La próxima semana podría realizarse una protesta en la Costa Atlántica de un grupo de policías bonaerenses que exigen mejoras salariales, una movilización que traería a la memoria el recuerdo aún fresco de la revuelta de esa misma fuerza en septiembre pasado, cuando miles de agentes salieron a las calles sin conducción formal.
En la previa de este posible reclamo, el ministro de Seguridad bonaerense Sergio Berni dejó una inquietante frase: “¿Y qué voy a hacer si me toman una comisaría? Voy y los saco a tiros... eso es lo que tengo que hacer”.
En tal contexto, policías de la provincia agrupados en una asociación llamada “La Delgada Línea Azul”, dieron a conocer una dura carta, que no carece de polémica:
Ante los dichos vertidos por ud y que se han hecho eco distintos portales de noticias, en dónde manifestó textualmente "si me toman una comisaría, voy y los saco a los tiros. Como corresponde", ante el rumor de un reclamo salarial, debo confesar, en nombre de todos los uniformados, lo desagradable que fue enterarnos de ello.
Máxime, porque se dirige hacía una Policía que se ha forjado, desde sus comienzos y en toda su historia con Sacrificio, Sudor, Valentía, Sangre y lágrimas.
Una Policía que en el Año 1973, en el Primer MOPOL, y en plena dictadura Militar, no le importó enfrentarse a los tiros con el Glorioso Ejército Argentino, y que pese a que la Jefatura se encontraba rodeada con Tanques de Guerra, ametralladoras y bazucas y en inferiores condiciones de Combate, no les importó a esos hombres y a esas mujeres policías, enfrentarse a ellos, no solo para defender la Jefatura de Policía, sino para defender sus derechos, el de peticionar ante las autoridades por un sueldo digno.
Una Policía, que entre el 23 y 24 de diciembre de 1975, combatió junto al Ejército Argentino, contra más de 400 guerrilleros, que habían tomado el Batallón de Monte Chingolo, logrando su recuperación.
Una Policía, que el 11 de enero de 1976, cuando un grupo de entre 15 a 20 terroristas, trató de copar el cobertizo de la Brigada Aérea Policial en la escuela Juan Vucetich, sita en la ciudad de La Plata. Al ser sorprendidos por los guardias del lugar (todos ellos Cadetes) se inició un enfrentamiento armado que terminó sin víctimas y con la huida de los criminales.
Una Policía, que en el Año 1982, entrenaba a sus mejores Oficiales y Suboficiales en la Escuela de Policía Juan Vucetich, dispuestos a dar su vida en el conflicto Malvinas.
Una Policía, que el 23 de enero de 1989, rodeó el Cuartel de La Tablada, que había sido atacado y tomado por un centenar de guerrilleros, armados con fusiles, prestándose al combate contra los mismos por más de 16 Horas sin apoyo del Ejército Argentino, y aún superados en armamentos, en ningún momento no se les achicó.
Una Policía, que desde el 19 de marzo del 2020 se encuentra en la primera línea, enfrentando, no solo a la delincuencia salvaje existente, sino también a un virus que mata de la misma manera, que se ha llevado la vida de decenas de sus hombres y mujeres, y que pese a ello, se mantienen firmes y dignos, cumpliendo y haciendo cumplir las leyes y disposiciones vigentes.
Señor Ministro, habiendo dicho esto, cree usted que sus dichos puede amedrentar a dichos efectivos?
Sus palabras de mal gusto han sido receptadas de manera pésima, y mas, viniendo de quien tiene que guiarlos.
Ministro, sus dichos solo despertaron provocación, a los cuales, vamos a hacer caso omiso por el bien de la ciudadanía.
Ahora yo me pregunto, en donde se encuentra ese ministro flamante que encabezaba los procedimientos policiales?
En donde se encuentra ese ministro que pregonaba la lucha contra la delincuencia y el narcotráfico?
He leído en algunos portales, que se encuentra bajo un Stress muy importante y que analiza dejar el cargo, entonces, Hágalo con Honor y por la puerta grande y no por la puerta chica.
Ministro, estoy convencido que aún está a tiempo de ganarse el respeto de su gente, si es que asi lo desea, pero recuerde lo siguiente: el deshonor es como una herida en la corteza de un árbol, el tiempo no lo borra… lo agranda.
Este es un momento de diálogo y no de confrontación ya que ello fomenta y conduce innecesariamente a la violencia.
Es el momento de escuchar y solucionar definitivamente las reales necesidades del personal a su cargo.
En nombre de todos/as los efectivos de los subescalafones que componen la policía de la provincia de Buenos Aires, me despido respetuosamente, llamándolo a la reflexión sobre sus desafortunados dichos y su conducta funcional en adelante.