Este corriente 26 de agosto se realizó una movilización en diferentes puntos del país cuyo epicentro fue la Plaza del Congreso de la Nación.

Allí, donde se esperaba una masiva cantidad de personas, la protesta arrancó tímida y, aunque con el paso de las horas se sumaba cada vez más gente, la convocatoria terminó siendo realmente paupérrima.

Desde el comienzo, alrededor de las 16 horas, hubo problemas, ya que se podían oír reclamos respecto de que los inspectores no permitieron que se instale la carpa que estaba prevista ni los baños químicos siendo que, según las declaraciones de quienes habían organizado el acampe, se habían hecho los trámites pertinentes y habían sido expedidos los correspondientes permisos.

Es dable destacar que los argumentos que esgrimían los manifestantes respecto de la participación fueron variados y heterogéneos, aunque se concentró el fundamento en mayor parte en el rechazo a la reforma judicial que mañana será debatida en la Cámara de Senadores.

Sin embargo hubo quien, por ejemplo un representante de “Espartanos en Lucha” –un movimiento que hace 15 años se presenta en la Corte Suprema de Justicia-, aseguró estar ahí porque según mencionó (desde el Gobierno) “nos afanaron el Anses. Nos afanaron el PAMI”.

Integrantes de FUA. Un grupo de autoconvocados sin partidismos, aseguraron que estaban en el lugar en “defensa de la Constitución, en defensa de los derechos” y sobre la base de la “interminable cuarentena”.

También hubo quien aseguró estar en el lugar en contra de las decisiones del Gobierno en general y por las políticas que el peronismo fue implementando a lo largo de los años, lo cual, según su punto de vista, es lo que llevó al país a estar en el lugar crítico en el que se encuentra en las distintas materias.

Incluso, aunque suene paradójico, hubo quien aseveró que se encontraba presenta para “hacer un número más” ya que dijo estar “conforme con las medidas del Gobierno”.

Como en todo movimiento, no podían faltar los vendedores ambulantes, como Luis, quien viajó desde Quilmes con un manojo de banderas. Si bien en la marcha del 17A vendió unas 200 banderas –lo que le dejó una ganancia de entre tres y cuatro mil pesos-, no tenía tanta esperanza esta vez.

Lo propio pasó con Tobías, de la localidad de Wilde, quien se encontraba con una bandeja llena de bolsitas de garrapiñada ya que, según comentó, en la manifestación llevada a cabo el pasado 17 de agosto vendió apenas “unas 10 o 15 banderas” dejándole una ganancia de “950 pesos”.

Sin embargo, el momento más llamativo se dio alrededor de las 4:30 de la tarde, la lluvia torrencial no daba respiro y los manifestantes no tuvieron más opción que cruzarse de vereda para resguardarse en algún techo, o entrar en sus respectivos autos.

Sin embargo la oscuridad que aparentaba el anochecer y la lluvia duraron apenas 15 minutos y los allí presentes volvieron a cruzarse hacia la plaza al frente del Congreso.

No se registraron incidentes y todo se realizó con total normalidad, incluso muchos con conciencia y tomando las medidas precautorias necesarias en el contexto de la pandemia por el coronavirus.

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