Todos los días, el gobierno nos sorprende por su nivel de confusión de ideas y de dispersión conceptual. Desde las idas y vueltas en torno de la renegociación de la deuda, hasta el mamarracho de Vicentin y las barbaridades de los funcionarios que rodean el entorno presidencial, señalando que “la emisión monetaria no es la causa de la inflación”, algo que la academia económica dejó atrás hace medio siglo.
Si el presidente Alberto Fernández está rodeado de gente con este tipo de desorden intelectual, es lógico que considere que una decisión tan complicada y delicada, como la expropiación de Vicentín, pueda ser “festejada”.
Al equipo que acompaña al jefe del Estado, le está faltando no sólo coordinación sino ideas para abordar esta crisis. La “cuarenterna” de 120 días es fruto de la falta de ideas y de recursos, para afrontar una crisis sanitaria con una bajísima tasa de mortalidad.
El papelón de los kits de testeo desarrollados “supuestamente” en el país, son una muestra de ese caos. Esos kits están fabricados con un 100% de componentes importados y sólo son ensamblados en el país. El Conicet no hizo nada más que el ensamble.
En términos más llanos, el presidente está rodeado de un gabinete de personajes “vende humo” y eso le produjo un deterioro enorme a su gestión cuando apenas pasaron ocho meses. Estos cuatro meses de parálisis significaron una pérdida de unos 60.000 millones de dólares en 2020 y si el gobierno no reacciona el deterioro será aún mayor.
Ni la moratoria que pretende votar el Congreso y menos aún un atisbo de lanzar un nuevo blanqueo de capitales pueden ayudar a la gente que perdió años de trabajo y esfuerzo durante la “cuarenterna”. Frente a la opacidad de su gabinete y la magnitud de la crisis que afronta el país, AF está en la más absoluta soledad rodeado de oscuros personajes que no le aportan soluciones.
¿Se dará cuenta AF que debe oxigenar su gabinete y tendrá en cuenta que debe pedir ayuda a todos los sectores de la oposición frente a la oscuridad oficialista?