La campaña electoral parece haber sido dirigida por marcianos. Hemos terminado hablando de astrología, de marihuana, y hasta los derechos de autor de La Renga, pasando por los escotes pronunciados de una candidata y el presunto carácter afrodisíaco del peronismo. Sin olvidar la comedia que inició este derrotero por el absurdo: la foto fiestera del presidente en Olivos.
Claro, nos quedamos con la sensación de que no se habla de cosas fundamentales. Por ejemplo, de qué vamos a hacer con el FMI. El año que viene hay que pagarle 18 mil millones. Pero en el Banco Central hay sólo 9.500 millones en reservas netas. Es impagable. Entonces hay que renovar esos préstamos, que por suerte son a tasas bajas. El FMI no tiene problemas en renovar. Pero para eso Argentina tiene que contar qué piensa hacer, cómo piensa dejar gastar más de lo que le entra, para que en 10 años los demás países del FMI no tengan que volver a tirarle una soga.
De eso casi no se habla. María Eugenia Vidal fue una de las pocas en hacerlo. Para ella, el gobierno de Alberto Fernández tiene que presentar un plan razonable, compartido en sus aspectos básicos por los partidos que pueden llegar a gobernar en los próximos 10 años. Pero Vidal lo dijo hacia afuera, en una entrevista con Bloomberg, no lo tiró en la campaña electoral.
El otro que habló fue Leandro Santoro, el preferido de Alberto Fernández que es candidato a diputado por Capital Federal. Arengó a la oposición a definir qué hacer con el Fondo. Pero, claro, Santoro no piensa en un acuerdo, sino en ver, dijo, “logramos hacer lo que hizo Néstor Kirchner sacándonos de encima la auditoría constante” del FMI. El planteo de Santoro no es serio. Primero, porque Argentina no tiene la plata para pagarle de contado al FMI como hizo Kirchner en 2006. Segundo, porque eso no tiene sentido: de hecho Argentina dejó de rendirle cuentas al Fondo pero eso no resolvió nada. A los tres años ya estábamos mintiendo la inflación y teníamos otra vez déficit fiscal. Poco después llegaron el estancamiento, la recesión, el cepo, el rebote de la pobreza. Todo lo conseguimos solitos, sin la auditoría del FMI.
Es uno de los tantos temas que no son eje de campaña. Los candidatos no quieren meterse en estos temas duros. Tal vez, cuando llegue el momento, simplemente consultarán el horóscopo, mientras se fuman un porro y suena La Renga, para decidir qué hacer con el Fondo.