Gabriela Cerruti recorrió la semana pasada la Casa Rosada, junto con la ministra de Igualdad de España, Irene Montero. Lo que estaba destinado a ser un paseo formal terminó en escándalo. La portavoz presidencial, que hacía de improvisada guía turística, describió la vista imponente que tenían desde los balcones hacia la histórica Plaza de Mayo, se detuvo primero en la fuente (donde mojaron sus “patas” los militantes que pedían por Perón en el 45) y luego al hacer referencia a las piedras que están cerca del mástil, señaló: “ahí la derecha puso esas piedras por los muertos del Covid”. La frase generó una inmediata reacción de repudio en redes sociales y en todo el arco opositor: por falsa, por desafortunada, y por agraviante hacia la memoria de los muertos por la pandemia y sus familiares o amigos quienes, en muchos casos, no pudieron despedirlos. Esta semana la cifra de fallecidos llegó a 130 mil en Argentina. Horas después, la periodista hizo un pobre pedido de disculpas vía Twitter, pero el daño estaba hecho. Se quejó del intenso uso político de su barrabasada: aunque cierto, eso está lejos de justificarla, más bien la explica. Las piedras también pueden verse como una suerte de postal del nivel paupérrimo del debate público en el país.
“Lamento profundamente si algún familiar de víctimas del Covid que ha homenajeado a sus seres queridos dejando simbólicamente piedras, se sintió ofendido por mis palabras. Les pido sinceras disculpas y reitero mi respeto y acompañamiento al dolor y al duelo”, posteó la funcionaria desde Europa donde se encuentra de gira junto con Alberto Fernández. “Cometí un error al querer señalar el uso político del dolor y la muerte que hicieron y siguen haciendo algunos sectores”, agregó. La palabra perdón la hubiese ayudado con mayor precisión. Lo notable del incidente es que el video fue publicado por la propia Cerruti que, como parte de la dirigencia del Frente de Todos, construye su discurso sobre un relato en espejo con parte de la oposición: nosotros somos los buenos y los otros son horribles y, todo lo que hacen es para hacernos daño (hasta poner piedras recordando a los muertos).
Entre los sinceros repudios al agravio, se colaron las voces de la política y el periodismo más berreta, dedicadas a cosechar algo en este nuevo capítulo de “La Grieta forever”. Y allí aparecieron los que hablaron de los 130 mil muertos “por la corrupción” y el “pésimo manejo del gobierno que generó una tragedia”. Cómo privarse de hacer goles cuando no hay arquero. Lo concreto es que más allá del repudiable “vacunatorio vip” y la bochornosa fiesta de la primera dama, donde estuvo el Presidente en plena cuarentena (un punto de quiebre en su relación con gran parte de la población), el manejo de la pandemia en el país está lejos de estar entre los peores. Y si bien serán los ciudadanos los que, como siempre, emitirán su veredicto sobre la gestión, es irrefutable que a nadie le faltó un respirador y que el sistema público soportó la crisis, en gran medida gracias a los pauperizados profesionales de la salud.
El diario Clarín publicó una encuesta con la firma de su especialista en sondeos políticos: “Previsible, por la gravedad de sus dichos, pero igual contundente, una nueva encuesta preguntó por el rol de la portavoz presidencial Gabriela Cerruti y le fue pésimo. Se trata de un estudio de la consultora Management & Fit al que accedió Clarín este sábado. ¿El dato más fuerte? El 65,3% de los entrevistado asegura que «debería renunciar»”. Previsible y contundente.
Uno de mis pasajes preferidos del nuevo testamento es el que relata San Juan (8.25), y habla de las piedras. Dice el evangelista que Jesús se encontraba enseñando en el templo cuando “los escribas y fariseos” llevaron a su presencia, entre empujones e insultos, a una mujer “sorprendida en adulterio”. Le dijeron que la Ley de Moisés mandaba a “apedrear a estas mujeres”. Y lo apuraron, según relata San Juan, para ponerlo a prueba: “que dices”. Jesús se agachó y comenzó a escribir en la tierra (mi flaca fe se maravilla ante ese gesto misterioso y poético) sin decir palabra. Cuando le insistieron dijo: «El que de vosotros no tenga pecado que le arroje la primera piedra» y siguió escribiendo. Cuenta San Juan que todos se fueron, “comenzando por los más ancianos”.
Hay piedras para recordar y piedras para olvidar.