“Sin embargo, resultará muy complicado
explicar que el país resolvió aparcar la República, aunque sea sólo por un
instante histórico, para probar el gusto de una monarquía extraña y especial, en
que la sucesión no se estableció entre padres e hijos, sino entre marido y
mujer”. Así, de esta forma irónica, termina su análisis Joaquín Morales Solá, en
la edición del lunes 2 de julio en diario La Nación, al día siguiente que
la agencia TELAM daba cuenta del anuncio sospechado: Cristina Fernández de
Kirchner será la candidata a presidenta para las elecciones del 28 de octubre.
Esto fue adelantado el día anterior por Clarín, que según el sitio
Diario sobre diarios “jerarquizó ayer en su título principal de tapa que
'Cristina Kirchner se lanza el 19 en La Plata', con la volanta 'Confirma su
candidatura presidencial para las elecciones de octubre'. El dato fue confirmado
ayer por la tarde por el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, a través de TELAM.
Si bien Página/12 y Perfil también publicaron que la primera dama
ya había sido ungida como candidata en la intimidad del Gobierno, Clarín
fue el único que le otorgó al tema el título principal del diario,
precisando, además, la fecha del lanzamiento. El despliegue comenzó en la
página 3, en una nota sin firma y apoyada en “fuentes oficiales”. También editó
una serie de sondeos realizados por 'encuestadores ligados al Gobierno' que
muestran la intención de voto de la primera dama muy por encima de los
opositores”. Sin embargo, el viernes anterior Gustavo Silvestre, de TN, había
inferido que la primera dama sería la pingüino oficial, compartiendo cartel con
el radical cash (Jorge Asís dixit.), Julio Cobos.
El lunes 2, la Avenida de Mayo y su colega Corrientes
amanecieron empapeladas con un afiche con su cara en primer plano, junto con la
leyenda “El cambio recién empieza”. Entonces, lo que hubo hasta ahora, ¿cómo
puede denominarse, más de lo mismo quizá?. Muy buena pregunta, puesto que los
filósofos oficiales que se desgañitaron contra Macri, no aparecieron a la hora
de criticar semejante muestra de nepotismo subdesarrollado. Pues es muy triste
pensar que el sistema republicano de gobierno, que tanto dolor y sangre costó
recuperar, se degrade de esta manera en la que la voluntad de un mandatario es
causa última. Sin embargo, no es nueva esta moda kirchnerista de elegir a
dedo sin tener en cuenta opiniones de terceros. Ocurrió con Bielsa, con
Scioli, y con el recientemente tumbado Filmus. El presidente Néstor Kirchner,
qué duda cabe ahora, es un confeso abjurador de las formas tradicionales
democráticas, donde debe imperar el consenso y la voluntad popular.
La Argentina biónica
Jaime Emma, destacado periodista fallecido en enero de 2005,
publicó en la censurada y secuestrada edición Nº 97 de Humor®, un artículo
titulado La Argentina constitucional y la Argentina biónica. En la
primera de esas patrias, regiría el estado de derecho y se respetarían las
libertades individuales. En cambio, en la biónica, los decretos de necesidad y
urgencia provenientes de los caprichos del mandamás de turno suplirán todo lo
demás. Su voluntad indiscutible promoverá, removerá y apuntalará candidatos,
funcionarios y arrojará al abismo del ostracismo a los que osen disentir
simplemente. Si bien el también abogado y eximio ajedrecista escribió esto en
enero de 1983, cuando el último presidente de facto Bignone ocupaba la Casa
Rosada, sus líneas bien pueden ajustarse a este invierno candente de 2007. Sin
mucho esfuerzo, sin duda.
Analizando fríamente la cuestión, la decisión presidencial de
designar a dedo a su mujer evidencia que la profunda crisis que eclosionó en
diciembre de 2001 al régimen político, está muy lejos de haberse superado. Pues
esta actitud, tan cara en él, demuestra su tendencia a desestimar las internas
partidarias, las opiniones y sugerencias de sus asesores u otros que no
comulguen con su ideario.
Acertadamente, el citado Morales Solá comparó este estado de
cosas con una monarquía. Un reinado con ropaje republicano, para engatusar a los
giles, porque en realidad se percibe un absolutismo insufrible donde
quien nos maltrata desde arriba, le encanta que le digan continuamente “sí,
Bwana”. Ante una oposición aún timorata, que no acierta a conformar un frente
común ante tamaña muestra de atropello, este desaguisado tiene tufillo a ópera
bufa. Muy semejante a los filmes de Tarzán, pero acá en esta Argentina la mona
Chita son varios millones.
Fernando Paolella