“La democracia había sido borrada del parlamento alemán casi sin protestas. Y los poderes otorgados a un hombre que sabe usarlos, rara vez son devueltos”. John Toland
Recuerdo un esencial artículo que publicó, hace once años José Enrique Miguens, al que tituló “Darse cuenta”; explicó allí el fallecido sociólogo que el nazismo, que sólo había obtenido el 33% de los votos pero había conseguido formar gobierno en 1933, presentaba al Reichstag un proyecto de ley, obtenía el apoyo de los conservadores y obtenía su sanción; luego, proponía otro, que era votado por los socialistas; y un tercero gustaba a los socialdemócratas.
Cuando los alemanes despertaron, Adolf Hitler había concentrado todo el poder y el mundo se enfrentó a la II Guerra Mundial y al exterminio de judíos, homosexuales, gitanos, enfermos, disidentes, etc..
Después del duro cachetazo que le propinó la Corte Suprema por sus inconstitucionales pretensiones sobre la autonomía de la ciudad de Buenos Aires, el Gobierno continúa avanzando sobre la República, tal como quedó demostrado con los proyectos para postergar las elecciones –que una ingenua oposición convalidó, sin siquiera reclamar la boleta única- y, sobre todo, para otorgar al penoso Presidente (y, por ende, a su mandante) facultades extraordinarias, teóricamente circunscriptas a la salud pero, en la práctica, limitantes de las atribuciones de las provincias y de las libertades individuales, en un remedo de la Ley de Habilitación que obtuvo Hitler, en 1934, para terminar con la división de poderes.
Este disparate, expuesto como tal con la más elemental lección de derecho por el Presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, en la cara de Alberto Fernández durante la segunda escala del patético viaje que éste está realizando por algunas capitales europeas, sin duda será anulado a corto plazo por la misma Corte, que ya ha dejado muy en claro que no tolerará manotazos contra la Constitución y el federalismo.
¿Por qué Juntos por el Cambio se prestó a la innoble tarea de postergar el calendario electoral? El Frente de Todos aceptó la inclusión de una cláusula que estableció que era “por única vez” y la oposición se quedó contenta con ese “logro”. ¿Ignora acaso que enfrente sólo hay mafiosos que nunca respetan un compromiso? ¿En qué evidencias científicas apoyó su decisión? ¿Quién puede prever cómo estará la situación de la pandemia y de las vacunas en septiembre? ¿Olvidó que una enorme cantidad de países, muchos de ellos latinoamericanos, celebraron sus elecciones normalmente, a pesar de los contagios? ¿Por qué pudieron votar los bolivianos en escuelas argentinas, y no podremos hacerlo nosotros cuando estaba previsto?
El Gobierno sueña que, para la primavera, la economía estará mejor, habrá conseguido superar su (tan corrupto) fracaso en la compra de vacunas y conseguirá las necesarias para inmunizar prioritariamente a sus huestes, como ya hizo con Carlos Zannini, Horacio Verbitsky y tantos otros ladrones VIPs; mientras tanto, continuará aterrando a la sociedad con sus sospechosas estadísticas de contagios y muertes. Podrá hacer entonces que miembros de La Cámpora y de los movimientos sociales ocupen la mayoría de los puestos de presidente de mesa electoral; en resumen, estará agregando otra pieza al cajón de herramientas disponibles para el fraude.
El Estado de Derecho, la Constitución y la Justicia están bajo fuego graneado sin que aparezcan demasiadas voces, más allá del periodismo y la academia, que lo pongan en blanco y negro todos los días. ¿Reaccionó a gritos la política cuando el vernáculo imitador de Jimmy Hoffa, Hugo Moyano, extorsionó públicamente a Francisco de Narváez, nuevo dueño de Walmart Argentina, para que pagara una monumental e injustificada indemnización a sus camioneros?, ¿qué dice hoy mismo, mientras ese corrupto sindicalista bloquea a una pequeña empresa de logística? ¿Qué hizo frente al inconstitucional recorte de fondos a la Ciudad Autónoma?
En otro orden de cosas, ¿no percibimos que Cristina Fernández quiere que la Argentina caiga en un nuevo default con el Club de Paris y con el FMI, además de llevar a la misma situación a las empresas a las cuales les ha prohibido pagar sus obligaciones externas? El permanente esmerilado al que somete al Ministro de Economía, Martín Guzmán, que inexplicablemente no ha renunciado aún, tiene ese propósito, y que sea el “pelotudo” Senador Oscar Parrilli su principal vocero lo confirma con creces. Y esa posición busca convertir a China en el peligroso financista de única instancia.
Tenemos que entender todos que a estos tipos que nos gobiernan nada les importa, con excepción de triunfar en sus grandes proyectos de impunidad y permanencia hereditaria; y que todas sus acciones, como en el ajedrez, tienen objetivos que sólo se verán varias jugadas después. Si la ciudadanía continúa cayendo en la trampa infantil de analizar cada movimiento aisladamente, cuando despierte será demasiado tarde.
Los sufridos lectores me preguntan qué se puede hacer para evitar este trágico final. Existe una sola respuesta: la sociedad civil debe organizarse masivamente para actuar y defender, en todos los terrenos, a la República y su Constitución, aunque ésta sea el adefesio de 1994. El mundo, y también la Argentina, están llenos de ejemplos de reacciones a favor de la democracia y en contra de quienes quieren subvertirla y transformar a cada país en una monarquía absoluta; es cierto que, muchas veces, es riesgoso hacerlo y cuesta dolorosamente caro, pero no hay alternativas. Se lo debemos a nuestros hijos y nietos, tanto como a nuestros ancestros.