La 1ª Corte Suprema de la Nación se debe a la ley Nº 27 del 18/10/1862, presidencia de Bartolomé Mitre. Sus miembros juraron el 15/1/1863. Como presidente, Francisco de las Carreras*; miembros, Bonifacio del Carril, José Barros Pazos, Francisco Delgado y el procurador Francisco Pico.
La Corte se mantuvo con 5 miembros a lo largo de muchos años, cuando la Argentina era un país serio y una esperanza para el resto del mundo. Cambió de régimen político en 1916 con la ley 8.871 (Sáenz Peña) del voto secreto y obligatorio y con padrones. Fue electo Hipólito Yrigoyen, UCR.
El país cambió, la Corte no. Los jueces morían en sus puestos, pocos renunciaban sin presiones políticas. Eran la cabeza de un poder independiente de los otros dos poderes, del Legislativo y del Ejecutivo. Recién en 1947 J.D. Perón cambió miembros de la Corte.
En 1962 Arturo Frondizi aumentó los miembros de la Corte a 7. En 1966 el gobierno de facto de J.C. Onganía volvió la Corte a 5 miembros. En 1990 el gobierno de C.S. Menem los incrementó a 9 miembros. En 2006 N.C. Kirchner cambió los miembros y redujo la Corte a su número inicial, 5.
Hoy, la Corte tiene 5 miembros, presidente Carlos Rosenkrantz, vice presidente Elena Highton de Nolasco, Ricardo Lorenzetti, Juan Carlos Maqueda y Horacio Rosatti. Los 3 últimos PJ. Un juez tiene el derecho de elegir su partido político, no de hacerlo público, quita imparcialidad.
Pero la Corte Suprema Argentina ha cambiado tanto su número de miembros, ha sido tan vapuleada, ha tenido miembros tan poco dignos de serlo, que ya no asombra el hecho de tener jueces que reconocen su pertenencia política y desgraciadamente la usan al impartir fallos.
En un momento crucial de la vida republicana, cuando el ataque de la vice presidente a través de su dominio del senado, arteramente hizo votar y lo votaron, el re traslado de 3 jueces. Los 3 curiosamente son los que tienen juicios en contra de CFK, la última esperanza era la Corte. Lástima el “era”.
Ha sido una mala costumbre de los presidentes, incluyendo de CFK en su tiempo, el hecho de trasladar jueces de un lugar a otro sin cambiar su estatus. Lo hizo M. Macri en 2017. En este caso fueron 3 jueces, Bruglia, Bertuzzi y Castelli. El tema llegó a la Corte, que el 11/4/2018, falló a favor.
A través del fallo Nº7/2018, Expediente Nº1220/2018, los jueces Ricardo Lorenzetti, Juan Carlos Maqueda y Horacio Rosatti, firmaron el acuerdo del traslado sin necesidad de examinarse ante el senado, ya que lo habían hecho anteriormente. Rosenkrantz y Highton de Nolasco se abstuvieron.
Previamente, la acordada Nº4, igual Nº de expediente, del 15/3/2018, con el mismo tema, fue firmado por los 5 miembros a favor. Luego de la votación del senado K en contra de los 3 jueces, la Corte aceptó el “per saltum” presentado por los 3 jueces, y volvió a fallar. Esta vez, a medias.
Firmaron Highton, Lorenzetti, Maqueda y Rosatti; Rosenkrantz se opuso. Deja a los 3 jueces en su lugar…por ahora. Cuando estén listos los concursos (del que pueden participar y no los dejarían ganar) deberán volver a sus antiguos puestos. Salvo Castelli cuyo puesto ya fue concursado.
La Corte establece que cambiar a los jueces de lugar no está bien. Legislar hacia atrás, tampoco. Fallar a favor de CFK y su impunidad (se caen los juicios en su contra) e inventar jueces itinerantes, es cuando menos, aberrante con lo fallado hace 2 años. Poco legal y demasiado político.
¿Qué cambió entre el 2018 y el 2020? Cambió el ejecutivo. En 2018 la Corte debía quedar bien con Macri, hoy debe quedar bien con los Fernández. “Cortesana” define a una persona al servicio del rey (o de la reina) o de su familia. Esta Corte (salvo Rosenkrantz) es muy cortesana.
La Corte Suprema de Justicia debería impartir Justicia, atenerse a la Constitución Nacional, ser su intérprete y su ejecutora. Hoy tiene una mayoría abiertamente al servicio del gobierno de turno, dispuesta a avalar la impunidad, que es la contra cara de la Justicia. La Argentina es un país con poder judicial y vaciado de Justicia.
*El 1º Presidente de la Corte nombrado por Mitre fue Valentín Alsina que no aceptó (era senador y rival de Mitre). Tanto Alsina como los demás miembros no eran amigos de Mitre.
“De hoy en adelante la propiedad particular, la seguridad individual, los derechos todos que la constitución acuerda con los habitantes de la República, sin distinción alguna, colocados al abrigo de un poder moderador, estarán garantizados contra la exaltación de las pasiones políticas que tan fácilmente pueden conducir a los poderes públicos, induciéndoles a ultrapasar el límite de sus atribuciones respectivas”. Discurso de la inauguración de la 1ª Corte Suprema de Justicia, 15/1/1863.