El lamentable incidente del Presidente de Venezuela en
la Cumbre de las Américas todavía sigue dando que hablar; más allá de las
determinaciones o medidas que pueda tomar cada Gobierno, las declaraciones de
Hugo Chávez siguen siendo llamativas.
En conferencia de prensa con corresponsales
extranjeros, en la sede del gobierno venezolano, Chávez negó que haya
“irrespetado” al Rey de España en la reciente Cumbre Iberoamericana y dijo
lamentar “mucho la manipulación” del asunto por parte de medios europeos y
americanos. Dijo, entre otras cosas:
-“Yo no quiero ningún conflicto con el Rey. ¡Yo no le
dije nada al Rey!”, manifestó Chávez, quien también afirmó que no tiene interés
alguno en afectar las relaciones entre Venezuela y España.
-"Me defendí de la agresión imperialista".
“Me quieren poner a mí como el que agredió al Rey.
¡Por amor de Dios, yo al Rey ni lo ví, no le dije nada! Fue él quien me ha
toreado y yo me defendí de la agresión ¿Quién es un rey para venir a gritarle a
un Presidente soberano? ¡Si me vienen a torear yo soy un gran torero! Es eso de
la manipulación, ¿no?”.
Lo inentendible de estas declaraciones es la
contradicción de la contradicción, empezando por adivinar cuál fue la “agresión
imperialista”.
Todos sabemos por qué Chávez hizo lo que hizo,
simplemente para llamar la atención de todo el mundo, y siguiendo fiel a su
costumbre de "victimizarse", ahora se queja de cómo el hecho trascendió en los
medios.
Chávez es incoherente por donde se lo mire... se queja
del “imperio” pero él pretende ser Emperador de Latinoamérica, reniega de las
intromisiones de los EEUU en otros países pero su intromisión en otras Naciones
es constante, incluso subvencionando con dinero de los venezolanos a
organizaciones de izquierda de dudosa legitimidad.
Hace promesas y negocios que no cumple, como el
gasoducto Caracas-Buenos Aires que no pasó más que de un discurso o la
fabricación de ocho buques petroleros encargados al astillero Río Santiago,
donde todavía no llegaron ni los planos ni las chapas para su construcción.
Proclama por la libertad, pero en su país coarta la libertad de prensa y
expresión, además de reprimir manifestaciones en su contra.
Y lo más irracional, acusa a un Presidente como José
María Aznar, electo democráticamente por el pueblo español en dos oportunidades,
de fascista, cuando ese término se le aplica a gobernantes autoritarios y
totalitaristas, como es su propio caso y el de su “maestro”, Fidel Castro,
además de acusarlo de haber apoyado al intento de golpe para derrocarlo en 2002,
cuando omite que él mismo fue golpista.
Evidentemente, Chávez tiene una manera muy particular
de ver las cosas, y parece ser que de tanto juntarse con Fidel Castro, se fue
mimetizando y comparte esa misma visión del mundo. Eso sí, hay que reconocer que
en algo ya superó a su líder filosófico e intelectual, es mucho más mal
educado.