El juez Luis Gustavo Losada, del Tribunal Oral en lo Penal Económico (TOPE) 1 porteño, resolvió en los últimos días decomisar de manera definitiva 890.952 dólares y 570.085 euros secuestrados por agentes aduaneros a Diego Xavier Guastini, un narco «arrepentido» asesinado, y a ocho de sus «mulas» en cuatro viajes entre 2013 y 2014 entre la Argentina, Ecuador, México y España y, según el fallo al que accedió Encripdata, ordenó depositar esas divisas en dos cuentas bancarias que la Corte Suprema de Justicia de la Nación tiene en el Banco Nación (BNA).
Ese mismo tribunal había condenado a 3 años de prisión en suspenso a los acusados. Guastini, el jefe de todos ellos, fue ejecutado por un sicario el 28 de octubre de 2019 a la vuelta de la Municipalidad de Quilmes.
En el caso, en realidad, hubo más vuelos investigados, más «mulas» demoradas y más divisas incautadas.
También más muertos en diversas circunstancias.
El juez Rafael Caputo y la fiscal María Luz Rivas Diez pudieron reconstruir que Guastini estuvo detrás de esos y más movimientos migratorios en los que sus «mulas», siguiendo sus órdenes, pretendieron contrabandear más divisas. Algunas se hacían pasar por empleados de una agencia de turismo; otros, como dueños de una concesionaria de autos en Puerto Banus, una playa exclusiva de la Costa del Sol, España. Guastini, cuando se enteraba que una de sus «mulas» estaba en problemas en el aeropuerto de Ezeiza, la intentaba calmar. Por celular, les decía: «Tranquilo, trata de conversar». En total perdió 1.443.030 dólares y 1.524.715 euros, pero, por diversas circunstancias, el tribunal decomisó solo una parte.
Por empezar, porque agentes aduaneros detuvieron el 22 de marzo de 2014 a Eduardo Damián Gérez cuando quería irse del aeropuerto internacional de Quito sin declarar que había ingresado con 300 mil dólares procedente de la Argentina y el 1 de abril de 2014 a Marcelo Eduardo Ludueña por intentar hacer lo mismo con 200 mil euros. Esos vuelos los organizó Juan Ramón Coronel, líder de la Iglesias de Dios de la Sana Doctrina de Florencio Varela. Coronel respondía a Guastini. Una jueza ecuatoriana cerró el caso a cambio de que las «mulas» pagaran una multa del 30 por ciento de lo no declarado. Por esos delitos, entonces, acá no los pudieron responsabilizar.
Después, porque agentes aduaneros demoraron el 31 de enero de 2014 a los españoles David Ávila Ramos y Juan José Morito cuando pretendían entrar al aeropuerto internacional de Ezeiza provenientes de Madrid con 754.630 euros y 254.000 dólares. En este caso, ellos solo declararon que trasladaban 70 mil euros producto de su agencia de autos en Puerto Banus. El TOPE 1 porteño, pero con otra conformación, los sobreseyó por prescripción de la acción penal, pero retuvieron las divisas. Las autoridades de la Unidad de Información Financiera (UIF) solicitaron su decomiso, pero el tribunal postergó esa decisión hasta que se resolviera el expediente principal. Eso fue lo sucedió en los últimos días, pero el tribunal no se expidió sobre el decomiso definitivo de las divisas de esos pasajeros, que no eran de las ganancias de su empresa sino de su relación con Guastini.
Como publicó Encripdata en varias notas de investigación, Guastini tuvo, de alguna u otra manera, relación con diversas organizaciones del bajo mundo del narcotráfico nacional e internacional: caso Bérgamo, «Leones Blancos«, clan Loza, «Narcogolf«, clan Sancho, clan Atachahua Espinoza y Tigres de Arkan.
En el medio, Hugo Díaz, un financista vinculado a él, desapareció.
Coronel falleció por una enfermedad.
Luego Gérez, tras caerse de una escalera.
También Ávila Ramos, en un ajuste de cuentas en España.
Y, finalmente, el propio Guastini, en otro ajuste de cuentas, pero en Quilmes.
Eso sí: la «cueva financiera» desde la que Guastini organizaba los viajes de sus «mulas» y donde se p