Los jueces federales Pablo Yadarola, Carlos Mahiques, Julián Ercolini y Pablo Cayssials aceptaron dádivas de un grupo empresario (Clarín). No se sabe a cambio de qué favores. Viajaron al lujoso predio que el magnate británico Joe Lewis, posee en Lago Escondido en octubre pasado.
También fue invitado el Ministro de Seguridad de Ciudad de Buenos Aires, Marcelo D´Alesandro, otro invitado de lujo de Pablo Casey, director de Asuntos Legales e Institucionales de Telecom y Jorge Rendo, director de asuntos exteriores de Clarín. Tampoco se sabe a cambio de qué.
Del fin de semana de descanso también participaron el ex agente de inteligencia Leo Bergroth; el asesor de campañas electorales y bolsero de publicidad Tomás Reinke, Juan Bautista Mahiques, jefe de los fiscales porteños y Julián Leunda recientemente designado jefe de asesores de la Presidencia de la Nación. Jueces federales, funcionarios, fiscales y espías en un viaje pagado por el grupo mediático más poderoso del país, favorecido en algunos fallos por esos mismos jueces, es una postal de la degradación institucional de la Argentina.
Y esto no es todo. La vergonzante historia se conoció, en principio, por la publicación de una nota en Página/12. Pero la difusión de audios y chats entre los miembros del grupo tramando estrategias para ocultar el viaje, anunciando operar a periodistas y amenazando con castigar al titular de la Policía de Seguridad Aeroportuaria en una web, y luego en dos medios digitales, potenció el escándalo. Entre otras cosas planteaban hacer facturas truchas, convencer a periodistas de silenciar el tema y llevar la investigación de la fiscal de Bariloche a Comodoro Py para neutralizarla.
Los audios y chats se obtuvieron de manera ilegal y eso es claramente condenable y merece una investigación rigurosa, pero de ninguna manera se puede obviar la verdad de los hechos (el viaje pagado por el grupo empresario), aunque la verdad de los hechos hace más de una década que en Argentina dejó de ser relevante. La victimización de los viajeros con ese argumento ofende la inteligencia. Primero deberían explicar por qué viajaron, a cambió de qué favores y para qué. Hasta ahora, salvo D´Alesandro en dos o tres monólogos radiales, no hubo explicaciones. Los cuatro jueces mantienen un oprobioso silencio.
El Presidende de la Corte Suprema de Santa Fe, Daniel Erbetta fue, hasta la publicación de esta nota, el único referente del Poder Judicial que se manifestó espantado por lo ocurrido. Pidió que avance la investigación por dádivas y que el Consejo de la Magistratura abra los sumarios correspondientes. Una expresión de deseo si se tiene en cuenta que ese organismo, que tiene 1200 empleados, nunca sirvió para adecentar el Poder Judicial.
Por cierto con gran responsabilidad de la dirigencia política de todos los partidos. ¿Será que no hay más jueces que quieran despegarse del lodo? ¿O el maridaje entre el poder económico, los espías y funcionarios no les cae tan mal?