Más allá de no haber mostrado ningún cambio o
profundización de algún cambio, según lo prometido en su campaña presidencial,
todo parece indicar que el matrimonio presidencial deberá afrontar esta segunda
parte de su gestión tratando de aclarar el escándalo de la valija venezolana o,
por lo menos, dedicarle más atención de lo esperado.
Tal vez sería algo prematuro aseverar que el gobierno
de Cristina es una lógica continuación de los cuatro años y medio de gestión de
Néstor, pero los primeros pasos de la Presidente parecen indicar eso.
Reuniones inútiles con artistas o funcionarios que
cumplen sólo un mero trámite burocrático, como las visitas del actor Antonio
Banderas o el titular del FMI, la presencia en actos del orden municipal
de pequeña envergadura, como la inauguración de un mísero tramo de la Ruta 2,
siguiendo la misma actitud de su esposo y aprovechar cualquier palco improvisado
para vociferar discursos de barricada, como si permanentemente estaría en
campaña, la presión al Congreso Nacional para sancionar nuevamente la Ley de
emergencia económica y la misma política demagógica y arbitraria respecto a los
Derechos Humanos fueron las primeras muestras de la capacidad política de la
¿Dra.? Fernández de Kirchner.
Pero el premio mayor, en cuanto a las coincidencias
con su esposo, fue la actitud frente a la detención en EEUU de los venezolanos
involucrados en el caso de la valija.
No bien se conoció la noticia de las detenciones en
Miami, Cristina no tuvo mejor idea que acusar a EEUU. de montar una “operación
basura” en contra de ella y lo consideró como una intromisión en la política
regional, pero lo más gracioso —o lamentable, depende desde donde se lo mire—
fue cuando aseguró que con este hecho se pretendía manchar tanto la imagen de
Hugo Chávez como la del Gobierno argentino. Sería más que ridículo pensar eso, ya que
si esa hubiese sido la intención de Washington, hubiesen hecho la “operación
basura” antes de las elecciones del 28 de octubre o del referéndum en Venezuela,
o sea que esa hipótesis que existe sólo en la mentalidad de algún “ingenuo” la
debemos descartar.
Por lo tanto, esto se puede tomar de dos formas; la
primera sería pensar que la Presidente no tiene la menor idea de cómo funcionan
las instituciones en un país como los EEUU, ya que debido a su mentalidad
tercermundista, tal vez piense que en los países serios las cosas, y en especial
la justicia, funcionan como en Latinoamérica.
La segunda, que seguramente es la correcta, es tratar
de “invertir la carga de la prueba”. Esto dicho en otras palabras significa
tratar de pasar a ser victima, en lugar de victimario.
Claro que debe ser realmente difícil para una persona
—en realidad dos, Cristina y Néstor— con la mentalidad soberbia y autoritaria
que poseen y acostumbrados a manejar todo —incluso la justicia— a su antojo
tener que agachar la cabeza.
Un punto interesante en el que coincidieron tanto
funcionarios del Frente Para la Victoria como los venezolanos, es en afirmar que
EEUU pretende sacar un rédito político con este affaire. Ahora bien,
suponiendo que así fuese, ¿Qué tiene de malo o ilógico? ¿A quién se le puede
ocurrir no sacar rédito político de semejante error grotesco de su enemigo? ¿Qué
haría Chávez si la situación hubiese sido a la inversa, no sacaría rédito
político? De todas formas, el delito lo cometieron... pero realmente sacarán
rédito político cuando se conozca el verdadero origen y destino del dinero; es
muy ingenuo creer que fuese un aporte de Venezuela para la campaña electoral,
que aunque parezca mentira, es el menor de los males... ¿No será producto de
algunos negociados entre ambos gobiernos? Ya que no sería nada descabellado
pensar que los 800.000 dólares fuesen unan “atención” de Chávez para con
Kirchner por la cuantiosa cantidad de dinero ganado gracias a la venta de bonos.
No nos olvidemos que para pagarle al FMI, que cobra un interés anual menor al 6%
el Estado Argentino le vendió a Venezuela Bonos con intereses a pagar superiores
al 10% anual... ¿Dónde está el negocio?
Pero es realmente ridículo poder pensar que con
esas declaraciones podrá intimidar nada menos que a la primera potencia del
mundo, cuando no lo pudo hacer ni si quiera con Uruguay. Es tan ridículo como
hacerle creer a la opinión pública que ese viaje rentado por los mismos
funcionarios que estaban el avión fue un invento de la CIA.
Tan ridículo como desconocer que Chávez financia en
toda Latinoamérica grupos de izquierda con desvíos de fondos de PDVSA. Pero lo
más ridículo, es esperar que deporten a los detenidos a nuestro país; esto ya
raya con la estupidez o con la hipocresía más profunda.
¿Cómo los EE UU van a extraditar a nuestro país o a Venezuela
—que para el caso es lo mismo— a los responsables? En primer lugar, Antonini
Wilson no sólo estuvo aquí y la justicia no hizo absolutamente nada, sino que
además las autoridades venezolanas lo ayudaron a abandonar el país en menos de
48 hs. para evitar tener cualquier tipo de inconveniente.
El segundo punto es que los norteamericanos saben
perfectamente cómo funcionan aquí las cosas... y como ejemplo podemos citar los
casos IBM- Banco Nación, el caso de las ventas de armas, la mafia del oro o los
atentados a la Embajada de Israel y la AMIA sólo por nombrar algunos...
Néstor Kirchner eligió ser aliado de Chávez y eso
tiene sus riesgos... el viejo refrán dice: “Dime con quien andas y te diré quien
eres” y si alguien se junta con delincuentes, lo más factible es que en algún
momento se vea involucrado en un acto delictivo.
Todo parece indicar que esta es la situación.
Pablo Dócimo