Uno de los "fenómenos"
perteneciente al irreal mundo ficticio, creado por la mente humana es el milagro,
cosa que tanto los físicos como los químicos y biólogos saben bien que no
puede producirse porque, aunque se hayan dedicado toda su vida a la
investigación, jamás han sido testigos de uno solo de ellos.
No obstante, la humanidad en su mayoría cree en que
estos existen. En la antigüedad eran "más frecuentes" porque se
poseían pocos conocimientos. Incluso la caída de un aerolito era tomada por
un acontecimiento milagroso, pues ¿quién podía aceptar en el año 476 o en
el 1000 o 1500 que un bloque de piedra pudiera elevarse por los aires para
caer en un descampado, sin haber señales de montañas cercanas y enterrarse
con violencia?
La Piedra Santa adorada por lo mahometanos contenida
en la Kaaba de la Meca, es según dice Bruno Burgel en su libro Los mundos
lejanos (Ed. Labor, Barcelona, 1952, pag. 450), un meteorito que cayó en
Arabia.
De creerle a la Biblia, podemos conocer -según el
libro de Josué- la descripción del siguiente "milagro": "En
su huida delante de Israel en la bajada de Beterón, echóles Jehová encima grandes
piedras del cielo hasta la localidad de Azeca y murieron" (Josué
10:11).
Al parecer, griegos y romanos interpretaron que la caída
de piedras del cielo era una diversión de los dioses. Por ello muchos
aerolitos fueron adorados en templetes construidos ex profeso. Así tenemos a
la "Piedra del Sol" en Efeso, y la de Tebas y Creta.
También cuenta Burgel que en Alsacia, en la villa de
Ensisheim, en el mes de noviembre de 1492, cerca del mediodía ocurrió un
"raro milagro", pues un pedruzco había caído con gran estruendo
desde los aires, sobre un campo sembrado de trigo. Este objeto fue depositado
en la iglesia del lugar como recuerdo del "milagro", pues los
"sabios" de entonces conjeturaron que era sobrenatural que una
piedra con un peso de 260 libras hubierse sido lanzada hacia los aires desde
el suelo y que no podía ser otra cosa que un milagro de Dios. (Ob. cit. pág.
451).
El milagro va ligado casi siempre a los líderes
fundadores o reformadores de religiones o sectas religiosas.
En el Mahabarata podemos leer sobre Krisna lo
siguiente: "Y mucha gente le seguía (a Krisna), y exclamaron y le
gritaron: ¡ayúdanos Señor! Y de todos lados dijeron: éste es quien nos
libertará. Este es quien resucita a los muertos, sana a los sordos, ciegos,
paralíticos y cojos. Krisna resucita a los muertos, sana leprosos, hace que
los ciegos vean, los sordos oigan...". (Nótese la similitud entre
este personaje antiguo con el Cristo de Israel).
El buda también realiza prodigios como alimentar
con un solo pan a 5000 hombres que le siguen quedando más migas que el pan
repartido, y no sólo eso, también sus discípulo llegaron a poseer toda
clase de poderes mágicos o milagrosos, los llamados Riddhi o Indhi, hoy
denominados "clarividencia" y "clariaudiencia" por los
parapsicólogos que creen en estos imposibles. También podían recordar
nacimientos anteriores y conocer el pensamiento de los demás (detalle que
también aceptan los parapsicólogos, bastando para ello sentarse al lado de
una persona en un micro, tren o avión).
Otros milagros eran físicos como atravesar muros, cercas o
colinas como si fuesen aire. (Bueno... creo que los metapsíquicos aún no han
llegado a esto). Mágicamente podían desdoblarse o dar a su cuerpo la forma de
un muchacho, de una serpiente y otra figuras. (Véase; Edward Cpnze:
El budismo (Su esencia y desarrollo) Fondo de Cultura Económica,
Mérxico, 1978, págs. 141 y 142).
El continuador del orfismo y su renovador Pitágoras,
como los profetas hebreos, predica, y también hace milagros. Todos conocemos
los milagros de Moisés, fundador de la religión monoteísta hebrea, como
cruzar el Mar Rojo con sus huestes, y los de Cristo creador de la secta de los
nazarenos, luego cristianos.
También Mani el continuador de Buda y Jesús,
fundador del maniqueísmo hizo el milagro de volar por los aires para
convertir al rey de Turán.
Muy posteriormente, el iniciador de la secta de los
Mormones, José Smith (1805-1844), se vio rodeado también de hechos
milagrosos como el descubrimiento de ciertas planchas de oro y la revelación
que le hizo un ángel para escribir El libro del Mormón, una
tradaucción de "Las nuevas Escrituras".
Más recientemente tenemos al milagroso Sai Baba que,
según su biógrafo Howard Murphet, "no hay prácticamente nada que
Sathya Sai Baba no haya hecho o no pueda hacer, como resurrección de los
muertos, curación de cualquier enfermedad (incluso el cáncer), lectura del
pensamiento, bilocación, psicoquinesia, precognición y sobre todo
materializacion de objetos tales como relojes, pulseras, diamantes, anillos,
libros y cenizas. (Véase: Howard Murphet: Sai Baba. El hombre milagroso, Errepar,
Buenos Aires).
Este personaje se declara la reencarnación de Siva y
se proclama omnipotente, omnisciente y omnipresente como Dios.
Pero para nosotros, los occidentales, enclavados
en el ámbito de la religión cristiana, es aquí donde han pululado y
pululan los milagros, muchos de ellos aceptados por los metapsíquicos. Desde
el vamos los Evangelios y los Hechos de los Apóstoles, se hallan atestados de
milagros. Luego, múltiples santos los han obrado y finalmente muchos fieles
han sido protagonistas de hechos extraordinarios a los ojos de los crédulos,
según cuentan las leyendas.
Podemos comenzar por cualquier parte, el tema es
vasto, y como da para mucho nos limitaremos a ofarecer sólo una ligera reseña,
aunque, si para muestra basta un botón, en este caso nos daremos el lujo de
presentar varios botones a fin de ofrecer luego una explicación. La levitación
aceptada por algunos seudocientíficos como lo espiritistas y ciertos parapsicólogos
que, según ellos, hubo muchos casos comprobados "científicamente",
es uno de ellos.
Se dice que el cuerpo humano o un objeto
suspendido en el aire, contraviniendo las leyes físicas conocidas, es un
hecho posible, y que ha sido experimentado personalmente o visto en
individuos provistos de esa facultad.
San José de Copertino (1603-1663) quien durante
su vida fue conocido como el "fraile volador", y la hermana sor
Marie Baourdie, una monja carmelita oriunda de Siria que habitó en Belén y
murió en 1878, levitaron repetidas veces al aire libre y aparecieron en las
copas de los áboles donde de pronto eran descubiertos al terminar el éxtasis.
A veces los circunstanciales testigos que allí se encontraban se veían
obligados a ayudarles a descender.
San José nació en Copertino de padre carpintero y
accedió al sacerdocio en 1628. Aproximadamente fue por esa época cuando
San José comenzó, se dice, a experimentar levitaciones. Se dice que cierta
vez en circunstancias de haber realizado un viaje a Nápoles para presentarse
ante una comisión eclesiástica acusado de herejía, durante un oficio
religioso realizado en una iglesia, voló literalmente por toda la capilla
hasta el altar mayor. Una vez posado en el suelo, volvió a elevarse por los
airaes y se dice que esste prodigio tuvo como testigos a varias monjas y un
acompañante de viaje del fraile.
Y esto no fue todo. En otra oportunidad, etando en
Roma de visita al papa Urbano III, se afirma que levitó de modo espontáneo
en el mismo instante de arrodillarse ante el pontífice para besarle los pies.
Se asegura que han sido múltiples las suspensiones en el aire de este fraile
volador, tanto en recintos cerrados como al aire libre y también se afirma
que son muchos los testimonios oculares de este milagro, incluso de personas
notables.
Un tal D. Bernino recogió y conservó estas experienias y
algunos casos figuran en su libro Vita del
Fra Giusepe da Copertino (1753). Dingwal, quien realizó un análisis
del libro citado nos transmite que: "En la Iglesia de Santa Clara de
Copertino se celebraba una fiesta en honor de la toma de hábitos de algunas
novicias. San José estaba presente, arrodillado en un rincón de la iglesia,
cuando las monjas entonaron el Veni, sponsa
Cristi (Ven esposa de Cristo) dando un grito habitual en él, San José
corrió hacia el padre confesor del convento, un sacerdote de Secli, localidad
cercana a Copertino, que estaba realizando el solemne servicio, le asió de
las manos... y, filnalmente ambos se elevaron por los aires en pleno éxtasis.
El sacerdote sostenido por San José y este sostenido por el mismo Dios, pues
ambos eran hijos de San Francisco, aunque uno estuviera a su lado por temor
mientras que el otro lo estaba por santidad". (Véase: D. Scott Rogo: El
enigma de los milagros, Martinez Roca, Barcelona, 1988, pág. 27 y
ss.).
También se dice que las levitaciones de San José
han sido testimoniadas por varios intelectuales de notoriedad como así también
por no católicos y escépticos en materia de religión. Uno de los testigos
fue Johann Friedrich, duque de Brunswick adepto del filósofo Leibniz. Este
duque realizó un viaje a Asís en 1651 con el interés de ver volar al famoso
fraile. Oculto tras una puerta con dos amigos en una capilla en la que entró
San José para oficiar una misa, vio cómo el fraile dando un grito se elevó
en el aire, flotó dirigiéndose hacia atrás para regresar hacia el altar y
tocar nuevamente el suelo. No era católico, pero después de presenciar aquel
milagro se convirtió al catolicismo.
Otros testigos destacados de los vuelos de este
fraile fueron: el hijo de Cósimo II de Austria, luego cardenal durante el
papado de Clemente IX; la hija de Carlos Manuel el Grande, duque de Saboya y
Juan Alfonso Henriquez de Cabrera, ebajador de España en Roma.
Ni siquiera en los últimos días de su vida, estando
enfermo, abandonaron las levitaciones a este privilegiado, ya que en su lecho
de muerte, apenas unos instantaes antes de su fallecimiento, el cirujano que
lo asistía -Francisco Pierpauli- pudo observar repetidamente el milagro, así
como cuando al examinar una pierna de San José sentado este en un sillón vio
que de pronto se elevó a un metro del suelo. Al intentar bajar al santo, notó
que sus fuerzas no alcanzaban para retornarlo al piso tirándole de una
pierna. (Véase obra citada, pág. 29).
Surge como hongo la pregunta: ¿Debemos
creer en todo lo que se dice y se escribe? Creo que por lógica pura, por
simple conocimiento de la ciencia física, debemos rechazar todas estas
invenciones baratas, ya que, en ningún laboratorio del mundo entero jamás
nadie, ningún físico vió volar a colega alguno para demostrar que los
parasicólogos tienen "toda la razón del mundo" al aceptar este
"fenómeno".
Lejos del ámbito cristiano, también llegan informes
de Oriente sobre la presunta suspensión paranormal del cuerpo humano.
"Un santón budista del Tibet que vivió de 1052
a 1135, según su biografía se sentía tan a gusto en el aire como en el
suelo". "De acuerdo con notas autobiográficas que uno de sus discípulos
recogió, esa facultad sobrenatural la adquirió durante sus prácticas yogas.
Según la recopilación Milarepa
"volaba sobre la casa y los campos de su pariente. El hijo de este, que
estaba arando un campo, divisó al monje en plena levitación y llamó a su
padre para que dejara de trabajar y observara el milagro. El pariente de
Milarepa alzó la cabeza, vio al santo y se volvió a su hijo ordenándole que
retornara al trabajo y se olvidara de aquel inútil." (Ob. cit. pág.
29).
Una clase distinta de levitación la constituye el
elevarse apoyándose en un bastón. Esto lo practican, según se dice, los fakires
de la India en público. También han sido fotografiados. Un periodista británico
fue observador directo de uno de estos fenómenos registrados, cuyo artículo
-acompañado por la fotografía- ha sido publicado el 6 de junio de 1936 en el
Illustred London News con la firma de
P. I. Plunkett. El artículo decía que el yogui, ubicado debajo de un toldo
previamente trazó un círculo en el suelo prohibiendo al público su entrada
en él. A continuación, ubicado en el centro del círculo, levitó con una
mano apoyada en el bastón. En ese momento, ante los atónitos ojos de los
espectadores, les permitió que se le acercaran para examinarlo, a continuación
de lo cual volvió a posar sus pies en el suelo.
También Santa Teresa de Avila, que dejó varios
escritos acerca de su vida y su pensamiento filosófico, ha relatado varios
episodios de levitación de los que fue protagonista. En uno de ellos dice:
"Cuando trataba de oponer resistencia, me parecía como si una gran
fuerza me alzara por debajo de los pies (...).Confieso que me provocaba un
gran temor, sobre todo al principio, pues al ver el cuerpo de una alzada del
suelo, aunque el espíritu se alza tabién con él (y con una gran duzura
cuando no hay resistencia), los sentidos no se pierden; al menos yo seguía lo
bastante consciente para ver que estaba en el aire... Cuando el arrebato
pasaba, tengo que decir que muchas veces mi cuerpo parecía flotar, como si no
tuviera ningún peso, hasta el punto de que a veces apenas notaba que los pies
tocaran el suelo". (Obra cit. págs. 24, 25 y 26).
Por supuesto y ¡cómo no iba a ser de otra manera!,
los seudocientíficos, espiritistas y parapsicólogos se hicieron eco de estos
seudofenómenos.
Los espiritistas que creen comunicarse con los
muertos, inventaron códigos para tales contactos mediante ciertos movimientos
de objetos, una mesa por ejemplo. Mas las prácticas espiritistas en ocasiones
hicieron según dicen, que la mesa no sólo se moviera de un lado a otro, sino
que también se alzara en el aire, y no era raro que algún circunstante
levitara junto con ella.
Daniel Douglas Home (1833-1886) fue un famoso
levitador (según se dice), y un tal lord Adare, caballero británico amigo de
Home fue quien publicó diversos "testimonios" de los "fenómenos".
En una ocasión, según Adare, durante una sesión espiritista realizada en
Londres, vio a Home ¡salir por una ventana del tercer piso para descender en
el suelo de la calle!
¿Hay que creer en esta cosa de película? (Siempre
hay alguien que puede creer en... ¡todo!)
Incluso relata que el famoso físico británico
Willam Crookes (1832-1919) que estudió la descarga eléctrica en los gases
enrarecidos (de ahí el nombre de tubo de Crookes a la ampolla en la que se ha
hecho el vacío y produce rayos X), descubrió el talio, y en 1874 inventó el
radiómetro, vio levitar a Home a un metro del suelo. (Es de señalar que
Crookes, en los últimos años de su vida se dedicó al espiritismo y publicó
algunos libros sobre el tema).
Se dice (y sólo se dice), que Home prefería levitar
con una luz moderada y a veces se elevaba hasta el techo para pasar sobre las
cabezas de las personas reunidas. (Sagáz recurso de este taumaturgo
para realizar sus proezas: ¡las penumbras!).
Por supuesto que estos seudofenómenos, como todo
"milagro", pertenecen al mundo psíquico; son creaciones neuronales,
son todas fantasías y se explican perfectamente bien desde el ámbito del
mundo real.
Una de las "causas" de levitación
es, sin duda, la mentira. Todo el mundo miente a veces, hasta los santos,
y con propósitos loables muchas veces. Otras causas son el engaño visual, la
interpretación errónea e los hechos, las alucinaciones y los sueños tomados
por realidad, además de distintos estados patológicos mentales, la simulación,
la trampa, el truco y otros engaños.
Un fraile o cualquier persona puede trepar a un árbol
sin que nadie lo vea, manifestar una vez descubierto que llegó allí
levitando y lograr que alguien le crea, todo para "demostrar" que el
milagro puede existir y existe. Si, por otra parte, se pone de acuerdo con
un amigo para que le sirva de falso testigo, la trama ya está urdida. Basta
que un allegado difunda la especie para que el "volador" cobre fama.
Puede narrar lo que se le ocurra: que lo ha visto levitar en el interior de un
templo para besar el cuadro de la Virgen o que atravesó la ventana (o las
paredes) de un tercer piso para depositarse livianamente en el suelo del jardín
exterior o haberlo observado caminar sobre las aguas de un lago. Todo es
posible para los crédulos que siempre los hubo y los hay, y los inventores de
patrañas son legión en todas partes del mundo.
Las ilusiones ópticas o visión deficiente en un
ambiente poco iluminado suelen confundir a los circunstantes. Un escalón
invisible, o el largo vestido de una monja pueden engañar a ciertas personas
que están observando el "fenómeno". Pueden llegar a creer que su
cuerpo realmente se eleva algunos centímetros del suelo aún teniendo los
pies apoyados en un escalón. Luego, la exageración lo completa todo.
Por otra parte, podemos mencionar tambíén a los sueños
durante los cuales el durmiente se ve elevado por los aires. Los niños
suelen tomar los sueños por realidad, de ahí la creencia en la levitación
que puede perdurar una vez en la adultez. Se dan casos, también en gente
joven, que es víctima de la alucinación levitatoria. De pronto experimentan
la sensación de hallarse suspenidos en el aire. Si se añade a esta alucinación,
una personalidad mística, es fácil caer en la creencia de un milagro.
"Las alucinaciones son sustitutos de las
percepciones que se producen luego de la pérdida o menoscabo de la aptitud
para la prueba y el juicio objetivos de la realidad. Se realiza la
proyección de factores internos, que son sentidos como si se tratara de
percepciones externas. El término "sustitutos de las percepciones"
no debe entenderse en el sentido de que ha desaparecido toda percepción real.
Las alucinaciones se producen al mismo tiempo que las percepciones, y a veces
incluso entremezcladas con estas en calidad de ilusiones" (Otto Fenichel:
Teoría psicoanalítica de las neurosis, Paidós, Buenos Aires, 1964, págs.
477 y 478)
(Algunas muy pocas cosas del psicoanálisis son rescatables
a pesar de tratarse en lineas generales de una pseudociencia que pretende
competir con la auténtica ciencia: la
psiquiatría ).
Es dable suponer que generalmente es el propio
inividuo quien padece de la alucinación levitatoria, y propaga convencido sus
"experiencias" luego creídas por algunos que le escuchan y esperan
presenciar el milagro. Luego los suceptibles, los crédulos, pueden espiar a
la persona que dice poseer dichas facultades y ser fácilmente engañados por
un error de observación. La misma predisposición para ver algo
extraordinario les hace caer en engaño. Tampoco hay que descartar el hecho de
que el propio testigo ocular sea presa de una alucinación. Aquí estamos en
presencia de dos alucinados, el sujeto que experimenta la sensación de flotar
en el aire y aquel que sugestionado cree "verlo realmente" elevarse
sobre el nivel del suelo.
El milagro no existe, igual que la magia. Ninguna
de las dos cosas pueen existir y es fácil deducir esto.
En los fenómenos del mundo real, existe una
gradación ascendente de complejidad que confunde a los que se hallan situados
en el mundo de ficción, es decir alejados de la ciencia. Aquí hallamos una
razón inversa: mayor complejidad e ignorancia, menor comprensibilidad de los
fenómenos. ¿Qué podía pensar un antiguo de un eclipse de sol? No existía
para él ninguna explicación racional, por lo tanto inventó el mito de una
gran serpiente que intentaba tragarse el sol. Si el reptil lo lograba sería
el fin del mundo, si se ahuyentaba el monstruo con ruidos y rituales éste podía
desistir de engullir al sol y quedar a salvo el mundo. Esta creencia subsistió
en la India y ha tenido su réplica en distintas culturas con sus variantes.
En la China, por ejemplo, es un gran dragón el que quiere tragar al sol
durante los eclipses.
Sin embargo se trata de un hecho simple, fácilmente
demostrable: un objeto se interpone entre la fuente de luz y el observador, la
luna delante del sol y este ocultamiento se puede producir sobre una mesa
utilizando una lámpara y un objeto opaco. En cambio cuando entran en
combinación diversos factores en la producción de un fenómeno, incluso un
exerimentador avezado puede engañarse, viéndose impedido de dar una
explicación razonable de lo ocurrido. Veamos sino los complejos mecanismos de
la reproducción de los vegetales. ¿Por qué se produce el
"milagro" del cruce entre una planta de flores rojas con otra de
flores blancas para dar descendencia con flores rosadas?
Quien carece de conocimientos biológicos se
apresurará a explicar que de la mezcla de colores, blanco y rojo surge lo
rosado, pues con pinturas es posible lograrlo. Mas la ciencia averiguó (no lo
dice por antojo) que son los genes del ADN de ambas partes los que deterinan
la coloración intermedia y según leyes de Mendel, en el próximo cruzamiento
habrá segregación de flores rojas puras, blancas puras y rosadas heterocigóticas.
Luego ¿a qué debemos atenernos? ¿a una conjetura popular o al
descubrimiento científico? Y así con todo, pues lo mismo podemos decir de
los "milagros" de Lourdes, de Fátima, de las Vírgenes y Cristos
que lloran, incluso con lágrimas de sangre, de la sangre de San Jenaro que se
licúa en lo días de ceremonia; del "santo" sudario de Turín que
conserva, según se dice, la imagen de Cristo, del lienzo de la Verónica
(mito añadido posteriormente a los Evangelios), granizadas con la imagen de
la Virgen, las estigmatizaciones y el fenómeno de la bilocación. (Véase del
presente autor: Ladislao Vadas: El mundo
ficticio, Ed. Reflexión, Buenos Aires, 1996, cap. IX). Todo esto no
son más que errores de observación o de interpretación o simplemente
mentiras.
Cuando entra a tallar la ciencia, entonces hay explicación
natural porque se trata de un hecho inexplicable sólo para el lego o no la
hay porque el suceso narrado es imposible y se trata de una patraña, un
invento que engrosa el numeroso caudal de "prodigios" del copioso
mundo de ficción.
Ladislao Vadas
eres un IMESHIL wuevon!!!! En que año estas viviendo.... en los 70's 80's o en el presente! LA LEVITACIÓN DE "CIERTAS PERSONAS" SE DA POR MUTACIONES GENETICAS. EL GEN RECEPTOR DE LA PROTEÍNA VMTA2 ENTRE OTROS GENES DE LA CONDENSACIÓN, SON LOS RESPONSABLES DE ESTOS FENÓMENOS! No mames, la ciencia ya encontró la respuesta, PORQUE NO VIVIMOS EN EL AYER, SINO EN EL HOY Y PARA EL FUTURO! LAS COSAS CAMBIAN BOBO!. Y SEGUIRAN CAMBIANDO!