El Gobierno logró instalar el debate sobre una eventual postergación de las PASO y de las elecciones legislativas previstas para octubre próximo, en medio de los temores que genera el avance de la segunda ola de la pandemia de coronavirus en el país.
Tras la polémica desatada en torno de la reunión en la Casa Rosada entre dirigentes del Frente de Todos y referentes de Juntos por el Cambio, al cabo de la cual voceros del oficialismo salieron a decir que el PRO había otorgado su visto bueno, el ministro del Interior, Eduardo de Pedro, irá el próximo martes al Congreso para seguir adelante con la negociación.
En principio, "Wado" de Pedro se reunirá con líderes de los distintos bloques legislativos para "escuchar" opiniones sobre la posibilidad de posponer la realización de las Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO), previstas para agosto, y también eyectar hacia adelante la fecha de los comicios de medio término.
Después de que la mayoría de los gobernadores se manifestaran meses atrás en favor de suspender las PASO de este año -por única vez-, para concentrar energías y en especial recursos económicos en el combate de la pandemia en sus distritos, es ahora el mismo Gobierno el que decidió retomar el debate y consiguió instalarlo nuevamente en la discusión política nacional.
En este sentido, si bien la propuesta inicial del oficialismo apunta a postergar las fechas de realización de los comicios del 8 de agosto y del 24 de octubre venideros -al menos por un mes, en cada caso-, dirigentes de la oposición consideran que el Gobierno podría redoblar la apuesta e intentar suspender las primarias en aquellos distritos en los que no exista competencia electoral interna.
De cualquier manera, la iniciativa planteada por el jefe del bloque de diputados del Frente de Todos (FdT), Máximo Kirchner, en la reunión celebrada días atrás en la Balcarce 50 pone de relieve la necesidad del Gobierno de "ganar tiempo" en su afán de llegar la votación de 2021 en un contexto más "amigable" para sus aspiraciones de triunfo, después de un invierno que se presume complejo por la pandemia de Covid-19.
Posponer un mes los comicios le permitiría al oficialismo disponer de al menos cuatro semanas más para avanzar con la campaña de vacunación -un objetivo crucial para el FdT en este año electoral-, además de conceder un margen adicional a la actividad económica para que tienda a recuperarse, dependiendo lógicamente del impacto que vaya a tener la segunda ola.
El rebrote de la pandemia genera preocupación en la sociedad y también en la Casa Rosada, toda vez que la disparada de contagios podría forzar al presidente Alberto Fernández a toparse con la disyuntiva de intensificar las medidas de prevención (o no). Incluso el propio jefe de Estado acaba de anunciar que contrajo coronavirus y que permanecía aislado, pese a estar vacunado.
En el Gobierno, por ahora, insisten en que no están dadas las condiciones para regresar a una instancia de cuarentena estricta, como dispuso por ejemplo Chile para la región metropolitana de Santiago, aunque siguen de cerca el avance de la enfermedad y se muestran dispuestos a "rosquear" con la oposición una eventual postergación de la convocatoria a las urnas.
Cálculos y especulaciones electorales
El pretexto sería la pandemia para tomar una decisión vinculada con las elecciones. De cualquier modo, dirigentes nacionales ya comenzaron a trazar cálculos y especulaciones sobre el desempeño que podrían alcanzar las dos principales fuerzas políticas del país, el FdT y Juntos por el Cambio (JxC), en la votación de medio término.
Según pudo averiguar la Agencia Noticias Argentinas, las miradas -como de costumbre- están enfocadas especialmente en lo que pueda suceder en la provincia de Buenos Aires, donde el oficialismo acumularía gracias al aporte del kirchnerismo un núcleo duro de votos del orden del 30 por ciento y la premisa del FdT sería llegar, como mínimo, a un 45% en los comicios legislativos de 2021.
Más allá de los candidatos, que probablemente se designarán en función de los objetivos electorales del Frente de Todos -con un perfil más dialoguista o bien más "polarizado", más "pro-grieta"-, la coalición de Gobierno necesita generar condiciones que seduzcan a ese votante que suele dejarse influenciar por factores de coyuntura a la hora de concurrir a las urnas.
En este sentido, recientes encuestas demuestran que el escándalo por las vacunas de privilegio golpeó en la línea de flotación al oficialismo, que someterá a escrutinio sus primeros dos años de gestión en las próximas elecciones, en medio de una pandemia y de un contexto económico adverso.
Por este motivo, redondear 45 puntos para el FdT en el principal distrito del país sería un logro significativo pensando en la segunda mitad del gobierno de Fernández y en los comicios presidenciales de 2023. También ese desempeño podría permitirle a la coalición oficialista aspirar a un triunfo "nacional" en el recuento general de votos.
En tanto, en JxC, si bien trabajan para ganar los comicios de este año, también evalúan distintos escenarios en los que puedan resultar perdedores y en ese caso, una derrota por 10 o más puntos de diferencia con relación al FdT en la provincia de Buenos Aires sería vista como un traspié preocupante con vistas a los próximos dos años y la votación de 2023.
En el frente opositor consideran que un resultado de esas características en el distrito en donde se libra "la madre de todas las batallas", como se suele comentar en política, podría conspirar seriamente contra las aspiraciones del JxC de volver a ser Gobierno próximamente: sobre todo si el país logra recuperarse de la pandemia y la economía se reactiva.
La danza de nombres de posibles candidatos ya comenzó en los últimos días y por ahora el ritmo lo marcan algunos dirigentes con perfil alto, como la presidente del PRO, Patricia Bullrich, que a principios de la semana que viene lanzará su propio espacio dentro de JxC, mientras crece su figura en encuestas realizadas incluso a nivel nacional, no solamente en la Capital Federal.
El senador Martín Lousteau también se mostró activo últimamente, brindándole un manifiesto apoyo al jefe de comunal de San Isidro, Gustavo Posse, en las elecciones internas del radicalismo en la provincia de Buenos Aires, y empezó a generar cierto "ruido" como probable postulante en 2023 a la Presidencia de la Nación.
En la coalición opositora, de todas maneras, existen quienes creen que el objetivo de Lousteau es incomodar a Horacio Rodríguez Larreta, que pretende ir en busca de la primera magistratura dentro de dos años, para que el jefe de Gobierno porteño le "levante la mano" como el candidato elegido para sucederlo al frente de la comuna de la Ciudad.
Por el momento, Rodríguez Larreta lo mira de reojo.