El asesinato del periodista Jamal Khashoggi, ocurrido en Turquía el 2 de octubre de 2018, vuelve a entrometerse en las fructíferas relaciones entre Arabia Saudita y Estados Unidos, luego de que su prometida presentara esta semana en Washington una demanda civil en contra del príncipe heredero, Mohamed Bin Salman.
Cuando sucedió el crimen en el consulado saudita en Estambul, el presidente estadounidense Donald Trump minimizó un informe de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) que responsabilizaba a Riad por el asesinato del disidente.
El 21 de octubre, el hecho volvió a salir a la luz después de que Hatice Cengiz, la prometida del difunto columnista del diario The Washington Post, y un grupo de derechos humanos presentaron una demanda civil en un juzgado federal de Washington D.C, la capital estadounidense.
La pareja de Khashoggi, de 58 años, alega que su novio fue víctima de un montaje para asesinarlo, ya que los funcionarios sauditas de la embajada de Washington le dijeron al periodista que no podía recibir los documentos en Estados Unidos y que, en cambio, tendría que viajar a Estambul para conseguirlos.
Cengiz no fue la única en reclamar justicia. El 11 de septiembre, la relatora especial de la ONU en ejecuciones extrajudiciales, asesinatos sumarios o arbitrarios, Agnes Callamard, recomendó durante una audiencia del Congreso estadounidense una serie de sanciones contra la cadena de mando saudita "incluso hacia el príncipe heredero" Bin Salman.
A principios de octubre, Callamard pidió también a la CIA información sobre el crimen del periodista y, durante una entrevista con la agencia de noticias turca Anadolu, la relatora de la ONU dijo que toda la evidencia apunta a que el príncipe heredero "tenía conocimiento del asesinato de Khashoggi; incluso lo aprobó".
"Esta acusación no va a salpicar a Trump. Porque dentro de los republicanos, si bien hubo algunas voces que lo criticaron por esa alineación inmediata con el príncipe, después apoyaron lo que decía el mandatario de que los sauditas eran muy importantes para los estadounidenses por la compra de armas", recordó el analista Ezequiel Kopel.
El periodista, autor de los libros "La disputa por el control de Medio Oriente" y "Medio Oriente, un lugar común", señaló que si gana la presidencia el demócrata Joe Biden en las elecciones del 3 noviembre, "les va a hacer sentir a los sauditas el apoyo que le dieron a Trump en esta última elección, junto a otras monarquías del Golfo Pérsico".
"Pero, después de los comicios, no creo que la Casa Blanca vaya a romper la relación comercial con Riad", señaló Kopel.
Pocos días después del crimen de Khashoggi, el presidente Trump se mostró desconcertado por las acusaciones formuladas en contra del heredero al trono saudita. Sin embargo, dejó en claro que no adoptaría sanciones contra Riad, enemigo religioso de Irán y uno de los principales socios de Washington en Medio Oriente junto a Israel.
"Si bien la muerte de Khashoggi generó un revuelo en la opinión pública internacional, dado que se trataba de un opositor a la casa real saudita, en mi opinión no creo que esta demanda pueda afectar las relaciones entre ambos países, y que tampoco impacte negativamente en la imagen de Trump previa a las elecciones", dijo a la agencia de noticias Télam Bernabé Malacalza, doctor en Ciencias Sociales e investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet),
El analista opinó que "es difícil pensar que (la demanda) ponga en jaque el estrecho vínculo entre el príncipe heredero bin Salman y Trump, debido a los intereses que ambos comparten en Medio Oriente, entre ellos, la normalización de las relaciones diplomáticas con Israel".
"Sin embargo, esta situación podría cambiar si Joe Biden gana las elecciones y los republicanos suben al poder", advirtió.
A principios de octubre, en un artículo de su Consejo Editorial, el diario The Washington Post afirmó que dos cosas ocurrieron desde la muerte de Khashoggi: no hubo justicia para quienes orquestaron el crimen y el príncipe Bin Salman, gobernante de facto del reino, sostiene una brutal represión que no tiene registros en la historia de esta monarquía petrolera.
The Washington Post también menciona que hubo otro caso de intento de asesinato contra el disidente saudita Saad bin Khalid Al Jabry, un exfuncionario de inteligencia y exasesor de Bin Salman, quien vive exiliado en Canadá.
El hecho ocurrió días después del crimen de Khashoggi, de acuerdo a varios documentos judiciales de una demanda presentada a principios de agosto de este año en Estados Unidos, informó la cadena británica BBC.
Para retomar el tema de este espantoso asesinato , creo hay que esperar unos días más por las elecciones Presidenciales de los EEUU. Es muy interesante recordarlo.