Hay que ser capaz de hacer un esfuerzo enorme para controlar lo que uno dice, hay que tener un discurso milimétricamente armado para ser presidente de la Argentina, hoy, hacer un discurso nada menos que en un acto de entrega de viviendas, y no decir nada, ni una sola palabra, sobre las usurpaciones y ocupaciones ilegales de campos, terrenos, lotes y viviendas que están teniendo lugar en gran parte del país.

Es exactamente lo que acaba de hacer Alberto Fernández, que entregó viviendas del plan Procrear en Ezeiza, La Rioja y Formosa. En un encendido discurso pagó el diezmo de su candidatura repitiendo sus alabanzas de siempre a Néstor y Cristina, fustigó al gobierno anterior por -según él- haber dejado de construir viviendas y hospitales y acusó a “minorías” a las que no identificó de presionar por una devaluación. “Si quieren pelea, les daremos pelea”, dijo.

Pero en todo su discurso no hubo una sola palabra sobre las tomas que están teniendo lugar en al menos 12 provincias, que ponen en duda la vigencia del derecho de propiedad. No es chiste. Nuestro colega Francisco Centeno acaba de dar datos oficiales para Córdoba, por ejemplo: en lo que va del año hubo 383 usurpaciones sólo en esta provincia. Nos cuentan nuestros compañeros que en Santa Fe capital prende la moda porque las ocupaciones se propagan como el virus, y una red vecinal ya pide un protocolo oficial para saber cómo actuar, no ante el coronavirus, sino ante el hecho de que te tomen la casa. En Luján de Cuyo, Mendoza, familias que pagaron sus lotes montan guardia para que no se los ocupen.

Si te usurpan, todo indica que estás hasta las manos. El jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, dijo nada menos que ante el Congreso que una toma es un acto ilegal sólo si hay sentencia firme, lo que en Argentina puede llevar años. O sea que en Argentina una escritura pública ha dejado de tener valor. El que entra a una propiedad, se queda con su uso.

Mientras tanto, un poderoso aparato paraestatal de funcionarios, militantes y subsidiados del gobierno justifica, instiga o incluso protagoniza las tomas de terrenos. Como pasa con más de 130 ministras, funcionarias, legisladoras de distintos órdenes y empleadas del Instituto Patria que, con la excusa tuerta de la sororidad, no esperan fallo alguno para solidarizarse con la presunta usurpadora Dolores Etchehere y dejan sola a la presunta perjudicada, Leonor Barbero Marcial, la madre de Dolores. Que también es mujer pero no importa.

Este perro babea, es peludito, mueve la cola y ladra: el Frente de Todos está bajo control de un grupo que quiere voltear el derecho a la propiedad privada que establece la Constitución. Y el presidente Alberto Fernández está de acuerdo con eso o vive en la luna. Si no, hubiera aprovechado el acto que acaba de terminar aunque sea para llamar a la calma, aunque sea para tomar distancia, aunque sea para aclarar que usurpar todavía es un delito. Y no lo hizo.