Existen dos formas de realizar un balance de lo hecho
por la administración Kirchner durante 2007. La primera es ideológica o teórica,
donde se puede opinar a favor o en contra o si tal o cual medida está bien o
está mal. La segunda es la basada en la práctica; esta, seguramente, será más
objetiva, ya que sencillamente se extrae de datos palpables.
Por lo tanto, basaremos este informe sólo en hechos
reales y concretos, para llegar a un resultado veraz, lo más acorde a la
realidad.
Todos los gobiernos, cuando asumen, se deben abocar a
tres frentes: el económico, el político y el social, y es necesario avanzar
sobre ellos de una manera equilibrada y equitativa; ya que, si se hace énfasis
sólo en alguna de éstas tres facetas, al mediano o largo plazo se producirá un
desequilibrio que traerá como consecuencia cierta "desestabilidad" sobre la o las
que no se haya avanzado.
Analicemos pues, punto por punto comenzando por el plano
económico. Sin dudas, este es el campo donde mejor le fue al Frente Para la
Victoria, ya que los números hablan por sí solos.
Todos los índices, ya sea de producción, consumo,
importación o desocupación, han mejorado notablemente. Esto —ya no es ningún
secreto para nadie— producto de una situación externa muy favorable y gracias a
un dólar sobrevaluado, lo que permite al Estado recaudar a través de las
retenciones. En este sentido, tanto Néstor Kirchner, como la actual Presidente,
han decidido, desde un primer momento, “hacer la plancha” y poner el piloto
automático, para seguir con este “supuesto” plan económico heredado por su
creador, Eduardo Duhalde.
En teoría, el resultado es positivo, pero la realidad
indica otra cosa, ya que el desarrollo económico generó una inflación que nadie
deseaba y no se tuvo la capacidad de solucionarla, tomando medidas realmente
infantiles, como el congelamiento de precios, acuerdos con productores y supermercadistas
—que más que acuerdos son extorsiones— la desastrosa
intervención del INDEC y una cantidad de subsidios indiscriminados, como por
ejemplo al transporte.
En el plano político, en cierta manera también —en
teoría— el balance fue positivo, ya que el FPV logró ganar las elecciones
presidenciales del 28 de octubre.
En la práctica debemos decir que el resultado es
realmente negativo, debido a que estallaron varios casos de corrupción (Skanska,
Micelli, Picolotti, Garré y el más comprometedor, el affaire del
“valijagate”). A esto debemos sumar la denuncia de usurpación de título de
abogada de Cristina Fernández de Kirchner, la falta de respuesta por los fondos
de Santa Cruz, la presión al Congreso Nacional para votar la reforma del Consejo
de la Magistratura, la Ley de los DNU, los superpoderes y nuevamente la sanción
de la Ley de emergencia Económica.
Un párrafo aparte merece el bochornoso fraude en las
elecciones presidenciales, evidenciando todo un “aparato” de corrupción jamás
visto, por lo menos desde 1983 a la fecha.
Dentro del campo político debemos incluir la falta de
diálogo y negación de acercamiento con varios sectores, como la Iglesia, las FFAA, productores agropecuarios y, en especial, la oposición y el periodismo.
También debemos sumar —siempre en la práctica— como
resultados negativos, el conflicto con Uruguay, las malas relaciones exteriores,
la falta de inversiones —que en realidad es un problema económico derivado de lo
político— y el desacierto de alinearse con Hugo Chávez y “prestarle” nuestro país
para sus actos “anti imperialistas”, aunque algunos, la decisión de “ser amigos”
del dictadorzuelo venezolano —esto último lo deberíamos tomar como teórico— lo
vean como positivo.
Finalmente, en lo social, también teóricamente se
avanzó, pero en la práctica, es todo lo contrario; veamos:
Sólo se avanzó en políticas de Derechos Humanos, pero la
realidad nos dice que lo único que se hizo, en este sentido, fue reivindicar el
accionar de terroristas de la década de los ’70.
En cuanto a la salud, educación y seguridad, los
índices crecieron alarmantemente de forma negativa. Otro punto que no se pudo
solucionar fueron las protestas, cortes de calles y tomas de colegios,
facultades u organismos oficiales, permitiendo una acción descontrolada y
violenta a cuanta organización social, sindical, estudiantil o piquetera se le
ocurra realizarla, sin adoptar, en ningún caso ningún tipo de medidas y mucho
menos una solución.
Además, como resultado de una falta total de políticas
sociales, se agrandó más aún la brecha entre ricos y pobres.
Concluyendo
No incluiremos en este balance la cantidad de promesas
incumplidas, como por ejemplo las construcciones de viviendas, los préstamos
para inquilinos, la creación de 700 escuelas, la quita de las retenciones, la
reforma del sistema de coparticipación o las mentiras del anuncio del “tren de
alta velocidad”, del anuncio del gasoducto “Caracas – Buenos Aires” o de la
fabricación de 8 buques petroleros a Venezuela en el astillero Río Santiago.
Pero sí debemos destacar un punto fundamental, donde
se conjugan perfectamente lo económico con lo político y lo social, que es el
crecimiento del endeudamiento público.
Esto demuestra, de forma real y concreta, el saldo
negativo del gobierno de Néstor Kirchner, ya que la deuda externa, en este
último año, creció aproximadamente en 10.000 millones de dólares, con el
agravante de haberle vendido Bonos a Chávez a un interés usurario de más del 10%
anual (¿tendrá algo que ver este negociado con el dinero de la valija?).
Dicho en otras palabras, si en la práctica, la economía
funcionaría bien, no debería crecer la deuda externa. Esto debería ser, siempre
en la práctica, producto de decisiones políticas correctas y acertadas, para
luego poder desarrollar inversiones en infraestructura y políticas sociales
adecuadas.
Como dijimos antes, se debe avanzar en forma equilibrada
y equitativa en los tres frentes, el político, el económico y el social, y este
parecería ser el principal problema de los Kirchner; por esa razón, en
teoría el balance parece arrojar un resultado positivo, pero en la práctica, es todo lo
contrario.
Pablo Dócimo