Hace exactamente una semana se abrió un nuevo
capítulo en la historia argentina y, finalmente, llegó ese momento inédito en el
mundo donde un Presidente saliente le entregaría la banda presidencial a su esposa.
Más allá de las expectativas creadas por tan importante
hecho, ni la mismísima Cristina Fernández hubiese imaginado que en su primera semana como
presidente debería soportar tantos sobresaltos.
Todo lo contrario aconteció, tanto con Mauricio Macri
como con Daniel Scioli, quienes también estrenaban sus mandatos como Jefe de
Gobierno de la Capital Federal y Gobernador de la Provincia de Buenos Aires
respectivamente.
Las diferencias entre Macri y Scioli comenzaron en el
mimo momento en que pronunciaron sus discursos, donde Macri mostró una actitud
conciliadora, diciendo que no pretendía ejercer ningún tipo de oposición, y
Scioli pronunciando un discurso donde habló más o menos de lo mismo a lo que ya
nos tiene acostumbrado... o sea, promesas y expresiones de deseos, aunque, en
este caso, también lo hizo en un tono conciliador y en cierta sintonía con Macri
en cuanto a tratar temas comunes entre la Ciudad y la Provincia de Buenos Aires.
Muy distintos ambos, en cuanto a la actitud se refiere respecto a Cristina,
siempre abrazada a ese modo soberbio y desafiante.
También hubo diferencias en las actividades. Mauricio
Macri, en su primera semana como Jefe de Gobierno de la Ciudad autónoma de
Buenos Aires, visitó la guardia del hospital Fernández para constatar él mismo
las condiciones de funcionamiento; descubrió que hay extraviados 150
automóviles —ya que no se sabe a ciencia cierta si existen o no y si se paga
seguro por ellos—; impulsó una ordenanza para que los hospitales públicos
funcionen hasta las 20 hs., con la consiguiente contratación de aproximadamente
2.000 médicos para cubrir esa franja horaria —y, de esta manera, dar solución a
dos problemas, aliviar el caos de las personas que se atienden a través de la
salud pública y creando fuentes de empleo—; y, algo muy novedoso, sancionar a los
Ministros que lleguen tarde a las reuniones de Gabinete. Usted podrá decir que
son medidas demagógicas, y puede ser verdad, pero son positivas.
Daniel Scioli, por su parte, anunció un fuerte plan
para combatir a la delincuencia y al narcotráfico. Más allá de poder lograrlo o
no, esta medida demuestra que, por un lado es consciente en cuanto a la prioridad
del tema, y además expresa cierta voluntad para resolverlo.
Pero muy distintas fueron las actividades de la ¿Dra.?
Fernández de Kirchner, cuyas ocupaciones más sobresalientes fueron, en su primer
día como Presidente, recibir en su despacho al príncipe Felipe de Asturias en
representación de la Corona española.
Luego fue el turno del ingreso del jefe de Estado de
Colombia , Álvaro Uribe, quien repasó con la presidenta la relación bilateral y
la situación de los rehenes de la guerrilla en ese país, en el marco de las
gestiones internacionales para conseguir su liberación.
Horas más tarde, Cristina recibiría a Yolanda Pulecio,
madre de la ex candidata presidencial de Colombia Ingrid Betancourt, una de las
rehenes de las FARC. Antes, la presidente argentina recibió a su par de
Venezuela, Hugo Chávez, quien mantiene estrechos vínculos con Argentina a través
de los proyectos de inversión recíproca en materia energética y financiera, que
se mostró ofuscado porque los periodistas argentinos se vieron obligados a
abordarlo en la explanada de la Casa Rosada.
Entre otras personalidades, también pasaron por el
despacho de Cristina la vicepresidenta de El Salvador, Ana Vilma de Escobar, el
director de la Organización Internacional del Trabajo, el chileno Juan Somavia,
que permaneció menos de media hora, quien dio paso al argelino Abdel Kader,
presidente del Consejo de la República de Argelia, y por último mantuvo una
reunión con el grupo de representantes de la Corporación Andina de Fomento.
Pero un lugar destacado tuvo la presencia del director
gerente del Fondo Monetario Internacional, Dominque Strauss-Kahn, quien
previamente se había reunido con el ministro de Economía, Martín Lousteau, y con
el titular del Banco Central, Martín Redrado, vaya uno a saber para qué, ya que
horas antes, Cristina había tratado de forma muy despectiva al FMI en su
discurso de asunción.
Como vemos, más allá de ser fructífero o no, su
primer día como primera mandataria transcurrió sin sobresaltos.
El miércoles partió hacia Berazategui, donde
siguiendo con la misma política de su esposo de seguir haciendo campaña durante
el gobierno, inauguró un tramo de la ruta 2, para luego recibir en la Casa
Rosada, al actor Antonio Banderas y su esposa... y parecería que aquí se terminó
la calma, porque luego comenzaron los inconvenientes, las declaraciones de Hugo Moyano
—quien parece haber descubierto el plan del los Kirchner de querer
reemplazarlo en la comandancia de la CGT por Luis Barrionuevo, tal vez por que
saben que con Luisito es más fácil negociar—; las lamentables declaraciones de
Felisa Micelli, que cambió al supuesto hermano que supuestamente le prestó el
famoso dinero de la bolsa; los piqueteros, que ya le empezaron a reclamar,
Raúl Castells quien, para no perder la costumbre ya amenazó a los supermercados
teniendo en cuenta la proximidad de las fiesta de fin de año, pero lo realmente
grave, no fueron todos estos lamentables hechos tercermundistas, sino el affaire
del “valijagate”.
No es intención en esta nota analizar el hecho en sí,
ya que en este mismo sitio se ha realizado en forma impecable y extensa y sería
imposible aportar algún dato nuevo, pero sí la reacción del gobierno, que fue
realmente patética.
Es inconcebible querer hacerle creer a la opinión
pública que el caso de la valija haya sido perpetrado por EE UU., con el
agravante de hacer declaraciones como “operaciones basura” por parte de Gobierno
de Washington, cuando todo el mundo sabe que el avión fue rentado por
funcionarios argentinos y en él viajaban esos mismos funcionarios argentinos con
venezolanos chavistas.
El caso es realmente serio, ya que la Justicia
estadounidense no funciona como la de los países latinoamericanos, donde
depende del gobierno de turno, salvo raras excepciones...
La realidad es que Cristina todavía no dio su primer
paso firme y ya está tambaleando, y todos estos inconvenientes en su primera
semana de gestión motivaron a numerosos miembros del Frente Para la Victoria
a
decir: “Néstor, por favor, volvé”.
Pablo Dócimo