A pesar de los esfuerzos de Kirchner y sus discípulos por tratar de diferenciarse de la administración de Carlos Menem, en lo sustancial son muy parecidos, o por lo menos, terminan cometiendo las mismas fallas pero con distinta metodología, demostrando que ambos son las dos caras de una misma moneda.
Muchas veces se dijo que la década de los ’90 fue la "década infame II", todo esto debido a los hechos y acciones tan contradictorios, en muchos casos, ocurridos en ese período.
Hoy, existe una gran posibilidad de que la senadora Cristina Fernández de Kirchner resulte electa el próximo 28 de octubre; de ser así, el Frente para la Victoria, estaría (año más, año menos) redondeando una década en el poder, en la que seguramente no habrá muchos cambios en esta segunda parte que estaría por venir.
Todo gobierno, como es sabido, debe abocarse a tres facetas que, directa o indirectamente, están relacionadas entre sí, que son lo económico, lo político y lo social; recordemos entonces, algunos de los puntos más sobresalientes de la administración Menem para tratar de establecer algún paralelismo con la actual gestión.
Comencemos por el plano económico: toda la política económica del período menemista se sustentó, como sabemos, en la convertibilidad, receta que sirvió en un primer momento para combatir la inflación que, el mismo Ministro Domingo Cavallo no pudo controlar al principio de su gestión en la Cartera de Economía con otras herramientas, recordemos que anteriormente había tratado de implementar dos planes económicos que habían fracasado, y antes hubo otros Ministros que debieron renunciar, sacando a la luz que lo que supuestamente Menem pensaba realizar apenas asumió, lisa y llanamente no servía.
Este plan denominado “convertibilidad” o “uno a uno” para los amigos, terminó con una gran recesión y, por supuesto trajo consigo una consiguiente desocupación.
El actual Gobierno también sustenta su política económica en la convertibilidad, con la variante que el “uno a uno” hoy es “tres y pico a uno”, si hablamos del dólar, o “cuatro y pico a uno” en euros. Es decir, básicamente son el mismo sistema, una economía controlada a través de un dólar regulado.
Este “aparente” acierto en lo económico o, mejor dicho en la macro economía, es la única bandera que se animan a hacer flamear, tanto menemistas como kirchneristas.
En el plano político es notable como, con distintas tácticas, los dos destruyeron a la oposición. Menem, invitándolos a formar parte del gobierno, y Kirchner, ignorándolos por completo; como vemos, dos mecanismos opuestos para un mismo fin, contando ambos con la colaboración e incapacidad de la misma oposición.
Menem se rodeó de alcahuetes conocidos como los “chupamenem”, como Alberto Kohan, Carlos Corach, Carlos Grosso, José Luis Manzano, Armando Gostanián y el autodenominado “recontra alcahuete” Luis Barrionuevo, entre otros. Kirchner, para no ser menos, tiene a los Fernández, Julio De Vido, Fernando Braga Menéndez, Miguel Bonasso, Luis D’Elía, las Madres de Plaza de Mayo, entre otros... No debemos dejar de lado que ambos tuvieron el mismo aliado, quien hoy es enemigo de los dos: Eduardo Duhalde.
Uno de los puntos más sobresalientes de la década menemista fueron las privatizaciones, donde se encontraron muchísimas irregularidades, en cambio el gobierno de Kirchner es sospechado por estatizar -o crear- de manera irregular algunas empresas, como LAFSA, ENARSA, AYSA y el Correo Argentino, o sea, lo mismo pero al revés.
Siguiendo con hechos políticos, no debemos olvidarnos de los tantísimos casos de corrupción del menemato, donde sobresalen el caso IBM-Banco Nación, la mafia del oro, la venta de armas, y algunos “menores” como el "diputrucho", los guarda polvos de Bauzá, la leche de Vico, el Swift-gate, el Yoma-gate y la aduana paralela de Ibraim Al Ibraim, etc.
En este Gobierno también encontramos algunos casos de corrupción, como Skanska, la bolsa de Miceli, los gastos de Picolotti, la venta de armas de Garré y el gasoducto de Santa Cruz.
Y hablando de Santa Cruz, ¿Cómo terminará el caso de los fondos de la Provincia del Presidente? Como podemos apreciar, ninguno de los dos Gobiernos escapan a hechos de corrupción.
Indefectiblemente, lo político y lo económico repercuten en el tercer y último campo, el social., que es, en definitiva el resultado de la aplicación correcta o no de los anteriores.
Y aquí el parecido o paralelismo es sorprendente... y es el constante deterioro de la sociedad, donde seguimos teniendo básicamente los mismos problemas, la falta de un sistema sanitario efectivo, las mismas fallas en la educación, inseguridad, y la falta total de cualquier tipo de Políticas de Estado.
Como dijimos antes, a la década de los ’90 se la denominó como “la década infame II”, por eso, si consideramos que es muy factible un segundo período del Frente para la Victoria, y vemos las analogías entre los gobiernos de Menem y Kirchner. ¿No estaremos por ingresar en la década infame III?
Pablo Dócimo