La ministra de Salud de la Nación, Carla Vizzotti, aseguró el lunes último que la Argentina está ingresando a una cuarta ola de COVID-19 durante una reunión del Consejo Federal de Salud (Cofesa), en Villa la Angostura, provincia de Neuquén. 

En las últimas 2 semanas -con la llegada del frío, la circulación de nuevos linajes de la variante Ómicron y la relajación de las medidas de prevención- aumentaron un 92% los casos notificados de COVID-19 en la Argentina. Mientras que el 8 de mayo último fueron 17.646, el domingo último sumaron 33.989, según cifras de la cartera sanitaria. Sin embargo, el número de pacientes internados en terapia intensiva (300) y de fallecimientos semanales (47) se mantiene estable. 

Es importante recordar que desde abril último hubo cambios en cuanto a la política de testeo, cuarentena y difusión de la información sobre el coronavirus con partes semanales.

“Hoy estamos empezando en la Argentina una cuarta ola de COVID-19 que nos encuentra en una situación totalmente distinta. Gracias a cada medida que se tomó y al esfuerzo de la sociedad, de los equipos de salud y de los gobiernos, a niveles nacional, provincial y municipal, tenemos un panorama en relación a la vacunación que nos permite seguir adelante en una nueva etapa de esta pandemia”, sostuvo Vizzotti.

Nueva ola

“Lo que dijo la doctora Vizzotti es muy posible porque estamos viendo una creciente del número de casos, inclusive teniendo en cuenta que muchos no se realizan el test o piensan que es un cuadro gripal, por lo que debe haber más casos todavía. Estamos viendo muchos casos en la práctica, más allá de los números”, explicó a Chequeado Lautaro De Vedia, médico infectólogo del Hospital Muñiz y ex presidente de la Sociedad Argentina de Infectología (SADI).

Y agregó: “¿Qué puede pasar? No creo que la cosa se desmadre, porque estamos viendo simultáneamente poco crecimiento del ingreso de pacientes en terapia intensiva, pocos muertos, aunque eso hay que esperar a ver cómo evoluciona porque los pacientes fallecidos se dan siempre 2 o 3 semanas después del diagnóstico. A priori parece ser que la gran mayoría de los casos son leves, con pocos síntomas, más bien de vías aéreas superiores y con poco compromiso pulmonar. Creo que habrá muchos casos pero no sé si llegaremos a los 800 mil semanales que veíamos en enero, porque estamos en 33 mil”.

Para el especialista, la gran herramienta con la que contamos es la vacunación contra la COVID-19. “Tenemos que lograr que un porcentaje elevado de la población tenga la tercera dosis y que arranque la cuarta dosis”, sostuvo. El 82% de la población argentina cuenta con el esquema de vacunación completo (2 dosis), pero únicamente el 43% con una tercera dosis (o dosis de refuerzo), en momentos donde ya se está aplicando con un intervalo de 4 meses una cuarta dosis (o segundo refuerzo) en personal de salud, personas mayores de 50 años e inmunocomprometidos.

Para el virólogo Humberto Debat, investigador del INTA en Córdoba, este es el momento de completar esquemas de vacunación y aplicar refuerzos teniendo en cuenta los nuevos linajes emergentes de la variante Omicron detectados en la Argentina, como BA.2 que desplazó en la Ciudad de Buenos Aires a BA.1. 

“La efectividad vacunal frente a Ómicron BA.1 es menor que para Delta, especialmente para la prevención de las infecciones sintomáticas, pero también para la prevención de cursos más severos. Y esa efectividad incluso baja con el tiempo, sobre todo frente a Omicron, evidenciando una inmunidad menguante y comprometiendo no solo la protección frente a infecciones sintomáticas, sino también frente a los cursos más severos. Pero la efectividad vacunal se recupera mucho con dosis de refuerzo, y es allí donde hay que hacer hincapié en este momento, sobre todo porque no sabemos los valores de efectividad frente a [los linajes] BA.2, BA.2.12.1 o BA.4/BA.4, que dominarán nuestro próximo escenario”, sostuvo en este hilo en Twitter.