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Cristina Kirchner, pragmática para construir poder, dogmática para ejercerlo

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La perversidad como política
La perversidad como política

La gran paradoja de la política argentina actual consiste en que la domina en gran medida una figura rechazada por más del 60% de la sociedad, que perdió cuatro de las últimas seis elecciones, que para evitar una nueva derrota -tal vez la definitiva- se vio obligada a declinar la candidatura presidencial y resignarse a ocupar la vicepresidencia, que tiene baja aceptación incluso dentro de su propio partido y que sigue siendo ignorada por los principales líderes del mundo civilizado.

 

Para peor, la asedian numerosas causas penales, cuya dificultad se acrecienta ante el rápido naufragio de la (contra) reforma judicial, que ella impulsó y de la que se vio obligada a despegarse luego del generalizado repudio que provocó.

A pesar de promover ideas que fracasaron reiteradamente en el país y en el mundo y que atrasan al menos medio siglo, con sus presencias y sus ausencias, con sus palabras y sus reiterados silencios, Cristina Fernández de Kirchner continúa siendo el factor de poder más relevante de un sistema que, por eso, sigue profundizando una crisis económica y social sin precedente y, al hacerlo, la vuelve aún más caótica y amenaza con conmocionar los endebles cimientos de nuestro andamiaje institucional.

El pragmatismo le duró lo mismo que se extendió la campaña electoral. En ejercicio del poder, la actual vicepresidenta recuperó su dogmatismo: sus jugadas y movimientos tiñen todas las acciones del gobierno, que ve cómo se erosiona día a día su base de votantes moderados. La palabra "venganza" parece inscripta en muchas de sus acciones: el avance contra Vicentin se asocia inmediatamente con la crisis del campo de 2008; el DNU que congela las tarifas de internet, telefonía móvil y televisión por cable hasta el final del año y la llamada "cláusula Parrilli" de la reforma judicial se convirtieron en un patético revival de la ley de medios. En medio de un impactante crecimiento de la inseguridad y de ataques a la propiedad privada -incluyendo las tomas de tierras vinculadas a los negocios turbios de la política-, la expresidenta despliega su agenda unilateral con total independencia del contexto.

Es posible que el control que ejerce sobre la devaluada agenda nacional sea meramente transitorio: el tembladeral en el que se está encallando de nuevo la Argentina obligará a cambiar los qués (los ejes y las prioridades de la política pública), los cómos (nada importante se podrá hacer sin el consenso de los principales actores políticos y sociales) y probablemente los quiénes (muchos integrantes del gabinete lucen desgastados o están ausentes).

De ninguna manera esto quiere decir que exista riesgo alguno de golpe militar. Se equivoca en este plano Agustín Rossi, el ministro de Defensa. No solo se trata de un escenario improbable: es sencillamente imposible. Uno de los escasos logros de estos casi 37 años de vida democrática ininterrumpida que llevamos es que las Fuerzas Armadas están integradas al orden constitucional. Sin embargo, sin llegar a los extremos de una reversión autoritaria liderada por militares como ocurrió hace diez días en Mali, la Argentina corre serios riesgos de profundizar su significativa decadencia, enfatizando rasgos y mecanismos autoritarios, en especial mediante una utilización más amplia e intensa de instrumentos de corte intervencionista.

Una de las características más importantes de la experiencia 1930-1990 en el país y en toda América Latina, cuando predominaron regímenes autoritarios mechados con breves experiencias de democracias frágiles o tuteladas, fue la conformación de lo que Marcelo Cavarozzi denominó una matriz Estadocéntrica. Estructurada en torno a rígidos mecanismos de intervención del Estado en la economía, la política y la sociedad, fue creada en respuesta a la Gran Depresión (que derivó en un proceso de desglobalización) y colapsó como resultado del desastre fiscal y financiero que implicó la crisis de la deuda a partir de 1982 y, más importante aún, del avance del nuevo proceso globalizador que venía tomando forma desde la década anterior.

En nuestro país, los dos episodios de hiperinflación terminaron de pavimentar el camino para instaurar cambios estructurales que pretendían conformar un nuevo orden basado en las fuerzas del mercado. Esa década efímera de reformas "desde arriba" (ese espejismo voluntarista de un país que buscaba modernizarse y ser por fin competitivo), implementadas como siempre sin consenso ni sensibilidad con (ni compensaciones para) los que quedaban fuera del nuevo sistema, finalizó con otro colapso, allá por diciembre de 2001.

Con un estrecho y tortuoso desfiladero en el cual moverse, limitado por sus permanentes contradicciones y por un equipo que no le acerca soluciones efectivas (tampoco queda claro cuánto escucha a sus colaboradores), Alberto Fernández cae en la misma perversa tentación que sus predecesores: exagera los atributos del hiperpresidencialismo y, lejos de beneficiarse, conspira contra sí mismo. Cuanto más duro se muestra, más impotente resulta ser.

Más de tres décadas de experiencia como operador político para los más disímiles líderes forjaron en él una capacidad para sobreadaptarse a casi todo (su principal denominador común con Horacio Rodríguez Larreta, que, a diferencia del Presidente, siempre transparentó su vocación por ocupar la máxima magistratura). Para no desdibujarse frente a la presión de Cristina, prefiere encabezar la avanzada radicalizadora antes que sucumbir o quedar desautorizado (recuérdese el famoso principio peronista: "con los dirigentes a la cabeza o con la cabeza de los dirigentes"). Tal vez conserve en su fuero íntimo la esperanza de influir en la intensidad o la dirección de la aventura jacobina impulsada por el Instituto Patria (que amenaza con desembarcar en varias provincias para repetir la terapia de asedio y domesticación del Presidente con algunos de sus principales aliados, gobernadores moderados). En la debilidad, es imprescindible seleccionar un adversario aún más magro para confrontar. Alberto Fernández elige entonces a Mauricio Macri, que, solidario con su sucesor, se fotografía en Suiza jugando al fútbol mientras arrastra el karma de los expresidentes: ser siempre candidatos derrotados si se presentan a cargos electivos. Estos esfuerzos no parecen darle buenos resultados: su imagen positiva sigue descendiendo y la política de confrontación no le sirvió para recuperar ni un centímetro de terreno. Quizá le permita consolidar la base dura del peronismo (K y no K) en torno del 37/40% e intentar recuperar algo del segmento moderado el año próximo, en una elección de medio término que será crucial para el futuro político del país. Para eso debe encarrilar una economía que se desangra a diario con la sistemática pérdida de reservas y con un ritmo totalmente desmadrado de emisión monetaria.

La probabilidad de que este curioso experimento político que constituye el gobierno del FdT termine descerrajando una crisis aún más grave aumenta constantemente. Eso convierte a las elementales tácticas desplegadas por los principales actores, incluida CFK, en movimientos lábiles y pasajeros. Nadie tiene estrategias serias, solo maniobras coyunturales para satisfacer un mero capricho, conseguir alguna prebenda y sobrevivir el día a día. La política argentina se convirtió en una lucha hueca y vana por avanzar sin brújula ni metas aplicando métodos que ya han fracasado demasiadas veces y con la utópica pretensión de defender los intereses de los más vulnerables, cuyos dramas cotidianos se acrecientan exponencialmente por las banales incoherencias de quienes fomentan la esclerosis de los principales resortes del poder.

 

5 comentarios Dejá tu comentario

  1. Vivimos en el mismo País, en Argentina, por lo tanto los análisis políticos no pueden hacernos creer que FERNANDEZ ALBERTO es un ser diferente del que vemos y oimos a diario. Por parte del Presidente mucho relato, discursos berretas, apela mucho a las fábricas de humo y no a la realidad. Busca responsabilidades externas y no asume responsabilidades propias.Las acciones que toma no tienen fuerza para sostenerlas, le cuesta proponer algo.Piensa que vamos a crecer, tener empleos, más producción y aumento de salarios, imprimiendo, aumentando los impuestos , agrandando al estado, aumentanmdo el Gasto Público, ahogando al Sector Privado.Resumiendo, hasta ahora, hasta hoy un ROTUNDO FRACASO.

  2. Como puede alguien ( aunque sea Vice del gobierno) que afuera le den abal alguno, que bien se sabe afuera (y adentro) que es perseguida por la Justicia y no al cuete!!! Por que no salen los presidentes de Venezuela, Cuba, Nicaragua, ´Corea del Norte, fuera de sus dominios, por el miedo a que les ocupen el puesto de mando y por que Interpol los ponga presos o en apuros legales, como le ocurrió a Pinochet en su momento. Si algunos van a los paises mas poderosos que ellos que los mantienen, tal China con Corea del Norte, Rusia con Belorusia. Esha es "factor de poder" por que del otro lado hay un "corrupto o delincuente" que le responde, eso hay que decirlo bien claro e insistentemente. La Sra NO TIENE PODER ALGUNO solo cuenta ellos con los dineros que se robaron del ERARIO PÚBLICO o sea nuestros dineros que quieren por cierto seguir robando. Acá no hay planificación seria alguna, se planea si al día a día, el sr. Presidente, es que dá lástima su figura (él lo quiso asi), ese hombre (si lo es) no es para ese puesto y va al fracaso, arrastrando al país todo!!!. La susodicha, aprovecha y nos lleva a una Venzuela de hambres y mas miserias, como si ya no tuviéramos bastante, en un ispa que le dá alimentos a cientos de millones de habitantes afuera.

  3. Es increíble ese pedazo de mujer, es una gigante, mientras los pequeños la tratan de atacar para que reaccione, pero ella muy hábilmente hace silencio y cuando habla destruye con poco, es cómo Messi o Maradona futbolísticamente, la marcan todos la cagan a patadas pero la jugada va por otro lado pero cuándo agarra la pelota hace desastres. Una diosa

  4. Lo cierto es que AMBOS FRACASADOS, Cristina Fernández y Mauricio Macri no deben ESTAR mas presentes en las DECISIONES DE ESTADO. Ambos tuvieron su oportunidad, Por la MALA GESTION DE CRISTINA FERNANDEZ es que Mauricio Macri llegó al poder y es por el fracaso de MAURICIO MACRI que Cristina Fernández volvió al poder. Es sabido que un fracasado, para colmo NEGADOR del fracaso, (hizo campaña ponderando su acción de gobierno en su libro "sinceramente"), en este caso NEGADORA, nunca puede ser solución para nada. La NECEDAD no lleva a nada, solo a mas fracaso y lo estamos viendo como LAS URGENCIAS DE LA SOCIEDAD han pasado a un SEGUNDO PLANO por las prioridades que IMPONE una NECIA. Por otro lado Mauricio Macri, solo se pusó la lápida como DIRIGENTE RESPONSABLE, cuando en Enero de este año RECONOCIO que " YO LES DECIA A MIS FUNCIONARIOS , CUIDADO, NOS VAMOS A IR A LA MIERDA, Y ELLOS ME DECIAN, TRANQUILO" https://www.infobae.com/politica/2020/01/25/mauricio-macri-reaparecio-para-una-charla-informal-en-villa-la-angostura-no-nos-van-a-llevar-puestos/ Es decir que si el COMO MANDATARIO DE UNA NACION PERCIBIA EL RIESGO ¿COMO ES QUE SUBORDINÓ LAS DECISIONES A FUNCIONARIOS DESIGNADOS POR EL MISMO? ¿Entonces reconoce que ELIGIO MAL A SUS FUNCIONARIOS que arrastraron a todo un pais al desastre? De ser así, EL DESTINO DE MILLONES DE PERSONAS no pueden estar en manos de quien NO ASUME LA RESPONSABILIDAD TOTAL DE SUS ACCIONES. Una cosa es DELEGAR tareas y otra delegar DECISIONES TRASCENDENTES. Además UN PAIS EN ESTA PARTE DEL SIGLO XXI debe terminar con los PERSONALISMOS, Somos LOS CIUDADANOS LOS IMPRESCINDIBLES, NO, los monigotes que se presentan para ser SERVIDORES PUBLICOS.

  5. Es FALSO que la pingua K "declinó la candidatura presidencial para evitar otra derrota electoral", no fue el temor a esto lo que la llevó a hacerlo, sino que fue la ÚNICA MANERA de que los CORRUPTOS, INÚTILES Y CIPAYOS PRO no ganaran en 2015(lo que hubiera ocurrido con cualquier otra variante) y que ella y sus hijos terminaran en cana, lo que hubiera ocurrido porque los senadores y diputados flanes le hubieran sacado los fueros, y la hija ni siquiera los tiene. Si no fuera por eso ella se hubiera retirado de la política, porque será corrupta pero boluda no es y sabe bien que políticamente está muerta, porque 2/3 de los argentinos la rechazan y con el tercio restante no puede construir nada políticamente para si . Además sabe bien por su contacto estrecho de 17 años con el llamado "poder", que a éste no lo tienen los que nominalmente "gobiernan", y que si ella a duras penas y con muletas llegó a 2015, ahora con una realidad muchísimo peor que la que dejó, UN "GOBIERNO" KIRCHNERISTA PURO NO DURARÍA 1 HORA . Fueron los antiK, con la persecución aviesa que le hicieron fabricándoles causas pedorras por cometeos pedorros y choreos de ladrones de gallinas, y algunos LAWFARE alevosos y muy perjudiciales para el país, con el IMPOSIBLE encubrimiento a Irán y "el crimen" del CHORRAZO SUICIDA Nisman, LOS QUE LA OBLIGARON "A VOLVER" PARA NO TERMINAR EN CANA, sólo por eso. Lo que sigue siendo una espada de Damócles para ella, si algún antiK ganara en 2023. Ergo, cualquier mínima diferencia con su pollo Albertito F la va a precipitar al abismo de la cárcel, por eso se va a cuidar de no tenerla. A ellos "NO LOS UNE EL AMOR, SINO EL ESPANTO", especialmente a ella.

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