El caótico vía crucis que ha recorrido el comercio morenense hasta aquí es inaudito. La caída estrepitosa provocada por esta suerte de cuarentena permanente lo ha colocado en terapia intensiva. Ayer 18 de julio, decidieron abrir o abrir; cansados del maltrato y las incoherencias del ejecutivo local.
Pero esto no comenzó en marzo de este año, como en todos los casos, la política y la corrupción de la que ella se desprende terminaron por afectar psicológicamente a toda la actividad mercantil interna. El síndrome de Estocolmo ocasionado por la brutal y permanente solicitud de exacciones legales y de las otras; se tornó insoportable. Es que a la pesada carga de impuestos nacionales y provinciales, se le agrego desde la década de los 90, el collar de bochas, de decenas de personajes locales que continúan prendidos a la teta de la vaca raquítica por demás.
La cuerda sensible de esta guitarra, siempre tocadapor los gobiernos de turno, desde la Secretaria de Comercio, Inspecciones y habilitaciones; convertida en fundamental caja, primero política, más tarde personal.
Todavía recuerdan algunos pueblerinos el desfachatado pedido de un ex presidente del HCD, hacia algunas multinacionales, atraídas por la puesta en marcha del primer parque industrial allá por 2004. Situación que provoco la estampida a predios de la zona norte, perjudicando sobremanera a la mano de obra local.
Otra de las patas de esta mesa, está construida con los grandes contribuyentes, que no son ni por las tapas, los que se sientan a discutir y votar la tributaria cada año. Esos mismos que se sienten cómodos transando, en este hormiguero de consumidores empobrecidos, pero que no tiene problemas en pagar desde un par de zapatillas a un automóvil, el doble de lo que vale; siempre que tenga pedal.
Los mismos que hasta la fecha no se han agrupado en una cámara seria y profesional que los respalde. Despreocupados en discutir con un estado ciego sordo y mudo, prefieren ejercer lobby en épocas de elecciones, poniendo huevos en todos los nidos.
Con el auge de la venida de los supermercados chinos al país, Moreno se convirtió en una plaza atractiva para la colectividad floja de papeles, fácil de venderles espejitos de colores (permisos y licencias). Hoy la saturación indica que en 184 km2. cuadrados se asientan unas 220 de estas bocas de expendio, casi 1 por km2.
Las últimas estadísticas serias remiten, que en el país existe un emprendimiento cada 50 habitantes en promedio. Además, si no tenemos en cuenta el pésimo Censo Poblacional de 2010, llevado adelante por el INDEC de Guillermo Moreno, Itzcovich y Paglieri, que detecto en Moreno 516.000 habitantes, (a 2020 1.000.000/hab), la cuenta daría unos 20.000 comercios . Estos números dejan a las claras la alta informalidad de la actividad mercantil comarcal, en la que se viene ejerciendo desde hace años, la máxima: que pocos paguen mucho, y casi nadie pague nada.
Al principio alcanzaba para todos, pero prontamente el bolsillo de payaso de la política comenzaría a requerir más y más. Demasiadas bocas para alimentar con el pobre movimiento local. El negocio se seguía centrando en las habilitaciones e inspecciones dependientes de la Secretaria de comercio, que exprimía de manera conveniente tanto a la industria como al comercio. Más tarde fueron los chinos, y finalmente todas las transacciones de origen informal e ilegal que pagan patente de corso para trabajar.
Con el advenimiento de la crisis de 2001, Moreno fue uno de los primeros distritos en plagarse de ferias de trueque, la impresionante cantidad de personas arribadas a la localidad producto de las insanas políticas publicas instauradas por Mariano West, la pobreza, la miseria y la delincuencia se instalaron definitivamente.
Por supuesto el brazolargo de la política llego rápidamente allí y en vez de revertir la situación de precariedad laboral, que nos llevó a ser la ciudad dormitorio más grande de todo el conurbano, profundizo y estimulo las mismas; regenteando con punteros la incontable cantidad de puestos y mantas que yacían en locaciones a cielo abierto principalmente. Este fue el primer desembarco sobre la economía informal, al mismo tiempo que la economía ilegal y delictiva quedaba en las mismas manos.
A medida que la situación mejoraba, algunos dejaban la calle para trasladarse a espacios bajo techo, allá por 2007, comienzan a verse los primeros hombres de color por la zona, que, estimulados por el estado protector municipal, comenzaron a ser documentados y acogidos, para luego ser explotados. Hoy las mantas africanas se cuentan por cientos, y son rehenes consecuentes del gobierno de turno. Actualmente se han convertido en un serio problema para el comercio minorista, apostados en las veredas de cientos de locales cerrados, producto de la desidia del gobierno que lleva adelante Mariel Fernández, que está dando sobradas muestras de su incompetencia.
Ni el estado ni los privados han sido capaces de encaminar la descalabrada situación, los primeros azotan a los pocos que tributan con altas tasas, mientras que las asociaciones de comerciantes se mantienen dispersas y en manos de títeres de la política vernácula con conflicto de intereses con el municipio.
En tantísimos años no han sido capaces de profesionalizarse, aglutinando a la mayoría con más capacidad contributiva, tampoco de organizarse para el cobro de una cuota con el cual poder solventar un sistema informático de registración que permita revertir el 60% de evasión persistente.
Los mismos, a los que no se les cae una idea de cómo poner en valor la zona céntrica, con la simple creación de peatonales o corredores gastronómicos. Son aquellos que someten a sus afiliados y a los que no lo son, al pedido de colaboración constante, para poder trabajar. En suma, los mismos que no han movido un dedo para asentar la AFIP en el distrito. Haciendo peregrinar hasta Lujan a aquellos que intentan una empresa.
Tampoco han podido desarmar la trama determinista de sobrealimentar forzadamente el centro comercial que yace en los alrededores de la estación del ferrocarril Sarmiento, con onerosos alquileres en manos de una elite ligada a las mismas inmobiliarias que han compartido con el poder, el negocio de la tierra desde los años 90. Situación que no ha hecho otra cosa que perjudicar a las demás localidades existentes en la misma línea del tendido ferroviario como La Reja y Francisco Álvarez y la lejana Cuartel V abandonada a la buena de Dios.
Un apartado especial para la asociación de comerciantes de Trujui, totalmente escindida de la centralidad morenense, más cercana a los partidos de San Miguel y José C. Paz, y Hurlingham, que ha sabido mantenerse a puro esfuerzo, pero que ha caído involuntariamente en la lógica mediocre de trabajar con habilitaciones precarias y así mantenerse a merced de los caprichos de los gobiernos de turno.
La ultima pata de este engranaje lo representa el negociado de la tierra tanto fiscal, como dentro de los parques industriales y los derechos de construcción de propiedad horizontal; que será tema de otra entrada.
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Excelente nota Gustavo muy clara y con muchas verdades de como se manejan los políticos de turnos de nuestro distrito éxitos!!!
Más claro ponele agua. La vaca raquítica nunca más acertada imagen Gustavo .. Exelente .. comparto