En su edición de este miércoles 20 de
junio, el diario El Día, de Gualeguaychú (Entre Ríos), publicó una nota
firmada por Marcelo Lorenzo que no tiene desperdicio. La misma, titulada
“Apuntes de la Argentina crispada-El torquemadismo antinoventista”, señala
que “el gobierno de Kirchner, repleto de ex funcionarios menemistas, carga cada
tanto contra personajes y símbolos asociados a los ’90. La actitud recuerda a
Tomás de Torquemada, el judío converso que desde la Inquisición española lanzó
una violenta persecución contra los de su propia raza”.
Vale la pena reproducir los conceptos más salientes de dicha
nota. Dice su autor, en referencia a esa introducción: “¿Cómo explicar las
exaltadas diatribas ‘K’, desde el atril, contra Mauricio Macri?. Demonizar al
candidato del PRO por ser parte de los ’90, acaso pudiera justificarse si el
‘demonizador’ no hubiera tenido nunca que ver con la maldita década. Pero no.
A menos que se crea que Kirchner y su entorno nacieron de un repollo -parece que
hay gente que lo cree- cualquier repaso honesto del pasado identifica al
santacruceño y a su esposa con el gobierno de Menem. Es tan obvia la
referencia histórica que tener que aclararla causa perplejidad. Ocurre que la
cruzada antinoventista del gobierno es de tal calibre, es tan insistente y
vasta, que hasta se empieza a dudar de la propia memoria (¿no es éste el efecto
buscado de toda propaganda de este tipo?)”.
A continuación, Lorenzo recuerda una reciente nota de Jorge
Lanata en el periódico Perfil, en la que bajo el título “¿Qué vuelva
Carlos?” desnudó la conexión noventista de prácticamente todos los miembros del
actual gobierno, y reproduce el conceptuoso discurso de bienvenida que Kirchner,
entonces un obediente gobernador menemista, acompañado de su esposa, le dispensó
al presidente en esos años, Carlos Menem, en su visita a Santa Cruz.
La nota de “El Día” de Gualeguaychú indica además que ese
episodio “es apenas un anclaje histórico, porque el involucramiento ‘K’ en la
política de los ’90 no fue precisamente anecdótico. La participación de los
Kirchner, por caso, fue clave para realizar acaso la operación más vergonzante:
la enajenación de YPF. Ningún país se desprendió tan alegremente de un recurso
estratégico similar y que hoy, vaya vueltas de la historia, está detrás de la
crisis energética”.
Continuando con los recuerdos de los lazos kirchneristas con
la administración de la que hoy, en uno de sus fallos de memoria, abomina,
Lorenzo señala: “Por lo demás, Domingo Cavallo cuenta que Kirchner era un
consumado gobernador ‘cavallista’, que gustaba de privatizar bienes públicos. Y
de hecho el actual presidente, que hoy se beneficia fiscalmente con la
megadevaluación, defendió hasta último momento el ‘uno a uno’ de la
convertibilidad. Algunos hablan de un uso maquiavélico del pasado con fines
electoralistas, y están quienes ensayan un juicio moral de este comportamiento
doble stándard. Hipocresía, que le dicen”.
El Gran Inquisidor
La nota de Marcelo Lorenzo pasa luego a la comparación
histórica: “El antinoventismo oficial empalma con lo que podríamos llamar el
torquemadismo, entendido como avergonzamiento racial seguido de persecución...
La España de entonces vivía una suerte de histeria colectiva antijudía. La orden
era convertir al cristianismo a esa comunidad y decretar la expulsión de
aquellos de sus miembros que no abrazaran esa fe. Lo curioso y acaso siniestro
de esta historia es que quienes emprendieron la limpieza religiosa fue el grupo
de judíos conversos extremistas que se encaramó en el Santo Oficio, donde además
de Torquemada figuraban Alonso de Espina y Alonso de Cartagena”.
Luego de aludir a las obsesiones de Torquemada, indica que
desde entonces otras olas inquisitoriales se sucedieron en la historia, como en
la antigua URSS de Stalin, donde fueron ejecutadas las tres cuartas partes de
los miembros del partido bolchevique que habían dirigido la Revolución, acusados
precisamente de contrarrevolucionarios.
La nota finaliza expresando: “Torquemada, así, introdujo en
la historia esta mentalidad del converso intolerante. ¿Acaso no es la misma que
se detecta en los noventistas acomplejados de la Argentina, cuando descargan su
furia retórica contra el pasado del que fueron parte?”.
Estimamos que ante este excelente comentario de Marcelo
Lorenzo en el diario El Día de Gualeguaychú huelgan más palabras. Sólo
diremos por nuestra parte que este artículo está indicando algo más: la
sensación de que van asomando cada vez más medios y periodistas que demuestran
haberle perdido el miedo al “monstruo” gubernamental. Un miedo que sobrevino
casi desde el inicio del kirchnerato, generado ya sea por presiones, aprietes, o
porque el derroche de publicidad oficial hacía que la directiva de muchos de
esos medios presionara a su vez a sus periodistas –que obviamente no querían
perder sus trabajos- para que fueran contemplativos con la administración
nacional. No es el caso aún de varios de los que integran la llamada “gran
prensa” (?), pero algo, poco a poco, se está dando en ese sentido.
En cuanto a la muy buena comparación de Torquemada con
Kirchner, cabe recordar algo. El obseso inquisidor terminó sus días en lo que
tanto había utilizado para barrer con sus “opositores” de entonces: la hoguera.
¿Estará también el presidente dirigiendo sus pasos hacia su
propia hoguera?.
Carlos Machado