El viernes 8 de junio, el megatrifacante
Al Kassar fue detenido en el aeropuerto de Barajas a pedido de EEUU, que lo
acusa de proveer armamento a las FARC colombianas. El mismo día, trascendió la
información de que el primer ministro Olmert desea reanudar el diálogo con Siria a
fin de establecer una paz duradera. ¿Causalidad permanente? Todo lo contrario.
Pero esta historia viene de antiguo, cuando George Bush padre
es acusado en un informe elaborado en agosto de 1993 por el Subcomité Judicial
contra el Crimen y el Delito del Congreso, a cargo de Charles Schumer, de
negarse a reconocer las evidencias insoslayables, acerca de la participación del
régimen sirio de Hafez Al-Assad en la producción, comercio y tráfico de heroína
libanesa.
Que blanco era mi valle
En 1975 estalló en el Líbano entre las facciones maronitas
cristianas y musulmanes pro palestinos una cruenta guerra civil. Siria se
declaró abiertamente a favor de estos últimos, y a consecuencia, invadió el
país. Este enfrentamiento constituyó la ruina de la otrora "Suiza de Medio
Oriente", pero el comienzo de un pingue negocio para el ocupante sirio. Las
huestes de don Al Assad miraron con ojos redondos de codicia hacia el Valle de
Bekaa, donde los cultivos de amapolas se extendían como una gran alfombra
blanca. Anteriormente allí se extraían pequeñas cantidades de hachís, pero los
sirios comenzaron a producir en unos sofisticados laboratorios grandes
cantidades de hachís y heroína con el fin de exportar a Europa y los EE.UU. De
los 40.000 efectivos ocupantes, alrededor de 30.000 se establecieron en el
citado valle con el fin de ejercer un control absoluto. Parte de esa cantidad
aplastante de tropas, se dedicaba también al cultivo, producción y transporte de
sustancias alucinógenas. Esto constituyó sólo el comienzo de la
narcocorrupción del ejército sirio, la cual implicaba sobornos colectivos,
protección a los traficantes libaneses o asociación abierta con ellos. Existía
información de primera mano acerca de que altos funcionarios del gobierno sirio
obtenían 30.000 u$s al año mediante el pago de sobornos relacionados con la
droga. Entre ellos se destacaba Rifaat, el mismísimo hermano del dictador Assad,
el ministro de Defensa Mustafá Tlass, el general de Inteligencia Alí Dubah y el
comandante de Inteligencia en el Líbano general Ghazi Kenan. Los nombrados
estaban íntimamente conectados con los traficantes de droga que operaban incluso
fuera del Líbano. Cada uno, según dicho informe, ha acumulado una fortuna
inmensa mediante dicha cooperación. Pero los beneficios directos que obtenía el
gobierno sirio en conjunto oscilaban entre los 350 y 1 mil millones de U$S de
réditos anuales.
Monzer, el paisano de Yabrud
El más famoso de estos traficantes es sin duda Monzer Al
Kassar, oriundo del pueblito de Yabrud (el mismo de los Menehen, Yoma y los
Yabrán) y conocido como "el Príncipe de la droga de Marbella" (donde tiene una
mansión digna de las Mil y una Noches). Este personaje pertenece a una familia "clánica"
que está involucrada desde el principio con el régimen de Assad cuando este
ocupó el poder en 1970. El padre de Monzer, Mohammad, sirvió muchos años en el
cuerpo diplomático. Pero Monzer no estaba solo en el "negocio", sino que contaba
con el total apoyo de sus tres hermanos: Ghassem, Haitham y Mazin. Los cuatro
conformaron una red de tráfico de armas y drogas, cuyos largos tentáculos
irrumpieron en Italia, Francia y España.
Pero Monzer es sin lugar a dudas el más peligroso de este
temible cuarteto. El mismo está casado con la hermana del general Dubah,
mientras que mantenía un romance con la mismísima sobrina de Al-Assad.
Un dossier fechado en 1987 indicaba que Al-Kassar sostenía
una muy estrecha relación con Abú Nidal, además de haber desarrollado lazos
personales e ideológicos con la OLP, el PFLP (Frente Popular para la Liberación
de Palestina) y el FDLP (Frente Democrático para la Liberación de Palestina).
También se conoce que el paisano de Yabrud (primo lejano del
ex presidente Menem) estuvo asociado con Abú Abbas, el anterior cabecilla del
FPL que fue implicado en el secuestro del buque Achille Lauro y el crimen del
pasajero americano León Klinghoffer. Cuando los secuestradores se entregaron,
Abbas huyó de Italia hacia Yemen del Sur a bordo de un jet privado propiedad de
su amigo Monzer.
Apto para todo servicio
En 1985 Monzer estaba en la mira de la DEA, pero para la CIA
constituía un sujeto de suma utilidad. Puesto que el Congreso norteamericano
había obturado los deseos del "cowboy revivido" Ronald Reagan de equipar
a los "Contras", los halcones de William Casey (el jefazo de la CIA) debieron
buscar otras fuentes de abastecimientos no ortodoxas. Una de ellas la constituía
el paisano de Yabrud, quien embarcó toneladas de armas para que los agotados "Contras"
no sean borrados de la superficie terrestre por los sandinistas. Esta operación
encubierta pasaría a la memoria colectiva como "Irangate", cuyos alcances
fueron cínicamente definidos por el almirante Poindexter, uno de sus principales
mentores: "Cuando se está comprando armas en el mercado internacional, se
tiene a menudo que tratar con personas que uno ni iría a cenar".
Existen fuertes indicios que Monzer al-Kassar también ayudó a
colocar embarques de armas "made in USA" y procedentes del Bloque Oriental a
Irán en septiembre del mismo año, como parte del esfuerzo de los EE.UU para
liberar a sus rehenes retenidos en el Líbano por los Hezbollah.
Luego de esto, es conocida la actividad que el yabrudense
desarrolló en Argentina a partir del 8 de julio de 1989, cuando su primo lejano
recibió la banda presidencial.
El 17 de marzo de 1992 la embajada israelí en Bs As voló por
el aire, y la sombra de Monzer fue señalada con insistencia. El 4 de junio del
mismo año fue arrestado en el madrileño aeropuerto de Barajas, cuando portaba un
pasaporte en cuya portada ostentaba el escudo argentino.
Pensé que se trataba de cieguitos
En 1988 el candidato republicano George Bush ganaba las
elecciones, prometiendo continuar la política de guerra contra las drogas
pergeñada por su antecesor. Al año siguiente, el 20/12/89, montaba la operación
"Causa Justa" con el fin de eliminar al panameño Manuel Noriega pues
pretendió sacar los pies del Nuevo Orden Mundial. Además, emprendió una guerra
sin cuartel contra los carteles colombianos, cuyos principales cabecillas
terminaron arreglando, acribillados o presos en cárceles estadounidenses.
Pero en el caso de Siria, el mandatario estadounidense
devenido cruzado "careta" se comportó como un cieguito de bastón blanco. Aunque
se contaba con evidencias aplastantes de inteligencia acerca que confirmaban la
relación entre el gobierno de Assad y el narcotráfico (incluyendo fotos de
satélites espías), la administración Bush insistía que no estaba en posición de
probar tales cargos. Pero el costado más delirante del caso, lo constituyó la
virtual inundación de heroína siria en las mismísimas calles de los EE.UU justo
cuando Bush hacía la vista gorda.
Pero esto no es todo. En agosto de 1990 Saddam Hussein se
tragó a Kuwait, motivando la inmediata reacción de los EEUU y sus aliados. El 17
de enero de 1991 una coalición internacional liderada por los EEUU ponía en
marcha la operación "Tormenta del Desierto" destinada a liberar al
emirato. En la misma revistaban algunos países árabes, siendo la Siria de Assad
uno de ellos. ¿Un "gracias por los servicios prestados", tal vez?.
Hoy, la noticia originada en España que anuncia el final (o
tal vez) de las andanzas de este sujeto, hace pensar tal vez la lógica
utilitaria del Imperio. Igual que Noriega, languideciendo en una cárcel de
Florida, Al Kassar paga el pato a causa del intercambio de figuritas entre Bush
junior, Israel y Bashar Al Assad en aras de la pax americana para Medio Oriente.
Como siempre, plin caja.
Fernando Paolella