De un lado, Paraguay; del otro, Argentina. En el medio, decenas de contrabandistas en lanchas que buscan imponerse por número y por cansancio ante los pocos prefectos apostados en la costa para defender lo que se supone que es la frontera entre un país y otro. Los productos que inundan los comercios al otro lado del río demuestran quiénes resultan ganadores la mayoría de las veces.
El enfrentamiento entre contrabandistas y prefectos que muestra el video de esta nota sucedió la última semana de febrero, según le confirmó una fuente judicial de Formosa a Encripdata, pero aclaró que este tipo de situaciones en la frontera es «frecuente».
Sin embargo, algunas personas pretendieron viralizarlo el viernes 5 de marzo para denunciar que el presidente Alberto Fernández les abrió las puertas del país a los delincuentes al derogar ese mismo día el decreto de su antecesor Mauricio Macri que modificaba la ley migratoria.
En consecuencia, el Gobierno y la oposición volvieron a instalar el debate sobre qué hacer con los extranjeros que cometen delitos en la Argentina. Con su decreto, Macri aceleró el tiempo para expulsarlos del país, pero, con su derogación, Fernández volvió a la letra original de la ley migratoria porque consideró que la su antecesor «vulneraba el debido proceso, el derecho de defensa y el derecho a la unidad familiar».
Pero en la zona norte de la frontera que la Argentina comparte con Paraguay y también con Bolivia y Brasil, los contrabandistas solo conocen una ley: la del más fuerte. Los gobiernos de turno siempre anuncian la instalación de Sistema de Vigilancia Inteligente de Fronteras, la mayoría de las veces reducido a la compra de algunos radares, pero cada cuatro años lanzan otros proyectos que no modifican el escenario.
En consecuencia, la frontera solo es para aquellos se imponen: 26 personas que intentaban ir desde Salta hasta Bolivia cayeron el 4 de marzo al río Bermejo. El gomón se averió. La correntada los arrastró. Algunos pudieron nadar hasta la orilla. Otros fueron tragados por el agua. Los rescatistas encontraron solo dos cuerpos de los desaparecidos. Los «bagayeros» cruzaron de manera ilegal, pero para ellos el tráfico «hormiga» es la posibilidad más fácil de existencia. Los gobiernos nunca presentan soluciones integrales a un problema común a las provincias del norte.
Dos días más tarde, pero a la altura de Aguas Blancas, un hombre murió al pretender cruzar a pie el mismo río. De su acompañante nada se supo.
Entonces, las autoridades a uno y otro lado de los ríos vuelven a controlar donde empiezan sus territorios o se ponen de acuerdo en buscar otra palabra para llamar a eso que ya no es frontera.