Con escaso margen para realizar correcciones de fondo, el Gobierno cuenta cada vez con menos tiempo para convencer a los mercados de estar dispuesto a reducir el déficit fiscal en serio, antes que ceder a una depreciación del peso de alto calibre, que pueda disparar una hiperinflación.
El costo de vida apunta a un 7 por ciento en julio, lo que ubicaría a la Argentina en una inflación anualizada de tres dígitos.
Uno de los flancos más débiles es el retraso cambiario, que se agudizó en julio a partir de una suba de los dólares financieros que ya ronda los 100 pesos.
Ante ese escenario, el FMI podría aconsejar una devaluación para convalidar lo que el mercado ya parece haber convalidado de hecho.
Es que no sólo el dólar blue está en zona de 340 pesos, sino las cotizaciones financieras (MEP y CCL) utilizadas por las empresas y fondos de inversión para salir de los bonos de la deuda y dolarizar carteras.
De acuerto con especialistas, el FMI aguarda a Batakis con un pedido de ajuste en la cotización del dólar que aplaque la constante salida de reservas.
"Es un sacrificio sin sentido", sostienen quienes consideran que una depreciación del peso tendería a estabilizar el frente financiero y a inducir a los productores agropecuarios a vender la soja que todavía está almacenada en silobolsas.
El FMI sostuvo en un documento reciente que el dólar en la Argentina está atrasado. Al Fondo lo que más le interesa es que la Argentina acelere la acumulación de reservas, y las alarmas sonaron en el organismo cuando el BCRA informó que esa variable clave había caído por debajo de los US$ 40.000 millones.
Una de las metas más complicadas de cumplir es acumular reservas por unos US$ 6.000 millones, cuando la brecha cambiaria ronda el 160%.
El presidente del Banco Central, Miguel Pesce, quien se acercó en las últimas semanas a la vicepresidenta Cristina Kirchner, rechaza una devaluación de alto calibre y sostiene que en septiembre el escenario se normalizará.
El problema -dicen economistas- es que para septiembre la divisa norteamericana podría alcanzar los 400 pesos, el valor que hizo famoso al legislador porteño Roberto García Moritán, quien había pronosticado que el dólar alcanzaría ese valor.
Riesgo de una hiperinflación
La próxima revisión del plan de facilidades extendidas será en septiembre, justamente cuando Pesce vaticina una normalización del mercado cambiario. "En el largo plazo todos estaremos muertos", dijo el economista John Maynard Keynes hace cien años.
"Los muertos no pagan las deudas", machacó sin cesar Néstor Kirchner durante su gobierno.
La muerte ronda las frases del pasado que reviven cuando el presente es de angustia.
Para sumarr reservas, la Argentina encontró un problema inesperado: el titular del BID, Mauricio Claver Carone, dice que el giro al país de US$ 500 millones está en análisis porque se trata de una nación "insolvente", en una declaración muy poco diplomática.
Existen discrepancias entre la mirada del FMI y la del Gobierno argentino.
Para el organismo la disparada del dólar es producto del retraso cambiario. Para la administración de Alberto Fernández la causa es el alza de las importaciones de energía, que hicieron perder al superávit fiscal en junio.
Economistas alertan que el problema cambiario y de reservas es muy serio, insostenible. Y coinciden en que el FMI pedirá achicar la brecha del 160%. Eso se traduce en devaluar.
También esperan que el Fondo reclame una suba de tasas y dar más señales de ajuste fiscal.
¿Desdoblamiento cambiario?
La posibilidad de que la Argentina aplique un desdoblamiento cambiario comenzó a sonar con fuerza en los últimos días.
De hecho, reconocer a los turistas un dólar mucho mayor ya se podría considerar en parte un desdoblamiento.
Algunos ministros se inclinan por mejorar el tipo de cambio para ciertas actividades.
Pesce rechaza esa posibilidad, pero no se entiende en el mundo cómo la Argentina puede pretender funcionar con diez cotizaciones distintas del dólar. Ese esquema brinda nula previsibilidad de los inversores, en momentos en que el país necesita fondos para explotar el yacimiento de Vaca Muerta, por ejemplo.
Mientras el debate sigue abierto, al menos tres figuras de peso del Gabinete avalan aplicar un dólar soja que impulse al campo a vender los granos que todavía atesora.
Técnicos de Agricultura estiman que quedan sin comercializar 22 millones de toneladas de soja. A un valor de US$ 564 por tonelada, son unos US$ 12.400 millones.
El kirchnerismo duro considera que tomar esa medida sería capitular ante el campo, un sector con el está en guerra desde el conflicto del 2008.
Tal vez no quede tiempo para peleas de antigua data. La crisis en marcha no da respiro y el Gobierno le queda cada vez menos tiempo para dar un giro e impedir que el mercado obligue a una devaluación desordenada.