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384 kilos de cocaína después: Italia no extraditará a los tres miembros de la Ndrangheta atrapados en la Argentina

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Ahora, cuando estaba todo listo para empezar los juicios de extradición, el juez italiano Vincenzo Quaranta le informó a sus pares argentinos que el proceso no seguirá adelante
Ahora, cuando estaba todo listo para empezar los juicios de extradición, el juez italiano Vincenzo Quaranta le informó a sus pares argentinos que el proceso no seguirá adelante

Los acusaron de ser la célula que operó desde el puerto de Buenos Aires el envío de 384 kilos de cocaína hacia el de Gioia Tauro. Sugirieron que uno de ellos estuvo detrás de la fuga de uno de los capos de la Ndrangheta de una cárcel de Uruguay. Y por todo eso solicitaron su captura internacional con miras de extradición. Dicho y hecho: los tres cayeron en julio del año pasado en Belgrano y Lomas de Zamora. Pero, según pudo confirmar EncripdataItalia canceló el 22 de julio el pedido de extradición por cuestiones de «derecho interno».

 

Esas cuestiones del «derecho interno» italiano hacían casi imposible la extradición. Según la ley de la Repubblica, las autoridades tienen solo un año desde la detención del acusado para materializar la entrega. En el medio, el país requerido debe recibir el pedido formal de extradición, realizar el juicio de admisibilidad y finalmente, Corte Suprema de Justicia mediante, autorizar o no el traslado del imputado al país requiriente. Misión imposible cumplir todos esos pasos en un año. Menos con el derecho de la defensa a apelar cada instancia. Menos aún en pandemia.

Todo comenzó en octubre de 2016 cuando el barco con un cargamento contaminado partió de Buenos Aires con destino final a Gioia Tauro. A ese puerto llegó el 19. Poco antes de tocar tierra, los tripulantes dejaron flotando en el mar Tirreno 17 bolsos con 350 «ladrillos». Los agentes aduaneros de Reggio Calabria los recuperaron: eran 384 kilos de cocaína.

La fiscalía antimafia de Reggio Calabria, región dominada por la Ndrangheta, empezó a investigar quiénes estaban detrás. Como publicó Encripdata el 23 de julio de 2020, pronto identificaron a Carmelo Aglioti, por aquel entonces de 68 años, y Francesco Morano, también de 68. Aglioti había estado en Buenos Aires para preparar el envío mientras que Morano tenía familiares en San Antonio de Areco. Más tarde individualizaron a Ferdinando Sarago, de 75 años, y Fabio Pompetti, de 50.

Como el Río de Janeiro – Hamburg Sud, el barco en cuestión, había partido desde Buenos Aires, Italia avisó a la Argentina. La fiscal en lo Penal Económico María Luz Rivas Diez y el fiscal de la Procunar Diego Iglesias abrieron un expediente espejo. Los fiscales determinaron que Pompetti vivía en Belgrano mientras que Sarago, que en realidad se llamaba Fernando, residía en Green Tower Polo, de ese barrio.

Mientras Rivas Diez e Iglesias concentraron su investigación en Sarago y Pompetti, un equipo de Gendarmería siguió los pasos del jefe: Aglioti aterrizó el 20 de abril de 2016 en el Aeropuerto Internacional de Ezeiza. Al día siguiente se reunió con Pompetti en una cafetería del microcentro porteño. Dos días más tarde charló con Sarago en un restaurante de Puerto Madero.

Aglioti, el nexo entre los capos de la Ndrangheta y la «célula» encargada de la logística, también se encontró con Giovanni Di Pietro, alias «Massimo Pertini», antes de partir a Italia.

Di Pietro es un viejo conocido de la justicia argentina: Italia ya había requerido su extradición en 1979, cuando tenía solo 22 años, por haber participado el año anterior en el crimen de Franz Trovato, hijo de un empresario siciliano, al que la banda que integraba ejecutó cuando intentaba escapar tras tres semanas de cautiverio. Italia lo sentenció a 30 años de prisión, pero como la Argentina no convalida los juicios en ausencia, no pudo entregar al condenado a su país de origen para que cumpliera la pena. Con el año vencido y todo, la Corte Suprema de Justicia, con las firmas de los supremos Nazareno, Moline O’Connor, Fayt, Belluscio y Petracchi, dio por terminada la discusión: dijo no en 1996.

A Di Pietro todos esos años en el radar de la justicia italiana lo convencieron de quedarse en territorio argentino. Ya en 2016 volvió a operar si es que no lo había hecho antes. Aglioti finalmente regresó a Buenos Aires el 19 de septiembre y volvió a Reggio Calabria el 30. La operación estaba en marcha.

Sin embargo, el 19 de octubre de 2016, el plan naufragó en el mar Tirreno, el cargamento se perdió en manos de los agentes aduaneros y los narcos bajaron el perfil hasta que las aguas se calmaran un poco.

De hecho, a la Guardia di Finanza de Reggio Calabria le tomó tres años concretar la «Operación Magma» hasta que, por fin, detuvieron a Aglioti en noviembre de 2019 junto a Morano y otros 43 cómplices.

Pero sus enviados a la Argentina resistieron un poco más: la Policía Internacional (Interpol) recién les informó en julio de 2020 a los investigadores locales que las órdenes de detención estaban listas.

Entonces, la jueza federal María Servini aprobó el arresto de Pompetti y Sarago en Belgrano mientras que su par de Lomas de Zamora Juan Pablo Augé hizo lo propio con Di Pietro.

Pero mientras Aglioti estuvo prófugo de la Justicia de Italia, recibió una orden de los jefes de los clanes Pesce y Bellocco, dos de las familias detrás de la Ndrangheta: hacer lo necesario para rescatar a Rocco Morabito, alias «U Tamunga», preso en Uruguay.

Nadie pudo confirmar si Aglioti en libertad o sus contactos en América del Sur hicieron algo, pero lo cierto es que Morabito escapó el 23 de junio de 2019 de la ex Cárcel Central de Montevideo. Aglioti finalmente cayó en noviembre de ese año en Italia. En 2020 fue el turno de Pompetti, Sarago y Di Pietro en la Argentina. Y el 24 de mayo de este año, tras un operativo conjunto de policías brasileños, carabineros italianos, agentes de la DEA y del FBI estadounidenses y autoridadesde la Interpol, anunciaron la más reciente caída del capomafia en Joao Pessoa, estado de Paraiba.

Ahora, cuando estaba todo listo para empezar los juicios de extradición, el juez italiano Vincenzo Quaranta le informó a sus pares argentinos que el proceso no seguirá adelante. Lo más seguro, según le adelantó una fuente judicial a Encripdata, es que aquel país juzgue en ausencia a los tres miembros de la Ndrangheta. Un argumento más para que estos sigan con sus vidas en Buenos Aires como hasta el 22 de julio de 2020: operando con bajo perfil.

 

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