaptar a su forma anterior. Eso es la resiliencia.” La mayoría lo resistimos.
Nuestro enemigo puede ser el confinamiento, especialmente para los mayores, ya que si bien es protección nos enseña el maestro que “machaca” psicológicamente en forma negativa. El hombre es un ser de encuentros, de intimidades compartidas. Este abrazo parece faltar y el ostracismo pasa factura.
El cómo asesor del Presidente Macron en Francia prefiere no hablar de guerra como el propio Macron dice, sino de resistencia. Nuestro sistema inmunológico es la fuente de la resistencia, pero este se compone de afectos encuentros, vínculos. Es el faltante en la sociedad de hoy. Quizás la epidemia implique una revalorización de lo humano estable y de los vínculos fundantes y máxime en esta etapa de des-familiarización que más que como perdida es vivida como un logro aún cuando la soledad y la melancolía nos invada. Sin eso no hay defensas para la resistencia necesaria. También la resistencia se basa en superar la secuela del desempleo que es masiva. El hombre como víctima económica.
Lo que nos va a salvar nos dice el maestro Cyrulnik es “dar cariño y preocuparnos por los demás” ya que esto va a durar mucho en sus secuelas. La distancia física entre los seres humanos no debe ser distancia social. Sobrevivirán aquellos que tengan confianza en sí mismos, dominio del lenguaje que les permita llorar y encontrarse con un otro valido y que lo sepa escuchar en donde la amistad y la familiaridad sean claves.
Después de cada crisis aparecen cambios y creo que “la pareja y la familia se reforzarán”, nos sigue diciendo. La ecología humana está alterada que es la trama de vínculos y sostenes que son el llanto en el consultorio de un profesional.
Un ejemplo muy utilizado para fundamentar la resiliencia son las palabras de Jesús en los testimonios de los escribas y que en algunos casos no se trascribian completos, como cuando recomendó que si lo abofetean, les presentara la otra mejilla pues podía suceder que lo estuvieran probando si se sabia defender, pero si intentaban hacerlo de nuevo lo mas lógico era tomarlo del brazo y romperselo, el que lo desafío no podía quejarse, sabia defenderse y no le quedaron dudas, pero no consta en autos. Tiempo después alguien que conocía la frase incompleta, y sabia que todos los cristianos también la conocían y la cumplian pensando que era lo correcto no reaccionar para agradar a Dios, aprovecho para arengar a sus militantes que temian a los cristianos por su mayor numero y no se animaban a incrementar el sometimiento temiendo se organizaran y los derrotaran por su atrevimiento tiránico. Fue así que Stalin los reunió en un lugar llegando con una gallina bajo el brazo, y mientras arengaba haciendo una apología de la violencia para dominar por la fuerza a las mayorías, comenzó a arrancarle las plumas hasta que le dejo la mitad del cuerpo sangrante y la soltó al piso sufriendo y hambrienta para mostrarle una bolsa de maiz y arrojando el alimento, polenta en grano, mientras caminaba y era seguido por la gallina por toda la habitacion fielmente, y dijo vieron así son los cristianos, con hambre, miedo y desorganizados se los puede despojar de todo, sin que se resistan y con el tiempo muchos de ellos se sumaran a nosotros para que no les arranquemos las plumas aunque sean esclavos difundiendo nuestro mensaje único y haciendo el trabajo sucio de desplumar a los rebeldes. Y de aquí podemos sacar conclusiones verdaderas que permitan no confundir resiliencia ante lo irreparable, con resignación a la injusticia que poco a poco nos llevaría progresivamente a la esclavitud de las drogas o la malicia, creyendo que sin reaccionar la tiranía se haría milagrosamente justa algún día, y eso no se logra llorando en un diván, para escuchar cada vez lo mismo, pensar que mañana podrá estar peor así que pone cara de feliz que por lo menos estas vivo, y una pluma mas o menos no es tan importante. Mientras que la terapia correcta es recuperar la autoestima con el conocimiento, la valentía y la firmeza moral, el primero para tomar conocimiento de la realidad con discernimiento propio, la valentía para defender lo bueno , lo justo y verdadero, por ultimo y principal la firmeza moral que evita que caigamos en el error o el engaño del camino corto y rápido que conduce al infierno, todo esto recuperable comprendiendo que en menor o mayor grado todos hemos caído por algún error y por ignorancia tratamos de solucionarlo con un remedio peor que la enfermedad, y eso hace que tratemos de ocultarlo temerosos fingiendo dominarlo para derrumbarnos en soledad, este esfuerzo inútil nos consume mas energia que la necesaria para identificar las causas primarias que nos extraviaron y que podremos resolver en poco tiempo, tal vez si el ejemplo se difunde puedan entre todos conocer causas comunes que han afectado a una gran comunidad, y allí si, la resiliencia los hará mas fuertes a todos.